Se llaman Antonio Pampliega, Ángel Sastre y José Manuel López. Son periodistas. No pertenecen a ninguna empresa. Son autónomos, según el término laboral al uso de España; “freelance”, que así llaman en el término inglés a los periodistas que trabajan por su cuenta. Es decir, cobran por trabajo publicado; si no publican, aunque ellos envíen el trabajo, no cobran. Antonio Pampliega, Ángel Sastre y José Manuel López, periodistas, llevan casi medio mes desaparecidos en Siria. Los expertos piensan que han sido secuestrados.
La vida de estos tres peridistas nunca fue fácil. Pero estos tres compañeros tenían, tienen, en el corazón un objetivo: la noticia. El reportaje. Dibujar el lado bueno de los hombres en el lugar más espinoso; y también el lado oscuro. Ellos aman su profesión por encima de todas las cosas, por encima, incluso, de sus vidas. Porque para Antonio, Ángel y José Manuel, lo más importante son los demás: que el mundo conozca de primera mano, sin intermediarios, que hay mucha gente que sufre. La generosidad es otra de las cualidades que adorna los corazones de Antonio, Ángel y José Manuel. Tres periodistas.
Para llegar a las profundidades de la noticia eran, son, capaces de meter sus almas en un avispero, donde por tu cabeza silban balas que matan y a pocos metros las bombas arrasan cualquier brizna de aire. De repente, estos tres periodistas desaparecieron y se quedaron sin luz.
Hace unas cuantas fechas, Antonio utilizaba las redes para emitir una queja/denuncia a la Asociación de la Prensa de Madrid (con copia a la FAPE). Preguntaba que qué les parecía que los medios nacionales de este país hipócrita pagasen a un reportero de guerra 35 euros por crónica (publicada). Porque eso es lo que suelen pagar los medios a los periodistas que no tienen nómina en aquellos lugares donde la vida cuesta menos que un paquete de cigarrillos. La respuesta del social media de la @aprensamadrid fue tan lacónica como indigna: “Nos parece muy mal. Saludos”.
Hoy, mientras muchos de vosotros debatís los últimos flecos de unas merecidas vacaciones, tres periodistas malviven a oscuras en algún sótano húmedo de Siria. Allí están desaparecidos. Pero aquí también les apagaron las luces.
Lorena Padilla