Canal 9, ¿y ahora qué?

Algunos hablaban de una muerte anunciada, mientras que otros no creían que pudiese llegar realmente ese momento. Sea como fuese, lo cierto es que el pasado 29 de noviembre de 2013 a las 12:19 horas se cortó la emisión de RTVV, siendo la primera empresa de televisión y radiodifusión de carácter público en cerrar en España. Con el reposo que da el paso del tiempo, analizamos este sonado acontecimiento de la mano de una de sus trabajadoras: Fani Grande, guionista y reconocida bloguera por El fémur de Eva.

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Podría decirse que el definitivoprincipio del fin data de julio de 2012, cuando se aprobó un expediente deregulación de empleo (ERE) propuesto por la propia dirección de RTVV, el cualafectaba inicialmente a un 76% de la plantilla, es decir, a unos 1.295trabajadores. Fani Grande, quien había entrado en la apertura del entre en 1989mediante oposición, fue uno de esos tantos despedidos. Sin embargo, para ellatodo comenzó a gestarse mucho antes. Concretamente, “cuando se vio la posibilidad de hacer negocio, algo que sucedió conEduardo Zaplana en la Generalitat, cuando intentó privatizarla por primera vez.En el momento que RTVV se convirtió en un apetecible producto rentable en lugarde ser un vehículo vertebrador, cultural, lingüístico e informativo, sedesdibujó su origen y cometido“, afirma.

 

En total, RTVV contaba en esemomento con 1651 empleados entre sus filas, una cifra que muchas voces habíanapuntado como “inflada“. Fani publicóal respecto un artículo titulado Nosobran trabajadores en RTVV en el diario El País para explicar cómo se vivía esto desde dentro. “‘Trabajadores’, lo que se dice ‘trabajadores’que trabajasen, no sobraban… En RTVV decíamos como broma que había “másindios que vaqueros” con tantos Departamentos, Secciones, Subsecciones,Unidades, Unidades de Sección, Sección de la subsección, Subsección  de la Unidad… Y cada una con su jefecorrespondiente, su plus de flexibilidad correspondiente, sus vales-de-taxicorrespondientes, y con su camisita y su canesú…“, aclara. Así, lejos deacallar esas críticas, el dudoso proceso por el cual fueron llevados a términolos despidos – los cuales se anunciaron vía mail y SMS a los propiostrabajadores – no hizo más que acrecentar la pésima valoración que inspiraba lagestión de la empresa.

 

Corrieron unos meses muy intensos apartir de ese momento. Finalmente, las negociaciones se cerraron en 1.198salidas que se iniciarían en septiembre. Todo ello, enmarcado en un plan derestructuración que se justificaba al aspirar a un ahorro de entre 40 y 42millones de euros anuales para las arcas públicas. No obstante, la lucha porparte de los afectados no cesó en ningún momento y su travesía judicial tocó asu fin el 5 de noviembre de 2013, cuando el Tribunal Superior de Justicia de laComunidad Valenciana (TSJCV) declaró nulo el ERE. Apenas unas horas más tarde,lo que en un principio se había recibido como una buena nueva se transformó enla noticia que muchos nunca quisieron oír: tras dicho fallo, la GeneralitatValenciana optaba por el cierre de RTVV. “Lareadmisión de más de mil empleados hace su continuidad inviable“, rezaba elcorrespondiente comunicado.

 

El totum revolotum y susconsecuencias

Las reacciones a semejante anunciono se hicieron esperar: la sociedad saltó a la calle para protestar contra laliquidación de RTVV, los partidos de la oposición trataron de recurrir ladecisión en el Consell y el comité deempresa presentó un plan de viabilidad. Incluso, los trabajadores seatrincheraron en las instalaciones del ente para mantener la emisión, lo cualcumplieron hasta el citado 29 de noviembre, cuando un juez acompañado pordecenas de miembros del Cuerpo Nacional de Policía entró con una orden. Seprodujo, así, el fundido a negro; una gran merma según la entrevistada. En suspalabras: “Los valencianos han perdidomuchísimo dinero… Eso de entrada. Y encima van a ver cómo su inversión durante25 años en contratar y formar a profesionales y en adquirir equipos ymateriales técnicos terminará en manos privadas. Han perdido un escaparate enel que mostrarse al resto del mundo. Han perdido un espejo en el quereconocerse como sociedad. Han perdido la posibilidad, y esta me entristeceespecialmente, de enderezar un medio de comunicación que estaba todavía a tiempode funcionar en su beneficio. Y también han perdido un vehículo vertebradorlingüístico valiosísimo“.

 

Los trabajadores y una reprobación generalizada  

Durante esos últimos momentos deemisión gestionados por los empleados hubo una pregunta que fue cogiendo fuerzae hizo que parte de la sociedad no terminase de empatizar con ellos: ¿por quésólo actuaron cuando le vieron los dientes al lobo muy de cerca? Con más deveinte años de trayectoria en RTVV, Fani Grande toma perspectiva ante estacuestión, rompiendo una lanza a favor de parte de sus compañeros a la par quetirando de las orejas a otros. “Muchostrabajadores sí que han denunciado las manipulaciones, el despilfarro y losabusos. Y todos han pagado un precio por ello: si eran contratados temporales,a la calle; y si eras de plantilla: ‘a galeras’.


Y sí, es evidente que no todoslos trabajadores lo hicieron. Y eso también explica que se llegase a dónde sellegó en algunos momentos“, reconoce. Del mismo modo, hubo quienesapuntaron que la sociedad también podría haberse movilizado mucho antes. “Los únicos que podían haber cambiado deverdad la RTVV eran los ciudadanos en las urnas. Pero, en cualquier caso, silos telespectadores dejaron de ver Canal 9 y de escuchar Radio 9 fue porque laoferta de programación no era lo suficientemente respetuosa con ellos nirespondía a sus intereses como sociedad. No los culpo“, declara esta trabajadoraal respecto.

 

¿Y ahora qué?

La plantilla está pendiente de laejecución del ERE de extinción de RTVV en el momento en que se escriben estaslíneas. “Se me cae la cara de vergüenza,no lo puedo evitar, pero es así: a día de hoy cobro mi sueldo a fin de mes sinir a trabajar… Ni ficho, ni voy a Burjassot, ni nada. Estoy en mi casa, o dondeme parezca. No soy la única. Unos 1500 trabajadores de RTVV están en la mismasituación. Nos han dado un ‘permiso retribuido’ que no hemos pedido. No puedoentender qué mecanismo legal permite que esto suceda, pero así es“,confiesa Fani sobre una situación que denunció en su blog bajo el título de “Ciclogénesis laboral“.


Con todo, elreinicio de las emisiones es la única salida factible que concibe para laspresentes negociaciones. Es más, si de ella dependiese, la fórmula para lanueva puesta en marcha estaría clara. “Haríaalgo que nadie ha hecho: preguntaría a los valencianos y a las valencianas quémodelo de televisión quieren. Abriría un debate en la sociedad. Y retomaría lasemisiones teniendo en cuenta con los resultados del debate“, explica.Justamente, estas palabras coinciden con la presentación de una IniciativaLegislativa Popular (ILP) para recuperar este ente público, lo cual requeriráde firmas ciudadanas en caso de ir adelante. Sin duda, el tiempo dirá, pero hoypor hoy Fani Grande lo tiene claro. “RTVVaún no está cerrada“, concluye.


Artículo extraído del número 20 de la revista Redfarma al Día, editada por Soma Comunicación

Estefanía G. Asensi

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