El artista que hace estallar su obra

A pocos días del apogeo de las Fallas, la fiesta por excelencia de la ciudad de Valencia, en 360 Grados Press hemos querido conocer de cerca uno de sus ámbitos más característicos: la pirotecnia. Muchos nombres destacan en este sentido, pero hemos escogido a un profesional que ha hecho historia. Concretamente, una de 50 años. Recién pronunciado un “hasta siempre” laboral, ha aceptado compartir su experiencia con nosotros.

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Es marzo, tiempo deFallas, por lo que las citas con la pólvora se suceden diariamente en la Plazadel Ayuntamiento de Valencia. De hecho, hace apenas 48 horas este mismoescenario acogía una muy especial, la correspondiente a la despedida de unerudito de la pirotecnia, el cual se encuentra de nuevo allí. En esta ocasión,para ayudar a un amigo a montar su correspondiente mascletà. Se trata de GregorioJuan Moreno, más conocido como Gori.”Me he retirado porque tengo problemas dehueso y para rendir en primera línea hay que estar sano y muy centrado en loque se hace. Además, cuando tenía bastante menos edad no tenía miedo a nada,pero ahora ya le tengo respeto. Me da apuro no llegar donde quiero“,reconoce.

 

Aunque la noticiaha apenado al público en general, nadie ha puesto en cuestión su determinación.Escribir una trayectoria de medio siglo en el sector pirotécnico con éxito ysin contar ningún accidente se debe en gran medida a esta sensatez, un valorque siempre trata de inculcar, especialmente a las generaciones más jóvenes. “Este oficio hay que pensárselo. No escuestión de trabajar por trabajar. La pólvora forma parte hasta de mi casa. Yosiempre estoy manipulando explosivos, pero en ningún momento se me olvida queme pueden matar“, afirma Gori.

 

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Más allá delevidente riesgo que conlleva el empleo de este material, dedicarse a lapirotecnia presenta otra serie de contras no tan conocidos. Porque una mascletà, por ejemplo, es tan solo lapunta del iceberg de un largo proceso en el taller. “La parte esencial de este trabajo es la fabricación, que es monótona,aburrida y muy sacrificada. Con el espectáculo de mi despedida estuve cuatromeses“, explica este pirotécnico. Y a las cuantiosas horas de elaboraciónque transcurren en las casetas también hay que sumar el tiempo de traslado ydisposición de los artefactos. “Hoy lagente no llegará hasta las 14 horas, pero nosotros llevamos desde las 6 horasmontando. En esto no hay que mirar el tiempo. Tampoco si es sábado o domingo“,completa Gori.

 

La mecanización ydigitalización implantadas con el paso de los años han facilitado mucho eltrabajo del pirotécnico en este sentido. No obstante, Gori siempre ha queridomantener la tradición de la manualidad, lo cual se ha convertido en su sellopersonal. Así, el día de su despedida optó por rendir homenaje a la viejausanza. En sus palabras: “Mi primeramascletà en la Plaza del Ayuntamiento fue hace 41 años y el otro día preparéuna como aquella, añeja, en el buen sentido de la palabra. No porque estuviesefabricada desde hacía tiempo, sino porque fue como se hacía entonces“.

 

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Quizá, la vivenciapersonal de este pirotécnico haya tenido que ver en ello: Gori aprendió eloficio de sus padres, quienes llegaron a fundar una empresa. En un primermomento, seguir sus pasos no fue una elección propia. “Yo lo que quería era jugar, tener vacaciones y salir con los amigos,pero no podía tener esos privilegios porque tenía que trabajar en la fábricacon la pólvora“, recuerda. Sin embargo, heredar esos conocimientos le hizo adquiriruna responsabilidad por perfeccionar este arte, de ahí su recorrido hasta elpresente.

 

Ahora, cuando eselegado ha cumplido cinco décadas, Gori ha pensado en regalarse un respiro.Disfrutar de sus nietos y organizar unas vacaciones, lo cual no ha podido hacerhasta la fecha, son sus propósitos inmediatos. Eso sí, la pólvora no va adesaparecer de su vida, ni mucho menos. Sus dos hijos pasan a llevar la gestiónde la tienda y la fábrica que lleva su nombre, pero él tiene otros planes. “Aspiro a montar un museo de la pirotecniapara que la gente vea el trabajo que comprende y, al mismo tiempo, aprenda cómousarla. No es tan bonita como parece, sino que tiene riesgos“, confiesa.

 

Asimismo, hoy seencuentra de nuevo allí, en la plaza que le ha servido como mejor escaparate yque le ha reportado mayor reconocimiento. Las obras de los artistas de lapólvora son tan efímeras como los estallidos, pero los homólogos de Gori letoman como ejemplo y el público le recuerda. En definitiva, este pirotécnico halogrado que la suya permanezca.

 

Laura Bellver

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