Una segunda juventud para el vinilo

Quizá sea por nostalgia. O, más bien, por una cuestión de culto. O, sencillamente, porque está en boga. Lo cierto es que las razones son múltiples y todas llevan a una misma realidad: cada vez se ponen a girar más tocadiscos. Esta semana en 360 Grados Press hemos repasado su andadura para averiguar qué tiene el vinilo que a tantos vuelve locos.

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Los datos son comedidos, pero sintomáticos: mientras la venta de músicagrabada en España descendió en 2013 por duodécimo año consecutivo, el vinilopresentó un aumento del 3,7 por ciento respecto del ejercicio anterior, según Promusicae.Y esto mismo corroboran los dueños de tiendas especializadas o de segunda mano.Es el caso de, por ejemplo, la valenciana Discos Oldies, que lleva 35 años enmarcha. O, también, de la madrileña La Metralleta, un negocio que nació enel rastro en 1969 y se constituyó como establecimiento físico a mediados de ladécada de los setenta. Ahora, tanto VicenteFabuel como Paloma Menéndez, losgerentes de dichos comercios, respectivamente, coinciden al apuntar que no sepuede hablar de una extinción en el pasado, pero sí de un renacimientopresente. “Lo cierto es que el vinilo nose ha ido nunca, pero no se ha ido porque creíamos en él y porque teníamos unaserie de clientes que formaban parte de esta forma de entenderlo. Sin embargo,hemos pasado años negros“, declara Vicente al respecto.

 

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Sin duda, esos malos tiempos para el vinilo tienen un culpable casiconfeso: el CD. Siguiendo con las palabras de Vicente: “Las multinacionales lo vendieron como que era algo cómodo e irrompible,pero ha sido el formato con la fecha de caducidad más obvia desde que la músicagrabada funciona“. A pesar de ello, el disco compacto logró posicionarsecomo soporte dominante durante los ochenta y los noventa, cambiando la dinámicade consumo, algo que parece estar revirtiéndose en la actualidad. “La gente se deshacía de sus colecciones envinilo para pasarlas a CD y ahora está ocurriendo justo lo contrario: sedeshacen de los CD para adquirir vinilo“, afirma Paloma. Así, hay quientodavía se desprende de su biblioteca musical en doce, diez o siete pulgadas,pero la venta a precios irrisorios suena cada vez más lejana. Y lo que es más:esto ha dejado de ser exclusivamente un asunto de coleccionistas. “Se ha modificado el perfil del comprador.Ahora hay chicos que vienen con sus libros del colegio a buscar LPs que hanconocido gracias a sus padres o a Internet“, ilustra el dueño de Discos Oldies. “Sin duda, la clientela ha cambiado en los últimos años. Hace un tiempotodo eran personas de entre 40 y 60 años, pero recientemente la media ha bajadohasta los 25 años, más o menos“, completa su homóloga en La Metralleta.

 

El vinilo no sólosubsiste, sino que innova

Otro claro síntomadel paulatino auge que está experimentando este tangible es la proliferación deiniciativas relacionadas con él, lo cual resultaría impensable no hace mucho. Ypara muestra, Tupperdisc. “Tomando como ejemplo las clásicas reunionesde ‘tupperware’ de nuestras madres y abuelas, nosotros llevamos la música envinilo donde la gente la quiera escuchar. Esto puede ser un restaurante, un baro el salón de casa“, explica MartínMilone (@MartinMilone). Estaidea, la cual no alcanza el año de andadura, nació de su mano y de la su amigo Gonzalo Schiaffino (@MusicaMaldita), quienes seconfiesan “melómanos compulsivos“,así como pertenecientes a esa quinta asidua a los establecimientos del tipo Discos Oldies o La Metralleta. “Esaexperiencia era genial: el vendedor conocía la historia de los grupos y casisiempre entrabas en la tienda a por un disco y salías con cinco. Eso se perdióy nosotros quisimos recuperarlo“, prosigue Martín. Pero más allá de esterescate, también se podría hablar de perfeccionamiento, pues desde Tupperdisc – gracias a una colaboracióncon Enolobox– han concebido, asimismo, un particular evento. Se trata del denominado #VinylAndWines, es decir, maridaje paravinilos. “Una cosa negativa que nos diola ‘generación MP3’ fue perder el disfrute de la escucha relajada. El vinilo tepredispone a ello, sin saltar de un track a otro. Y si esto lo acompañas con unbuen sabor que amplifique tus sentidos, el disfrute es doble“, argumenta suprecursor.

 

¿A qué se debe estanueva época de esplendor?

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Sin duda, la moda retro o vintageque impera de un tiempo a esta parte ha contribuido a devolverle algo deprotagonismo al vinilo. No obstante, el mérito es más bien propio en este caso,pues éste goza de unas características técnicas, estéticas e, incluso,espirituales que ningún otro formato ha sido capaz de igualar. “Se aproxima a la realidad de la música. Lainformación que tiene un vinilo es el cien por cien de lo que el artista y elestudio grabaron ahí. Depende ya de un mejor o peor equipo de sonido que sepueda extraer o no“, aclara Vicente en un sentido pragmático. “Recuerdo la fascinación que generaban en mílos vinilos cuando era pequeño: el arte de tapa, los sobres interiores conpósters o letras de canciones, el ritual de la escucha. Hay una delicadezaimplícita en este soporte. Sabes que si lo maltratas puedes perder tu canciónfavorita y eso tan ‘incómodo’ es lo que lo hace bello“, reflexiona Martínsobre lo intangible del soporte. Es, en definitiva, una suma de factores la queconvierte al vinilo en un elemento “másauténtico“, como bien resume Paloma.

 

¿Y qué será de él ahora?

Coldplay, Amy Winehouse,Adele, Vetusta Morla, Norah Jones, Franz Ferdinand, Daft Punk o Björk son algunos de los muchos artistasy grupos contemporáneos que han decidido aprovechar la coyuntura para lanzarsus últimos trabajos en este formato, lo cual es garantía de supervivencia enel corto plazo. El dilema viene, en este sentido, por el método empleado paraello: bien un proceso analógico integral, bien una grabación digitaltransformada al vinilo. En cualquier caso, los entendidos se inclinan por darleuna lectura positiva al fenómeno. “Es unabuena idea para seguir vendiendo. La industria tiene que moverse“, manifiestaPaloma. “Ambas opciones me parecenválidas. Todo sea por apoyar e impulsar que el vinilo siga vivo“, exponeMartín. De esta manera, aunque tenga los días contados, dicha tendencia puedeayudar a que la gente conozca o redescubra este soporte y, así, pase a formarparte de ese grupo de incondicionales que proclaman larga vida para él. “Hablamos de un soporte residual. Eso hay queaceptarlo. Pero el vinilo siempre estará, porque ha sido el vehículo paramostrar una grandísima cultura del siglo XX. Y porque siempre habrá un mercadopara el coleccionismo y para un sector que, quiero creer, mantendrá el simplefetichismo de poder tocar el disco o de disfrutar su diseño“, concluyeVicente. 

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José Manuel García-Otero

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