Escapada fugaz a Dublín

 

Explorar milenios de historia en cuatro días es complicado, pero no imposible. Recorrer las calles de Dublín, los espacios más emblemáticos y sus alrededores para conocer su cultura e impregnarte de sus tradiciones es francamente enriquecedor. Esta semana en 360 Grados Press recorremos uno de los países más sorprendentes.

Irlanda es internacionalmente conocida por sus leyendas. Por reunir historias de fantasía, en las que a menudo los protagonistas son duendes mágicos y tréboles de cuatro hojas, como símbolo de la fortuna. También son famosas sus ovejas y las prendas que elaboran con la lana de las mismas. Los mejores jerséis, chaquetas, zapatillas y cubre orejas para soportar el frío gélido que azota el territorio durante la mayor parte del año, se encuentran allí.

Y por si  fuera poco, tiene unos paisajes portentosos que, a más de un director cinematográfico ha embelesado. Tanto es así que recientemente varios emplazamientos se convirtieron en escenarios para una de las series más exitosas de HBO, Juego de Tronos, como son Dundrum Castle y Tollymore Forest Park (El bosque encantado del norte), situados en Irlanda del Norte. Los amantes del senderismo encontramos allí la ruta perfecta para caminar entre castillos y ruinas.

Otro enclave que no pude obviar, famoso en tierras irlandesas, que no queda muy lejos del centro es el Phoenix Park, el pulmón de Irlanda. Se trata del parque urbano más grande de Europa, creado en la década de los 60 para que sirviera como reserva de ciervos y años más tarde, se abrió al público. Aunque supone un largo camino llegar hasta la zona donde se encuentran los animales, merece la pena hacer el paseo, tanto en bicicleta como a pie, para compartir un momento en su hábitat natural. Ver a los ciervos pastar y correr por el bosque es una imagen idílica, digna de recordar.

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Además, si eres amante de los animales no puedes irte sin pasar antes por el acantilado de Howth, a tan solo media hora en tren desde el centro de Dublín. Ofrece una ruta de senderismo ideal para hacer a cualquier hora del día, pero eso sí, con calzado cómodo porque caminas entre piedras y montañas pero desde las alturas puedes contemplar con vistas privilegiadas todos los alrededores. Es muy recomendable hacerlo al amanecer o el atardecer para poder disfrutar de esos fenómenos, entre la naturaleza.

Howth se trata de un pequeño pueblo de pescadores con encanto, a menudo amenizado con música callejera, que deja tras de sí una postal, llena de restaurantes y barcos de pescadores próximos a las focas marinas que habitan en el mar y acuden a la llamada del olor del pescado. Aunque es muy díficil verlas, los turistas normalmente madrugan por la mañana para acudir cuando los pescadores les tiran pescado y así poder observarlas. Otros, prefieren sentarse cerca del muelle y esperar a ver si en las profundidades divisan alguna foca.

Ruta para los más urbanitas

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La calle donde todo sucede es O’Connell. Es el motor de la ciudad y junto a ella, se halla el río conectado por puentes, que divide la urbe en dos mitades. Músicos callejeros, puestos ambulantes, malabaristas y figurantes inundan los pasadizos. El punto de referencia, por el que todo el mundo se ubica y al que retornan cuando se pierden, es el llamado “spire”, la escultura más alta del mundo con más de 120 de metros de altura, que se encuentra en el centro, convirtiéndose en la médula espinal de Dublín.

Pero lejos de recorrer la famosa fábrica de la cerveza Guiness y visitar la antigua cárcel, decidimos realizar una ruta alternativa. Recorrimos los pubs más emblemáticos de la ciudad, desde Temple Bar hasta Rathmines, la zona donde más se suele salir.  Llena de pubs irlandeses, con música en directo y un gran abanico de cervezas para degustar, se encuentra rodeada de puestecitos en la calle, donde se puede comprar su plato más tradicional, fish and chips.

En el free tour que todo el mundo contrata para ver la ciudad se comienza en el Trinity College. Esta universidad construida sobre un antiguo monasterio con una superficie de 190.000 metros cuadrados, atesora la mayor colección de manuscritos y libros impresos de Irlanda. Posee múltiples rincones para visitar, que los estudiantes recorren en bicicleta. Y cuando retumban las campanas en el campanario, lo rodean porque hay una leyenda que dice que quien pase por debajo en el momento suenan, no aprueba el curso. Y los irlandeses son fieles creyentes de las historias que abrazan su cultura.

Continuamos con el tour y llegamos a la Catedral de San Patricio, otro monumento descomunal, donde el pasado y el futuro se unen, que atrae a los turistas por sus formas arquitectónicas y sus jardines de cuento. Para los más ortodoxos es una pieza fundamental en su cultura por toda la historia que aguarda y para los menos, supone un rincón especial donde también poder disfrutar. Pero sea de la forma que sea, este edificio dedicado a su patrón, a día de hoy, se ha convertido en un punto de encuentro, para familias, parejas y amigos. Y por tanto, en el corazón de la ciudad, junto al Trinity College, otro de sus bienes preciados.

Una escapada de este tipo, fugaz, por la ciudad de la esmeralda, permite hacer un primer acercamiento, pero normalmente toda aquella persona que la visita, vuelve. Porque, según dicen, tiene algo que atrapa.

Inma Gabarda 

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