Salió el sol y te quitaron el alma
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de unas manos hambrientas de futuro un día de vendimia.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de unas manos hambrientas de futuro un día de vendimia.
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Los muertos no se olvidan, siempre viven en el corazón de los justos. Los asesinados, arrancados de las entrañas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste una luna llena en una noche con pétalos de amor sobre tu cama.
A veces, demasiadas veces, caminamos tan deprisa que apenas sabemos nada de nadie y hasta llegamos a perder la sombra
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo lo dejé olvidado en alguna esquina y no corre cuando te escucho.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Los muertos no se olvidan, siempre viven en el corazón de los justos. Los asesinados, arrancados de las entrañas de
Los muertos no se olvidan, siempre viven en el corazón de los justos. Los asesinados, arrancados de las entrañas de una familia, mucho menos.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Es primero de año y nada cambia, todo sigue igual en aquel horizonte que todos vemos pero nadie toca. Seguimos en la misma avenida, donde los árboles expulsan a los pájaros.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
En tus ojos no veo nada y eso me asusta. Bajo las escaleras y la calle no saluda, ninguna mirada que diga algo hermoso de este amanecer que nos abriga.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Tengo el alma en un puño y el corazón en otro. Supongo que así se sentirá la mayoría de los humanos, al menos en esta parte de la Tierra donde crecen las margaritas y se anegan los cementerios.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Cuando el otoño remolonea más de lo necesario y las hojas se caen de puro aburrimiento, quiero salir a la calle y evitar ser presa fácil de los francotiradores. Porque el día a día se ha convertido en un milagro a punto de derretirse, el premio por encontrar una mota de verdad bajo las piedras, tal vez la razón de seguir respirando detrás de las cortinas un poco de aire clandestino, algo que te diga “todo bien” bajo una lluvia de palabras envenenadas.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Un porrón de años como periodista y nunca me parecieron muchos. Ahora ejerzo de pescador de sombras y buscavidas vehemente. Cada vez miro menos hacia atrás porque tropecé demasiadas veces en la piedra que siempre tengo delante. Detesto a los abraza-farolas, aunque añoro que me abracen. Soy amigo de todos y mucho más de los…
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
En El Correo de Andalucía he hecho de casi todo, como siempre ha de hacer un aprendiz de periodista, monaguillo de la pluma y los andurriales: meterme en el barro hasta las trancas, una crónica de sucesos con dos ahorcados en un mismo día, una entrevista a un futbolista fondón y trolero, una crónica rociera…
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
En Tenerife encontraron muertos a un matrimonio y a sus dos hijas pequeñas. También estaba muerto el perrito. Fue un crimen pactado, casi como un ritual, con carta e instrucciones “para un después”, aseguran las autoridades. Cuatro personas y un perrito que ya no están. Se fueron.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Le vi un día de hace mucho: lucía peleón un ?equillo Paul McCartney, la frente patricia y esa peculiar nariz de águila desa?ante. Deambulaba por los pasillos del colegio con las prisas de un arcabucero en el fragor de una batalla de la Guerra de los Cien Años.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
“¿En quién confía usted? En la gente que come cuando tiene hambre, supongo”. Es una pregunta que se le puede hacer a cualquier ciudadano de cualquier parte del mundo, esa persona de corazón sano y sonrisa despierta que piensa que el mundo está así porque así debe ser. Sin más pespuntes. ¿Por qué cambiar lo que va como tiene que ir aunque vaya yendo arrastrando el trasero por el asfalto?
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Un amigo es alguien que cuando no está se siente. Un amigo es una sonrisa en medio del invierno, una palabra bajo el viento, un golpe abrupto en medio de un desierto lleno de noches, donde la nada vive y la oscuridad reina. Un amigo es el que agarra tu soledad de la mano y ve el sol de frente. Un amigo es una mirada, esa estrella invisible que te golpea y no duele.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
En España, los burros no vuelan aunque conozco a gente que sí podría hacerlo. O parecerlo. O simularlo. O imponerlo. En España, el sol no calienta espaldas de seda, pero revienta los cuerpos que nacieron en la oscuridad de la noche y se consumen, minuto a minuto, bajo el yugo despiadado del olvido. En España raptaron al hombre de la calle y lo ataron a una noria que siempre da vueltas sobre su propio destino.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Veo horrorizado cómo los cuerpos de cientos de jóvenes palestinos (¿terroristas?) caen como muñecos de trapo y se esparcen malheridos sobre los áridos campos de Judea, en una lucha desigual contra un gigante que tiene casi todo menos corazón. Piedras contra balas. Gritos contra obuses. Libertad contra represión. Vida contra muerte.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
España envejece, han dicho. En realidad, hace mucho tiempo que se está descascarillando como la cal seca que cae de las paredes de los pueblos que un día dibujó Serrat. Envejece a puro bostezo, harta de gritar por la igualdad que un día le contaron y esperar sueños de Justicia donde solo encuentra socavones con sangre.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Cada palada de ira, cada golpe de gatillo, cada soplo de vida cortado para siempre, nos produce un dolor tan fuerte como el estallido de una ola en plena noche. Nadie puede matar en nombre de nadie. Eso es mentira: matan en nombre de ellos mismos, en nombre de su ambición, de su codicia. De sus miedos.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
“¿Un orinal? ¿Llamas un orinal al sudor y la sangre de tu padre?” Esta es una de las cientos de frases disparatadas del genial libro La conjura de los necios, que me trae el recuerdo de lo que pasa en España y el sainete que acontece en Cataluña, que nos despertó de la siesta. Me reiría de ello si no fueran tan graves las consecuencias de la desembocadura esperpéntica de tamaño dislate.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Si una persona miente o engaña a otra persona tira por la borda uno de los bienes más preciados que pueda poseer: la confianza. Si un político miente o engaña al ciudadano, no solo mina su confianza: es un traidor capaz de todo y le importa el suspiro de una hormiga los intereses de su pueblo.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
La vida, tu mundo, esa luz que centellea y a veces truena, se puede apagar en un segundo. Y luego adiós: una oscuridad viscosa y negra que no respira, que está y deja que el tiempo apenas tenga nada. ¿De qué te sirvieron las riquezas, los desvelos por defender tu castillo de cristal si solo eres un hombre?
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Los refugiados que llegan a nuestras costas huelen a humedad y a miedo. La mayoría tiene hambre y sed pero sus ojos y sus manos buscan desesperadamente asirse al gran tesoro que todos soñaron: la vida.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
Se llaman Antonio Pampliega, Ángel Sastre y José Manuel López. Son periodistas. No pertenecen a ninguna empresa. Son autónomos, según el término laboral al uso de España; “freelance”, que así llaman en el término inglés a los periodistas que trabajan por su cuenta. Es decir, cobran por trabajo publicado; si no publican, aunque ellos envíen el trabajo, no cobran. Antonio Pampliega, Ángel Sastre y José Manuel López, periodistas, llevan casi medio mes desaparecidos en Siria. Los expertos piensan que han sido secuestrados.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo
La gente tirana que nos gobierna previene a la ciudadanía de los partidos nuevos que hablan de igualdad social y en su agenda, por encima de todo, priorizan la palabra PERSONA: “Cuidado con la izquierda radicalizada, ellos traen el caos”. Como si el hombre que cruza tu calle cada día viviera inmune a todo lo que le rodea, como si sobrevivir fuera un concepto perdido en las tinieblas de la biblioteca de los libros censurados.
En esta tierra de todos unos pocos quieren que sea de nadie. Prefieren la seda cortesana a las ampollas de
Nunca supiste el valor de una sonrisa ni sentiste el corazón de otra persona dentro de un abrazo. Nunca dibujaste
Hoy puedo sentarme y mientras te miro a los ojos quiero pedirte que me cuentes, háblame despacio pues el tiempo