Un ejecutivo sin techo

Cillín Perera es un nómada moderno. Es el director de dos empresas líderes en el mundo y no concibe su vida pasando más de cuatro días en el mismo sitio. No tiene casa. Vive en aviones y hoteles. Comparte su peculiar estilo de vida a través de Instagram, donde se obliga a sí mismo a subir una foto de cada vuelo que toma.

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¿Se puede ser fundador y director ejecutivo de dos empresas líderes en traducción en el sector de la aviación y no tener casa? Sí. El australiano Cillín Perera, de 37 años de edad, ha hecho suya la mítica expresión de “vivir en las nubes”, pues es un hombre de negocios sin techo que habita en aviones a miles de metros de altura y en hoteles cuando, de tanto en tanto, pone los pies en la tierra. Sólo en el año 2013 tomó 168 vuelos y recorrió 321.868 kilómetros, lo que equivaldría a dar la vuelta al mundo unas nueve veces. Desde el 1 de enero hasta el 8 de marzo de este mismo año ya ha subido a 26 aviones y eso es sólo el principio de un 2015 que “parece que va a ser ajetreado”, dice en inglés, el idioma con el que se mueve por el mundo, junto con el alemán.  

 

Perera asegura que normalmente no pasa más de tres o cuatro días en el mismo sitio y que hasta la fecha ha visitado 66 de los 196 países del mapa, “¡aunque hay muchísimos a los que me gustaría ir!”. Su estilo de vida no sólo es totalmente atípico, sino también “difícil de explicar a una madre”. Por ello, en el verano de 2013 decidió abrir una cuenta en Instagram (@homelessceo) como “una manera de documentar a mis amigos, mi familia y a mí mismo una vida inusual de viajes constantes”, mantiene.

 

“La gente puede conceptualizarlo vagamente, pero nunca entender completamente lo que quiero decir cuando planeo un itinerario que pasa por cinco países en diez días y lo repito una y otra vez”, indica Perera. Su idea inicial, según sostiene, era compartir esta información en su blog privado, pero encontró en Instagram “una buena manera de explicar este modo de vida y de llegar a más audiencia”. En estos momentos, su cuenta tiene más de 18.000 seguidores.

 

Sus propias reglas[Img #21700]

Para este nómada moderno subir imágenes va mucho más allá que un simple pasatiempo, pues en realidad, lo toma como una obligación. Tanto es así que se ha impuesto una serie de reglas que se obliga a cumplir. “Son bastante estrictas: posteo una foto de cada vuelo y otra del día, de una media de unos 150 disparos. Todas mis fotos deben ser frescas, es decir, tengo que haberlas hecho ese mismo día que la comparto. Me permito postear alguna uno o dos días después de haberla tomado en el mismo viaje sólo si ha sido físicamente imposible, incluyendo condiciones atmosféricas, haberlo hecho antes”, relata. Bien mirado esto “puede ser todo un reto en los días más ocupados, especialmente cuando estoy en el hemisferio que está en invierno, con menos luz, pero es una manera de forzarme a tomar un descanso de lo que puede ser un compromiso constante con el trabajo”, dice este directivo.  

 

Nada de filtros
A pesar de que una de las herramientas más famosas de esta red social son los filtros, Cillín Perera asegura que no los usa. De manera casi exclusiva juega, no obstante, con el contraste, recorte y la inclinación. Y lo hace con un iPod Touch 5. “No uso un iPhone porque necesito un teléfono con dual SIM. La cámara de mi iPod es bastante buena, y ya se sabe que la mejor cámara es la que llevas contigo”, señala.

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Para cumplir sus propias normas, necesita dedicar a Instagram alrededor de 30 ó 45 minutos al día. Hay jornadas especialmente difíciles, de acuerdo con sus palabras, pero también “es una excusa y motivación para salir del hotel, de la cafetería del aeropuerto o de una oficina y ver algo de los lugares en los que estoy”. Y de todos esos sitios en los que está ¿cuál es el más complicado para hacer una instantánea? “¡Los vuelos!”, replica Cillín Perera. “Todos son evidentemente muy similares, si no iguales, por lo que es difícil seguir consiguiendo capturas interesantes”, razona. De hecho, el “más difícil todavía” es el vuelo nocturno. “No hay nada que ver por la ventanilla y normalmente estoy cansado ¡y sólo quiero dormir!, comenta. Sin embargo, fotografiar los vuelos es algo que no puede dejar de hacer: “es un elemento muy importante para contar mi historia y arroja claridad e inmediatez al viaje”.

 

Respecto a la foto del día, este hombre de negocios dice que rara vez aparecen en ella personas, a menos que contribuyan a la composición de la imagen. De modo que es fácil encontrarlo pacientemente, tal y como lo hace saber, esperando ante una escena para conseguir esa foto.

 

¿Y qué hay del hogar?
Es una vida, la de Cillín Perera, que tal vez pueda resultar trepidante, emocionante y apabullante al mismo tiempo. Pero ¿qué hay de tener, ya no una casa, sino un hogar? “Supongo que Australia siempre lo será y que volveré en algún momento. Mientras, soy oficialmente residente en Abu Dabi, tengo un apartamento en Suiza y mi pareja vive en Turín (Italia). Hay pequeños elementos de hogar en cada uno de esos lugares también”.

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En todo caso, está convencido de que nació para ser viajero. Desde luego, su historia de vida es itinerante. Su madre es irlandesa, su padre es de Sri Lanka y él nació en el Reino Unido, aunque creció en Australia. Fue alumno de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos y ha vivido en Alemania, Suiza y los Emiratos Árabes Unidos. Sus amigos, dice, están salpicados por todo el mundo. “Por lo tanto, para mí es natural mantener todo ello unido moviéndome constantemente”. Tiene, por cierto, tres pasaportes expedidos por Australia, Reino Unido e Irlanda. Esa situación “encaja con mi trabajo porque tengo clientes, freelances y empleados en todas partes”, plantea. Ahora bien, le cuesta decidir qué fue primero: el huevo o la gallina, esto es, los viajes o el trabajo. “Lo cierto es que existen sinergias entre ambas esferas, pues era mi deseo meterme en un avión con la tímida excusa de lograr más oportunidades para hacer crecer mi negocio rápidamente, lo que a su vez ha dado lugar a más viajes”.

 

Hoy mismo, por cierto, está en Londres.

 


@Lorena_Padilla

Talia García Pascual

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