Coolhunting, la nueva caza

Desde hace años esta modalidad profesional ha sido asociada a la caza de talentos, de nuevas tendencias de mercado, formas de investigar y en los últimos tiempos también se relaciona con la moda, terreno en el que cada vez va ganando más fuerza.

Detectar hoy lo que mañana vestirá los escaparates de las tiendas y nos aburriremos de ver por las calles no es una tarea sencilla. Es una ventaja competitiva única en el mundo de la moda, por la que cada vez un mayor número de marcas apuesta. Esta necesidad ha propiciado que el coolhunting acompañado de la constancia, la curiosidad y la disciplina como atributos intrínsecos de la misma, sea una profesión necesaria.

Según Sara, cazadora de tendencias y personal shopper, “la mayoría de profesionales de este sector buscan oportunidades de negocio con su destreza y trabajan en la conquista de nuevas presas textiles o accesorios que emplear la nueva temporada”. Pero, ¿cómo es el perfil de estos depredadores de tendencias? Apasionados, inspiradores, inquietos, inconformistas, que ven en la moda un estilo de vida.

Dentro de este cosmos de cazadores también encontramos a algunos celebrities o influencers que, entusiasmados por los viajes que realizan y las novedades que conocen, las comparten con sus seguidores, siendo también considerados coolhunters amateurs para sus miles de fanáticos.

Pero como se venía apuntando al principio, la profesión de coolhunter ya está reconocida como una actividad sólida necesaria en el mundo del marketing y de la innovación, donde se desarolla probablemente más del 60 % de su actividad. Todavía no existe una metodología común que se pueda aplicar a las tareas que realizan estos profesionales, confiesa Rebeca, coolhunter empedernida

Dada la reciente aparición de la disciplina del coolhunting, no existe una metodología común de trabajo aplicable a todos los coolhunters. Cada uno de ellos tiene su propia forma de observar, investigar, registrar e informar acerca de sus descubrimientos, explica Rebeca.

Del mismo modo que cada uno presenta su propuesta de una manera personalizada y única. “No todos compartimos la misma percepción de la realidad y al final de lo que se trata es de buscar con lo que te identificas“, recalca.

¿En qué consiste el trabajo?

Los coolhunters visten sus mejores galas y salen a la calle, observan, detectan, analizan y capitalizan las necesidades y demandas de los consumidores como la ropa, la tecnología y los sitios de recreación. De este modo, su objetivo es predecir los surgimientos referentes a la cultura del consumo. Algunos profesionales se dejan embaucar por los estilismos y looks atrevidos que llevan las modelos o celebrities que también marcan la pauta.

Según los antecedentes históricos, la historia del coolhunting se remonta  a la década de los 90, época en la que comienza la publicidad y la investigación de mercados para conocer al consumidor, saber qué está pasando con él, qué piensa y cómo actúa.

En un principio se realizaba una análisis cuantitativo y con el paso del tiempo se da un paso más y se habla de sentimientos, actitud, pensamientos. “Normalmente, para entender este fenómeno sociológico se requiere de conocimientos antropológicos y de sociología, para poder aplicar los hallazgos a los prototipos del consumidor“, resume la coolhunter Rebeca.


@ingabarda

Inma Gabarda

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