“Soy peluquero 25 horas al día”

Manuel Collado. 40 años. Oriundo de Valencia. Peluquero. Bueno, peluquero peluquero… realmente Manuel es algo más que alguien que corta, peina o tinta el cabello. Y eso lo saben y lo pueden refrendar los profesionales que asisten a sus cursos y las personas que acuden a su peluquería. Bueno, peluquería peluquería tampoco…

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… Manuel, ¿tú qué eres?

No soy mago, ni adivino.Yo no trabajo con pelos, sino con personas. Y no me sale peinar a una personasólo con verla. Nos han vendido la moto de que los peluqueros somos artistas,psicólogos y visionarios. “¡No me lo digas, no me lo digas! Te voy a hacer unpeinado…”. ¿Te voy a hacer? ¡Pero si ni siquiera te conozco! Yo no puedohacerte una cresta y raparte un lado si tú me dices que con eso no te ves. “No,no, pero es que esto es moderno, se lleva ahora”… El diálogo con laspersonas, conocerlas, es fundamental. Siempre tengo muy en cuenta que elcabello va asociado a cada persona, y que dependiendo del corte que haga puedeaportar seguridad o lo contrario, autoestima o lo contrario, energía o locontrario.

 

Tu trabajo, pues, no selimita a coger las tijeras y cortar…

La gente coge un peloque tiene una longitud y lo corta a otra distancia. Yo no trabajo así. Trabajocon texturas, con sensaciones. El pelo tiene una medida y yo genero una texturadentro para que soporte lo que quiero conseguir fuera. Y a partir de ahí yacortamos pelo.

                          

Y para ello utilizas unatécnica de corte muy peculiar.

Yo cojo las tijeras albies. Trabajo con dos tijeras y un peine en la misma mano, y cuando introduzcola tijera lo hago en dirección vertical. ¿Y por qué en vertical? Porque elcabello crece y cae en vertical.

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La gravedad es lo quetiene…

La propia naturaleza esasí. Cuando se corta la naturaleza de manera natural, nunca se corta enhorizontal. Se desgasta hacia abajo, verticalmente. Estamos empeñados en cortarel cabello yendo contra natura. Si yo no respeto el gesto y el movimiento delcabello, éste pasa de mí. Esto no es como un seto en un jardín al que cojo,corto a cepillo y ya. Con el corte en vertical puedo hacer incisionesinteriores que ayudan a alterar los volúmenes. Elimino el cabello desde laraíz. A partir de ahí ya generamos un corte.

 

¿Esta técnica ya laaplicabas nada más empezaste en esto de la peluquería?

No, esto llegó después,y cuando lo descubrí cambió mi manera de entender esta profesión y locondicionó todo. Yo empecé en la peluquería porque no me gustaba estudiar yporque mi madre tenía una, pero yo no quería ser peluquero. Siempre me quejabade que los peluqueros eran esos seres odiosos que te cortan el pelo cuando lotienes largo. Lloraba cuando me lo cortaban. Tenía claro que no iba a ser esto.Nunca. Y ahora… no es que sea una profesión, sino que es un estilo de vida. Unavez empecé recuerdo que mi madre siempre me decía “no inventes nada que ya estátodo inventado”. Yo creo que no, que está todo por inventar. Un día vi una fotode un peluquero que llevaba la tijera al revés y empecé a probar y adesarrollar esa técnica… Y desde entonces hasta hoy, que doy cursos deformación a profesionales, realizo ponencias y hago shows.

 

Diferentes maneras detransmitir y compartir tu estilo… ¿Cómo lo definirías?

¿Intuitivo? No creo queesta palabra sea la apropiada, porque parece que no sigues unas reglas. Yo sigounos patrones de trabajo establecidos, pero a partir de ahí… rienda suelta a laimaginación. Soy como un niño pequeño. Estoy jugando un rato y me aburro. Estoytres días seguidos cortando el pelo y me aburro, necesito otra cosa. Si no tuvieseesto que tengo en la cabeza, hace años que hubiese dejado esta profesión.Entonces intuitivamente me dejo llevar. Cierro los ojos, toco el cabello, lopalpo y me da una sensación que va mucho más allá de simplemente cortar elpelo. Eso sí, la intuición me lleva a desarrollar técnicas concretas, no estoydivagando. La idea en la que estamos trabajando ahora es la de I+D+C. ¿Más C?Comunicación. Investigación, más desarrollo, más comunicación en el sectorprofesional. Yo le doy vueltas a conceptos, cosas, desarrollamos ideas,desestimamos algunas, y lo que funciona lo comunicamos al sector profesionalpara hacer crecer esto.

Y para comunicarlo,¿cómo os ayudan las redes sociales?

Son fenomenales. Antes,o ibas de la mano de una multinacional o no te conocía nadie. Ahora, los vídeosque tenemos en nuestrocanal de Youtube, el Facebook o la misma página web son nuestra manera de decir”buenas, soy tal y tengo este punto de vista”. Mi futuro, del todo, pasa porInternet. Tengo claro que es lo que me va a mover.

 

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Hablabas de un estilo decorte en sintonía con la naturaleza. ¿Es tu musa?

Sus formas, sus colores,sus caprichos, esos animales rarísimos que parece que estén pintados con unpincelito, el agua… Me inspira la luz, el frescor de la mañana… Yo soypeluquero 25 horas al día, pero no vivo obsesionado por el cabello. No salgo dela peluquería y sólo quiero ver pelos. Personalmente creo que eso es un error.Si siempre te retroalimentas de lo mismo, no vas, no creces.

 

¿Crees que el sector dela peluquería está estancado?

Ha sido muy triste darmecuenta de que yo no puedo ser cirujano o abogado, pero que ellos sí que puedenser peluqueros. ¿Sabes por qué? Porque cualquiera puede ser peluquero. Ahoranos ponemos un rato, te enseño a cortar el pelo, te pones, fuerzas un poco lahistoria y eres peluquero. La niña o el niño que no le gusta estudiar, nitrabajar, ni quiere hacer nada… pero es que cuando se va el fin de semana conlas amigas tiene una maña con la planchita… ¡pues peluquera! Yo tenía vergüenzaajena cuando estudiaba peluquería en la academia. Si la materia prima de laprofesión es esa, ¿qué podemos esperar? Una profesión en la que muchos más dela mitad no se complican la vida, ni quieren que se la compliquen, pero que,eso sí, quieren ganar mucho dinero. Y lo peor es que han ganado muchísimodinero sin saber hacer nada. Mi concepto de la situación actual de la profesiónes bastante lastimoso.

 

¿Qué carenciasdestacarías?

Mira, Cleopatra (sí,Cleopatra) murió el 31 a. C. y cuando Victoria Beckham sacó el corte “bob”todos nos creíamos super modernos y todos hacíamos bobs. Es absurdo a todasluces lo de ir diciendo que creamos modas… ¡Cleopatra sí que marcó tendencia!Nosotros nos vamos pasando la mentira de unos a otros alardeando de lo buenos ylo guays que somos. Pero hay un montón de gente profesional con puntos de vistadiferentes, diciendo “ya está bien”. No podemos estar haciendo refritos yrequetefritos… Mi madre ya lo hacía, su abuela también… así desde el 31 a. C.Es que es muy bonito eso de poner en el cartel “Peluquero y estilista”. Y lepreguntas “¿qué es estilista?”. “Ehm, ehm…”. Estilista es el que genera estilo,pero no tiene por qué peinar. Más bien es el que aconseja cómo vestir. “¿Y túaconsejas cómo vestir?”. “No”. “Entonces, ¿por qué pones estilista?”. “Yo puedoponer lo que quiera”. ¡Mago!… Al final tenemos lo que nos merecemos: que sila peluquería es el centro del barrio para el cotilleo, para hablar, paracriticar, para decir “ay, Mari, pues mira…”, “¿Dónde vas? ¡A la pelu!”; que sila imagen de la mujer bajo el casco, leyendo la prensa rosa… Entonces tepreguntas… ¿trabajo en esto? Yo desde luego, no. Por eso estamos entre algunosintentando cambiarlo, tratando de darle sentido y contenido al mundo de lapeluquería.

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A la postre tumotivación son las personas.

Cuando hago un peinadopara una fiesta, por ejemplo, y el lunes vienen a la peluquería y me dicen “¡nosabes lo bien que estuve con el pelo que me dejaste!”, eso es mi motor. Yo lohe visto, viene alguien a la pelu y de repente se va diferente. Parece como sila persona que ha entrado se hubiese quedado aquí, y cuando se va, se va otrapersona. Que una persona se vaya feliz, se vaya con confianza y con laautoestima bien cargada… ¿eso a mi qué me da? ¿Que soy peluquero? No, esto esalgo más, muy diferente a simplemente cortar el pelo. Si yo acabase un corte depelo y “ale, adiós”, no tendría mi esencia, ni mi amor, ni mi cariño. Noexistiría esa parte recíproca, ese diálogo en el que tú has participado de tucorte de pelo. Yo no mando. Tú y yo dialogamos. Yo solamente soy el medio.

 

Entonces, ¿qué es tupeluquería, Manuel?

Pues ni yo mismo sabríadecírtelo. Es un lugar en el que de repente la gente siente que ha aparecidoalgo nuevo. Cuando no nos gusta una ropa, nos ponemos otra, pero con el peloconvivimos todos los días, a todas horas. Yo siempre lo digo: “gústate, asúmete,disfrútate”. Así es como entiendo mi trabajo, ayudando a sacar lo mejor de laspersonas a través de su cabello. Ha habido gente que me ha dicho “Manuel, llevo50 años con el mismo pelo…me he sentido desdichada, me he sentido feíta depequeña… nunca me he sentido bien con mi cabello”… y ahora con su nuevo cortetiene muchísima más confianza. Ella está diferente, su actitud ha cambiado ytiene mucha más autoestima. Y lo más importante: ahora su pelo no es suenemigo, sino su amigo.

@pauFiR


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