Óscar Delgado
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¿Veremos más la tele? ¿Saldremos a comer? ¿Emprenderemos con naturalidad? ¿Los anuncios cambiarán? ¿Los escritores mutarán sus argumentos? ¿Las motos volverán a competir? ¿Los periodistas y medios de comunicación serán iguales? ¿Los padres y los hijos harán los mismos planes que antes? ¿Viajaremos más o menos? ¿Veremos una vacuna procedente de África?
En 360 Grados Press sondeamos a diferentes profesionales para conocer puntos de vista sobre qué nos espera después de superar la crisis sanitaria. La opinión de los expertos consultados apunta a un síntoma general de recuperación de la normalidad. Si bien, desde el prisma sanitario, “más que un día después será un momento después marcado por un periodo de adaptación a partir de las experiencias prácticas que como sociedad experimentemos”. En este sentido, Tomás López Peña, doctor responsable del área de salud internacional del Instituto Carlos III, lamenta “no poder ser optimista, vamos a seguir en esta vida basada en el antropocentrismo desde el cual el ser humano controla el planeta”, vaticina.
Con todo, confía mucho en Europa y en su “capacidad transversal para liderar un cambio en los diferentes ámbitos científicos”. En dicha línea, López Peña apunta al “necesario” cruce de la información por parte de los investigadores europeos: “Solo desde la colaboración la ciencia conseguirá avanzar hacia una nueva normalidad; porque a problemas globales como el de la Covid19, se requieren soluciones conjuntas y globales”.
Desafíos éticos
Unas decisiones globales que entrañarán, a juicio del responsable internacional del Instituto Carlos III, “desafíos éticos”. Por ejemplo, se pregunta: “¿Dónde vamos a poder realizar los ensayos clínicos para el desarrollo de una vacuna?”. Estos ensayos requieren de la participación de miles de pacientes y, tradicionalmente, siempre que ha habido que realizarlos se ha puesto el foco en África. Precisamente, ante el planteamiento de que más que estas pruebas se realicen en aquel continente exista la posibilidad real de que la vacuna contra la Covid19 que permita escenificar la nueva normalidad real llegue del ámbito africano, el especialista lo ve “complicado”. “No creo–subraya López Peña-, por muy avanzada que esté la sociedad científica en África, que la vacuna vaya a proceder de su continente”.
Por capacidad investigadora del continente africano para desarrollar una vacuna no será. Porque, desde hace tiempo, África alberga investigadores, sanitarios y científicos del más alto nivel. Y, sobre todo, una actitud. Una actitud frente a la amenaza que les hace ganadores de partida. Porque, desgraciadamente, en aquel continente conviven desde hace tiempo con la enfermedad y las situaciones de alarma.
África: más colaboración, menos egoísmo
Así nos lo subraya Irene Tato, de Amref Salud África, y consultora del sector sociosanitario: “Es evidente que su sociedad tiene una actitud y resiliencia mejores; no se asustan, porque están acostumbrados a sortear enfermedades; están habituados a que se les deje solos, no entran en pánico y son más colaborativos, las diferencias entre clases pueden limitar cierto acceso a la tecnología y a la información pero cooperan y conviven con más transparencia y más confianza, son bastante menos egoístas que Trump”.
“Lo único seguro –indica Tato-, a pesar de que muchos piensen que todo seguirá igual, tenemos que pensar que si algo nos dejan las grandes crisis es precisamente grandes aprendizajes y la lección que me gustaría que se sacara es que no hay fronteras cuando hablamos de enfermedades infecciosas en un mundo global. Este virus hemos de batallarlo juntos. Ahora no podemos dejar de ayudar y colaborar con África porque las crisis nos obligan a ser más solidarios todavía y tras la crisis haber comprendido que la cooperación debe continuar. Por justicia social”.
Bajo ese contexto, la nueva normalidad exigirá apuestas por la formación especializada como la que empeña Amref en el terreno. “Porque cuando todo pase, la formación seguirá siendo clave para, una vez superado el colapso, que lo habrá, seguir atendiendo a las personas en un continente plagado de contrastes”.
Padres e hijos: “Nada va a cambiar”
Con el foco puesto de nuevo en el entorno doméstico y, en un marco familiar, los niños son otro de los puntos clave del nuevo escenario de superación tras la crisis sanitaria. La normalidad solo se atisba a momentos en el marco de la excepcionalidad, cuando salta al debate de la demagogia política la situación de los hijos y sus derechos en contextos como el de un estado de alarma. En este ámbito, Adrián Cordellat, bipadre y periodista especializado en infancia, se muestra “escéptico” y tiene la sensación de que “nada va a cambiar”. Para enmarcar su opinión, referencia a Enric González y su “seremos los mismos, menos, pero los mismos”.
Así, para Cordellat, “el día después de padres e hijos vendrá determinado por una cosa: que nos hemos dado cuenta de que podemos pasar mucho tiempo en casa juntos y que no necesitamos nada más. Antes íbamos como locos buscando planes: cines, teatros, actividades infantiles, excursiones… Yo creo que igual cuando nos dejen salir nos volveremos locos por hacerlo, pero luego lo que hemos aprendido en esta experiencia, esa idea de que no hace falta mucho más que estar juntos, calará”.
Viajar a la casilla de salida
En el ámbito viajero, con hijos o sin hijos, el turismo será uno de los sectores que más tardará en reaccionar al día después. Por lo menos, desde una perspectiva abordada a partir del modelo preexistente hasta la explosión de la crisis sanitaria de la Covid19. Los viajeros, según las tendencias apuntadas por los observatorios turísticos autonómicos con más pernoctaciones, optarán por desplazamientos y experiencias más cercanas a sus ámbitos geográficos más próximos.
Con todo, “partiendo de la base de que actualmente es casi imposible hacer predicciones a futuro (porque todo cambia cada día), sinceramente creo que será un momento muy complicado para los viajeros”, sostiene el bloguero Pau García Solbes, alias @elpachinko. El mismo apunta que “todos soñamos con una vuelta instantánea a lo de antes, pero desgraciadamente ese anhelado regreso a la casilla de salida va a tardar bastante tiempo en producirse”.
Porque el turismo es uno de los motores de la economía española, “pero a la vez está siendo uno de los sectores más castigados por la imposibilidad de movilidad, el cierre de fronteras y, sobre todo, por el miedo de la gente a contagiarse. Por ese motivo, la recuperación del turismo va a ser más lenta de lo que esperamos y me temo que muy gradual”, sostiene García Solbes.
Desasosiego turístico
El bloguero especializado en viajes en familia apunta al nivel de movilidad que se permita a los viajeros tras la pandemia, “de la apertura o no de fronteras y de las decisiones que tomen los distintos países en cuanto a requisitos de admisión, cuarentenas, etc”. “También hay que tener en cuenta –remarca el especialista- el factor económico, tanto de las empresas turísticas (muchas no van a soportar el parón de varios meses) como de las familias que han perdido sus empleos durante la crisis de la Covid19 y que van a tener otras prioridades más acuciantes que la de viajar”.
En relación a la tendencia apuntada en el corto plazo de optar forzosamente por los destinos más próximos, los que aman viajes de largo recorrido encontrarán durante el día después de la crisis una oportunidad para conocer mejor su entorno o para reflexionar sobre aspectos más sostenibles: “Para los que nos gustan los países exóticos y destinos lejanos va a ser una buena oportunidad de redescubrir aquellas maravillas que tenemos cerca de casa. También es un buen momento para replantearnos muchas cosas sobre el modelo anterior. ¿Es el turismo pre-coronavirus, el mejor para el planeta o tenemos que cambiar el chip hacia una forma de viajar más respetuosa con el planeta? Espero equivocarme, pero hasta que no se consiga una vacuna para la Covid-9 van a ser tiempos de desasosiego para el turismo”.
Futuro complicado para el periodismo
En otro ámbito que afecta a todos, el de la información verosímil, rigurosa y profesional que recibimos de los medios de comunicación también va a haber un antes y un después. De momento, con la crisis de la Covid19 numerosas empresas informativas han tenido que realizar ERTEs en sus medios de comunicación. Una situación que, en el día después, puede terminar de acelerar un cambio de configuración de formatos y plataformas comenzado con la crisis financiera de 2008.
Marisol Hernández, periodista de El Mundo, vaticina que el día después para los medios de comunicación “no será muy diferente”. Para ello, argumenta que “puede ser que la vuelta a la redacción aún se demore porque podemos enviar a la web y redactar las noticias de papel desde casa. Pero, al igual que sucede en otros sectores, los medios no somos inmunes al parón económico y las consecuencias financieras de la Covid19”. En este sentido, según señala, “la caída de la publicidad ha llevado a muchas empresas de comunicación a preparar ERTEs y puede que nos enfrentemos a mayores recortes en los próximos meses si la situación no se estabiliza. No parece que esto vaya a suceder con la rapidez necesaria por lo que para muchos periodistas el futuro puede ser complicado”.
“Clientes que van a salir tocados del coronavirus”
Si algo sostiene a los medios de comunicación, como indica Marisol Hernández, es la publicidad. Y la publicidad, en su oirigen, posee un sentido estratégico por audiencias y para las audiencias, como los propios medios de comunicación y contenedores que la acogen. Unos aspectos que también parece que van a sufrir cambios cualitativos y cuantitativos.
Desde el punto de vista técnico de qué harán las marcas en sus campañas, Tristán Elósegui, consultor estratégico en marketing digital, ve un día después en que “los presupuestos van a sufrir mucho y se van a demandar cosas diferentes de las marcas para hacer una publicidad más humana”. Esto implica, según Elósegui, un cambio en el estilo de la comunicación, más alineado con el adoptado por las marcas en la web y las redes sociales, con “formatos publicitarios orientados a una mayor interacción y con objetivos adicionales, como generar confianza en el cliente, que va a salir tocado del coronavirus, y acompañar en la compra más que vender”.
Las carreras son carreras
Por muy tocado que salga el consumidor de la crisis, el cuentakilómetros y las revoluciones de los deportes de motor seguirán palpitando tras la crisis. Al menos desde un punto de vista técnico, porque si se aborda desde el prisma del negocio de la competición, “el automovilismo y el motociclismo son deportes muy sensibles a la marcha de la economía y esto va a ser un golpe duro”, indica Pablo Pernía, jefe de prensa del Circuit Ricardo Tormo de Cheste. “Un golpe difícil de encajar cuando aún no se había conseguido remontar al 100% la crisis anterior”, matiza.
Sin embargo, cuando llegue el día después para las disciplinas de motor “la rutina volverá a los circuitos. En nuestro caso, el plan de actividades del Circuit Ricardo Tormo estará prácticamente lleno a partir de septiembre porque habrá que hacer en cuatro meses lo que no se ha hecho en toda una temporada”, explica Pernía. Eso sí, sobre la posibilidad de continuar o comenzar los campeonatos, reconoce que “aún hay mucha incertidumbre, pero los certámenes nacionales y locales se pondrán en marcha y los entrenamientos volverán”.
En todo caso, “las carreras son carreras, son tan antiguas como sencillas y no deben cambiar. El que llegue primero gana y el circuito ofrece para eso las mayores medidas de seguridad”. “Pero avanzaremos en digitalización, en gestión de recursos, en cuidado del medioambiente. Seguro que está crisis acelera procesos que ya habían comenzado y que afectan al mundo del deporte, de la comunicación y de todo lo que rodea al deporte del motor”, sentencia el jefe de prensa del Ricardo Tormo.
Un enganche fiel a la televisión
El deporte del motor referido está tan supeditado a la televisión como los telespectadores a sus parrillas. Si algún ámbito ha salido reforzado de esta crisis ha sido “la caja tonta”, ya que durante el confinamiento las aplicaciones de streaming a la carta han sido las reinas, hasta el punto de generar debates tecnológicos desde lo público sobre la racionalidad en el uso de los datos procedentes de internet para prevenir un colapso de conectividad como el sanitario.
Sin embargo, la crisis sanitaria ha plagado las parrillas de la televisión convencional de información sanitaria, ha aparejado la pausa de numerosas producciones en marcha, ha postergado estrenos y ha dejado con un signo de interrogación al sector audiovisual. Aspectos a los que el telespectador es ajeno, por lo menos hasta que pueda seguir viendo contenidos, series, documentales y películas como ha estado haciendo durante el confinamiento. Quizás la resaca llegue después, cuando no haya tanta alegría en las novedades que cada plataforma cuelga periódicamente.
Es por ello, que para Mariola Cubells, periodista experta en TV y encargada de ‘la tele’ en La Ventana de la SER, “no va a variar mucho ese asunto”. En sus palabras, ”la televisión se está consumiendo más que nunca (el número de espectadores no baja, aunque lo haga la publicidad). Yo diría que la producción de ficción (lo único que ha parado de manera drástica) volverá en cuanto vuelva la calma y la posibilidad de rodar. Y la publicidad volverá a su cauce paso a paso en las generalistas”. Una percepción que la periodista matiza: “Sobre este asunto, en general, tengo más dudas que certezas, así que quizá estoy confundiendo mis deseos con la realidad”. Y sobre las plataformas, “a no ser que haya una drástica reducción de abonados, todo seguirá. Y el enganche a la ficción, a lo audiovisual no creo que baje”, apunta Cubells.
Emprendedores y startups
El ecosistema startupero es otro de los ámbitos en los que se detiene 360 Grados Press en su viaje hacia el imaginario día después del coronavirus. Con el recuerdo aún reciente de la crisis financiera de 2008 y de cómo obligó a muchos profesionales a emprender, con o sin talento, con o sin formación en la gestión de empresas, con o sin conocimientos de los entornos digitales, con o sin vocación emprendedora, surge ahora un nuevo escenario para los emprendedores forzados por la situación que hayan dejado sus trabajos o cesado su actividad autónoma previa al estado de alarma. Pero también el desafío para las empresas de nueva creación y para las startups lanzadas antes de que la sociedad se tuviera que confirnar de manera forzosa.
Para Luis Miguel Belda, director de Comunicación del Centro de Estudios Finacieros (CEF) y redactor jefe de Todostartups el día despúes de la Covid19 para emprendedores y startups no será “nada muy diferente a como lo es ya su presente. Si algo caracteriza a las startups y emprendedores de nuevo cuño es su inestabilidad, a diferencia de las empresas asentadas, que pudieran gozar de recursos para afrontar situaciones de emergencia como la actual. Esta falta de respaldo es algo que define al emprendedor, necesitado de que su día a día evoluciones dentro de unos mínimos parámetros que le permitan seguir dando pasos. Dicho esto, aun en principio siendo una desventaja, por el contrario, supone un acicate de primer orden para idear nuevas estrategias sobre la marcha, proceso que, por otra parte, caracteriza al emprendedor”.
En la línea argumentada por Belda, la innovación y la imaginación son claves para inspirar los productos y servicios que fluyan del nuevo contexto: “Aquél que logre salvar el barco en este temporal puede estar seguro de que ya habrá dado el paso hacia la estabilidad buscada. ¿Cómo se logra eso? Desde la misma innovación que un día alumbró su idea; innovación que debe ahora inspirar que su producto pueda adaptarse a la nueva realidad. De ahí que la imaginación en tiempos de crisis siempre haya sido un bote de salvamento, mucho más que la oportunidad o incluso la suerte. ¿Un problema de dinero? ¿Alguien cree que las entidades financieras e inversores prestan sobre seguro, como todos creemos? Invertir en imaginación es la razón de ser de la evolución y el desarrollo económico. ¡A qué esperan los emprendedores!”.
Entre escritores, lectores y editores: “las aguas volverán a su cauce”
La última parada la realizamos en las letras. La Covid19 ha afectado a toda la industria de la literatura. Por un lado, las grandes editoriales han aplazado los lanzamientos al otoño, de manera que habrá un efecto dominó de retraso en las novedades en los próximos meses. En cuanto a las pequeñas, que sobreviven de los pocos títulos que estrenan al año, lo están pasando mal.
Sucede algo similar con las librerías, las grandes cadenas tratan de capear el temporal y muchas de las pequeñas se verán abocadas al cierre definitivo, lo que ya ha empezado a suceder. Del mismo modo, el mercado que se relanza en primavera con eventos como Sant Jordi o la Feria del Libro de Madrid ya no existe, es una “temporada perdida”.
Un marco que, inevitablemente, supone un serio contratiempo para los escritores desde el punto de vista económico. “Pero los escritores son (somos) testarudos e imagino a todos confinados y… escribiendo. Habrá si cabe más manuscritos y, por supuesto, menos lugar para sacarlos, de manera que el cuello de botella de la publicación se estrechará” argumenta David Barreiro, escritor y periodista zurdo.
En la misma línea, Barreiro señala que “para los lectores no habrá cambio alguno. Se publica mucho, demasiado, y la gran literatura no suele estar en las novedades. Uno de cada cien libros que se publican al año merece realmente la pena, hay miles de novelas y ensayos maravillosos ya publicados que merecen ser leídos. Así que lo que podemos hacer es animarles a leer esos libros mientras van saliendo los nuevos (pueden seguir comprando online, no lo olvidemos) y esperar a que las aguas vuelvan a su cauce”.
Por su parte, Jorge Salvador Galindo, de la Editorial Pez de Plata, transmite un mensaje menos halagüeño e indica que lo peor para su sector es la incertidumbre. “No sabemos cuándo vamos a poder publicar de nuevo con unas garantías mínimas de distribución. No sabemos cuándo podrán abrir las librerías y de qué forma se van a adaptar a las más que probables medidas sanitarias. No sabemos cuándo las distribuidoras volverán a funcionar al 100%. No sademos si los lectores volverán con tantas ganas al libro como queremos creer. Porque aunque para nosotros el libro y la literatura son bienes de primera necesidad, sabemos que para la mayoría no lo son. Los índices de lectura en España lo dicen. Y el romanticismo, al final, sólo nos servirá para limpiar la barra después de la última curda”.
Sabemos, eso sí, que la situación, por inesperada, llega con un ápice de vida nueva. Vivamos.