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El Butacón del Garci - página 2

El periodismo tiene tantas cosas que decir que nunca calla

El periodista debe andar en la trinchera de los débiles y los que más necesitan. Un periodista no es ningún miembro de una ONG, pero anda ojo avizor para denunciar la injusticia. El periodista que se sienta en la mesa del fuerte, divierte con su ingenio floral al poderoso y se hace el sordo frente a una multitud que sufre bajo el mantel de vanidades; ese no es periodista.

Los silencios de los dictadores

Los mejores silencios son los que no dicen nada, los que pierden el color y quedan suspendidos en el infinito. Los silencios ruidosos, los que quedan en penumbra, huelen a muerte. Las dictaduras preferían los silencios ruidosos, los silencios de la noche con luces de linternas, ruidos de motor de coche y golpes en la puerta de tu casa. Esos silencios mataban y luego desaparecían.

¿Darás tu mano a quién te muerde las entrañas?

¿A quién votarás? ¿Al que te sonríe y engaña?, ¿Al que te roba y esconde la mano?, ¿Al que te dice que mañana será un gran día y luego no es mañana, porque todo sigue igual y tú sigues en la misma parada esperando a un autobús que nunca llega?

Tu voz la escucha mucha gente

Un nuevo terremoto sacudió Nepal y en la otra parte de la Tierra nos quedamos quietos por un segundo, por un segundo una sensación desagradable nos arañó las tripas. En ese tiempo, pensamos, la muerte se hizo cargo del futuro de miles de personas. La muerte selló de golpe la pared de mucha gente.

El hombre que dejó de mirarse

Ponte, amigo, en la piel de un hombre o una mujer, en la banda de los 30 años o 60, que están en paro y no tienen cobertura económica, seguro que, si lo haces de veras, tendrás el sentimiento estremecedor de alguien que vive cada instante a escasos centímetros del abismo. Que estás a punto de caerte. Un día sí y el otro también. Pero puede que no haya otro día.

Canto de una sociedad enferma

Casi novecientas personas (hombres, mujeres, niños, ancianos…) desaparecieron en las aguas del Mediterráneo, un mar que en una orilla destila alegría, progreso y futuro y en la orilla contraria vomita desesperación, miedo y no conoce mañanas.

Me acuerdo de ti, cura Javierre

Creo que no lo he dicho nunca pero José María Javierre, ex director de El Correo de Andalucía y uno de los intelectuales más preparados que conocí, ha sido de las personas más importantes de mi vida, a todos los niveles: en lo personal y en lo profesional. Os voy a hacer otra segunda dolorosa confesión: el cura Javierre se fue al otro barrio (murió en el invierno de 2009) sin que supiera la enorme devoción que yo sentía hacia su mágica persona. Y bien que me pesa, aunque me queda el consuelo de que el buen cura tendría cosas mucho más importantes que hacer que devanarse los sesos con mi olvido.

Donde los ladrones triunfan

La corrupción chorrea tanta vergüenza que este país, España, se ha quedado bloqueado en mitad del camino: no sabe si seguir en la cuesta arriba de la lucha por no caer para siempre en la cuneta o lanzar una mirada al viento y dejar que el viento nos cubra de ceniza.

Entre José y Juan, mi abuelo y mi padre

Cuando era chico mi padre me llevó a ver el monumento de Joselito en Gelves. Una vez delante del torero, sentí un nudo en el estómago o puede que en la garganta, no sé, la piel se me puso de gallina, lo recuerdo muy bien y no era por el frío, porque estábamos en junio y el calor comenzaba a sacudir las macetas.

Está pasando en el país-del-nunca-pasa-nada

A este país del nunca-pasa-nada le están prendiendo fuego y, fiel a su tradición de pueblo sencillo y tranquilo, sus habitantes se preparan para pasar unas Navidades en Paz y como buenamente puede. Al país del nunca-pasa-nada le roban, le estafan, le expulsan más allá de la frontera y nadie dice nada. Suenan los campanilleros.

Roldán, el hombre roto

Leí este último domingo la entrevista a un hombre roto, un hombre derrotado: Luis Roldán. Confieso que me conmovió el reportaje del admirado JJ. Millás sobre el ex hombre fuerte de la Guardia Civil. Roldán, uno de los tristes protagonistas de la década de finales de los ochenta y mitad de los noventa, que cuenta sus desventuras, sus achaques, su vida de averías y bombillas rotas; el pasado de un hombre que quiso llegar de manera descosida a un mundo mejor y se estampó de bruces con una realidad herida que disparaba a dar y necesitaba de un tonto útil.

España quiere hechos

En este mundo de sueños quemados, el hombre siempre se guarda un trozo mínimo de esperanza en el bolsillo. Por si la cosa cambia, por si en el último momento llega un brazo salvador que evite que caigas en el más profundo de los abismos, por si al final llega un milagro desde algún lugar del Universo y hace de estas piedras un buen pan y del arroyo contaminado salten los mejores peces del mundo.

El Correo de Andalucía

Yo estuve en El Correo de Andalucía y me llené las botas de barro y también las manos. Fue una época donde el periodismo olía a tinta y llegabas a la Redacción llevando la camisa empapada con la alegría y la tragedia de la calle.

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