El coaching tiene efectos beneficiosos sobre el bienestar psicológico y la calidad de vida de los empleados. Esa es la conclusión principal que arroja un estudio elaborado por la Doctora Pilar Ripoll, investigadora en la Universitat de València, y la consultora de recursos humanos Intelema, articulada con el objetivo de dotar de base científica a la disciplina del coaching.
La investigación se sirve de un grupo experimental, un grupo de control y dos momentos de recogida de datos para cada uno de ellos. Antes de la intervención en coaching, todos los participantes rellenaron un primer cuestionario. Después fueron separados al azar y quienes quedaron en el grupo experimental recibieron sesiones de coaching durante 5 meses; finalmente se volvieron a realizar mediciones sobre los participantes de ambos grupos.
En total, la muestra final se compuso de 176 personas. 90 fueron asignadas aleatoriamente en el grupo experimental y 88 en el grupo de control, que fue utilizado para asegurar que los posibles cambios fuera efectos reales de la intervención y no un cambio natural o espontáneo. En la muestra había 114 empleadas mujeres y 62 hombres, unidos casi todos por un mismo nivel de estudio, pues el 85,2% de los participantes contaba con estudios universitarios.
Así, las personas encuadradas en el grupo experimental recibieron durante 5 meses las intervenciones de un coach de Intelema, que aplicó el Método Zisne con cada empleado una vez a la semana durante una hora por sesión. Tras ese periodo, la Dra. Pilar Ripoll y la consultora valenciana de RRHH evaluaron el progreso de los participantes en variables como la satisfacción con la vida, el nivel de optimismo, el nivel de estrés, la calidad de las relaciones interpersonales o el estado de ánimo negativo.
Según los datos estadísticos agrupados en el informe, los beneficios más destacables aportados por el coaching se sitúan en variables como el nivel de optimismo del empleado, la evolución de su salud mental o el nivel de vigor en el trabajo. En suma, las métricas extraídas del estudio revelan que el Método Zisne proporciona herramientas para aumentar la influencia positiva de un empleo sobre el empleado.
Asimismo, los resultados indican que el coaching llevado a cabo por Intelema disminuye de manera significativa el nivel de estrés, el estado de ánimo negativo y el nivel de ‘burnout’, por lo que parece evidente que la metodología utilizada ayuda a sortear los factores más nocivos de un empleo. De hecho, las métricas de los participantes del grupo de control –no han pasado por la intervención del coach– tienden casi siempre a valores negativos.
Intrusismo en la disciplina
“En la actualidad existe una enorme confusión entre qué es un coach y qué no, y esa confusión es una consecuencia del intrusismo que hay en la disciplina. Parece que cualquier especialista sea coach de algo –deporte, moda, escritura–, pero trabajar con las emociones es mucho más complejo que asumir una especialidad de manera esporádica”, explica Carmen Sánchez, CEO de Intelema. “En nuestro caso, después de 20 años de experiencia, decidimos investigar en un único producto que trascienda el coaching y que ayude a las personas a conectar con su potencial. Ese es el propósito de Método Zisne, una herramienta que une la ciencia y la experiencia”.
Aunque en las últimas décadas la disciplina del coaching ha experimentado un crecimiento importante, numerosos autores de la especialidad han criticado la notable carencia de estudios que analicen los posibles efectos positivos del coaching en los empleados. En este sentido, el estudio liderado por la Dra. Ripoll –del Instituto de Investigación en Psicología de los RRHH, del Desarrollo Organizacional y de la Calidad de Vida Laboral (IDOCAL)– y por la consultora Intelema trata de paliar esa escasez.