Campeón del mundo “por los pelos”

Ramiro Fernández es el peluquero de la selección española de fútbol desde hace casi dos décadas. Nunca ha marcado un gol pero puedo presumir de haber estado en cuatro Mundiales y tres Eurocopas. 360gradospress.com te desgrana quién es este asturiano y cómo llegó a cortarle el pelo a los campeones del mundo.

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Lo suyo no son los goles, de hecho jamás llegó a jugar en un equipo, pero puede presumir de haber estado en cuatro Mundiales y tres Eurocopas. De niño nunca se calzó unas botas de tacos ni conoció el barro de los campos de fútbol porque desde muy joven le tocó trabajar. Con quince años correteaba por el puerto de El Musel, en Gijón, buscando clientes. Al fútbol llegó de mayor, como un aficionado más, y ahora reconoce abiertamente que es su gran pasión. No hace falta que lo diga, basta con ver su cartera. En ella guarda los carnés de abonado de diez clubes, todos de su Asturias natal.

Nació en mayo de 1943 en Nembra, un pequeño pueblo del concejo de Aller, el mismo que hace poco más de dos años le nombró Hijo Predilecto. Ramiro Fernández es el menor de siete hermanos de una familia minera y, desde hace casi dos décadas, el peluquero de la selección española de fútbol. Si alguien espera algún secreto inconfensable de un jugador puede empezar a leer otro reportaje de este semanario. De la boca de Ramiro no sale nada que haya escuchado de sus clientes y eso que los sillones de su salón de peluquería invitan a uno a abrir el corazón. La discreción es una de sus señas de identidad. Pocos defectos tiene este peluquero que trata a los futbolistas como si fueran sus hijos. Sobre la mesa de su despacho se apilan, perfectamente ordenadas, decenas de cartas de felicitación por sus cumpleaños o para animarles si alguno tiene una lesión o está pasando un mal momento deportivo. “Cuando las cosas van bien no hace falta decirles nada pero si están atravesando un bache, ¿quién no agradece unas líneas de apoyo?”, explica Ramiro. “No hay que olvidar que son chavales que en la mayoría de los casos no tienen ni veinticinco años”. En una esquina tiene listos unos pequeños paquetes que contienen productos para el cabello que le reclaman los jugadores más coquetos.

Pero… ¿cuándo empezó el idilio de Ramiro y la selección española? Hay que remontarse a la época de Javier Clemente como seleccionador. El equipo español estaba concentrado en el Hotel de la Reconquista de Oviedo, a escasos dos minutos andando de la peluquería de Ramiro. De aquella jugaban los asturianos Luis Enrique, entonces en el Real Madrid, y Abelardo, en el Fútbol Club Barcelona. Ambos conocían a Ramiro y animaron a sus compañeros de equipo a ir a cortarse el pelo. Todos volvieron al hotel como pinceles y encantados de la vida. Entrar en el salón de Ramiro es toda una experiencia. A Javier Clemente le pudo la curiosidad y les preguntó quién era ese peluquero que había animado el tedio de la concentración. Al día siguiente, el técnico de Barakaldo ya conocía a Ramiro y lucía un cabello impecable. La selección española se fue de Oviedo y prosiguió su concentración en Puente Viesgo. 

Apenas diez días después de aquella anécdota Ramiro recibió una llamada telefónica en la que le preguntaban si podía ir a Santander a cortar el pelo. Desde ese día hasta hoy, Ramiro es el peluquero de la selección. Por sus manos han pasado todos los internacionales salvo uno, Iván Campo, que nunca se dejó cortar el pelo. “Recuerdo que una vez vino a verme con una foto y una camiseta suya dedicada en la que ponía: ‘A mi amigo Ramiro el peluquero. Y yo con estos pelos’”. Ese regalo se une a las más de doscientas camisetas que Ramiro guarda con mimo. Son las que le han ido regalando los jugadores, esos que cuando acudieron a Oviedo el año pasado a recoger el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes lo primero que hicieron fue preguntar por el peluquero antes que por los Príncipes o por cualquier otra personalidad. Ramiro es su amigo, su confesor, su asesor de imagen. “Buscan consejo pero también hay que escucharles porque no se trata de imponer nada a nadie. Esto me obliga a estar siempre a la última en tendencias”, confiesa.

La vida de Ramiro ha dado muchas vueltas. Quién le iba a decir a Candela cuando le dijo “hijo, eres tan ruinín que das un poco de pena” que ese chavalín ruinín que empezó trabajando desde muy niño iba a tener el prestigio que ha conseguido a base de trabajo y esfuerzo. Su primer oficio fue como ayudante de peluquero de su hermano, que emigró a Brasil cuando él solo tenía 15 años, y ahora es un referente dentro de la psicoestética. Quién le iba a decir a Candela que su hijo iba a ser el peluquero de la selección española de fútbol. Y qué orgulloso se tendría que sentir hoy Dionisio Fernández, el padre de Ramiro, minero de profesión que inculcó a su hijo tres virtudes: la humildad, la constancia y la capacidad de reflexión.

Ramiro llegó a Oviedo en 1966  y desde entonces esa ciudad es su casa. Tal es su arraigo que llegó a ser concejal de Cultura en la primera corporación municipal de la democracia y en más de una ocasión sonó para presidir el Real Oviedo, cargo que confiesa: “Me llegaron a ofrecer”. De su más de medio siglo de experiencia profesional guarda muchas vivencias pero sin duda pone en un aparte el día en que España ganó la Eurocopa y el pasado Mundial. En Sudáfrica estuvo diez días inolvidables y por su mente sigue pasando un día sí y otro también el gol de Iniesta, ese que cambió la historia del fútbol español, ese que pone colofón a la trayectoria profesional de Ramiro, el peluquero de la selección, el de los campeones del mundo.

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