Tras la huella de El Quijote

Miguel de Cervantes puso el foco de El Quijote en esa tierra que mucha gente ignora, pero que está llena de historia, rincones espectaculares y personas hospitalarias. Lo que no quiso desvelar es “ese lugar” en el que comienza su obra y que un grupo de expertos averiguó gracias a un sistema de distancias/tiempo. En 360 Grados Press hemos seguido la huella del ingenioso hidalgo para descubrir así los tesoros de La Mancha.

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“En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor…” ¿Quién no conoce esta famosa primera fase de ‘El Ingenioso Hidalgo don Quijote de La Mancha? Y, sin embargo, ¿quién sabe de qué localidad se trata”. “Cervantes inmortalizó La Mancha, región natural e histórica situada en el centro de España, dando a don Alonso Quijano el sobrenombre de don Quijote de La Mancha. Eligió La Mancha y, dentro de ella, un lugar del Campo de Montiel, comarca donde se halla la aldea e inicia sus aventuras”, comenta Mª Ángeles Jiménez, experta en esta obra universal.

Desde bien antiguo se ha intentado situar ese “lugar de la Mancha” dentro del término de dicha comarca. “Algunos teóricos de la literatura han opinado que era puramente imaginario. No obstante, está claro que Cervantes sitúa a su personaje en el Campo de Montiel, tal y como está escrito con todas sus letras. Cervantes quiso que don Quijote fuera de una aldea del Campo de Montiel, por lo que hubo que buscar su “cuna” en una de sus aldeas”, continúa Jiménez.

De hecho, aparece tanto en el prólogo como en el inicio de la primera salida del caballero: “Y comenzó a caminar por el antiguo y conocido Campo de Montiel y era verdad que por él caminaba”. También, en su segunda salida, cuando trascurrieron sus aventuras por parajes de La Mancha y Sierra Morena y su tercera salida que le llevó a Aragón y Barcelona.

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Por todo ello, un equipo científico multidisciplinar de la Universidad Complutense de Madrid, integrado por diez expertos en Geografía, Historia, Filología, Sociología, Matemáticas y Ciencias de la Información revelaron el “lugar de la Mancha”. Fue en 2005, con motivo del IV Centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote. Así pues, estos estudiosos, liderados los catedráticos de Sociología, Francisco Parra, y de Relaciones Internacionales, Santiago Petschen y el literato Manuel Fernández Nieto determinaron que era Villanueva de Infantes.

Bajo el título ‘El lugar de la Mancha es… El Quijote como un sistema de distancias/tiempo’, explican cómo a través de estas técnicas determinaron que la localidad ciudadrealeña corresponde a ese sitio de “cuyo nombre no quiero acordarme”. De hecho, aparecen detalladas en el antiguo convento de La Encarnación de Infantes.  Estas averiguaciones son corroboradas por otros estudios de la Real Academia de las Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de enfoque estadístico, según explica Mª Ángeles Jiménez, quien también es directora de la biblioteca de Villanueva de Infantes.

Una ruta por tierras manchegas

Considerado como uno de los pueblos más bonitos de España, la localidad en la que “nació” don Alonso Quijano cuenta con un rico patrimonio histórico y una historia que comenzó con los primeros asentamientos en el siglo 2.000 a.C. Personajes ilustres como Francisco de Quevedo, que pasó allí sus últimos días ayudaron a convertir Villanueva de Infantes en un foco cultural y artístico. Por ello, seguir la huella del Quijote es comenzar en este punto, que no deja indiferente a nadie.

La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha establecido una ruta en la que incluye localidades que no aparecen en el libro como La Roda, cuya Posada El Sol se ha dicho que aparecía en la obra, aunque realmente su construcción fue posterior a la publicación. “En su recorrido atraviesa los mismos escenarios naturales donde Cervantes situó las andanzas de un jinete enamorado y de su fiel escudero, convirtiendo el luminoso, ancho y profundo paisaje manchego en reflejo del mundo”, se indica desde la administración, y afirma que se aspira que sea cataloga como Patrimonio de la Humanidad.

Estos parajes ofrecen al viajero un itinerario que forma parte de la memoria desde hace 400 años. Así pues, cerca de Villanueva de Infantes se encuentra el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, uno de los lugares más emblemáticos y bonitos de la zona y desde la cual se puede acceder a la Cueva de Montesinos, que aparece hacia el final de la novela de Cervantes. Durante su transcurso, un delicioso paisaje salpicado por encinas y por suaves colinas envuelve al viajero.

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Por supuesto, no puede faltar la visita a los impertérritos molinos de viento de Campo de Criptana, la Casa de Dulcinea en El Toboso, la Laguna de El Salicor, la zona volcánica del Campo de Calatrava o las Tablas de Daimiel; probar los excelentes vinos de Valdepeñas o la gastronomía de Tomelloso; y conocer el conjunto artístico e histórico de Toledo o la vida que rebosa la ciudad de Albacete. Y si se tiene tiempo, es muy recomendable la zona de Alcaraz, al suroeste de la provincia de Albacete, con el santuario de la Virgen de Cortes y sus pinturas rupestres.

En definitiva, una ruta que reúne literatura, arte, historia, gastronomía y naturaleza y que, desde años, se puede iniciar desde Villanueva de Infantes, el “lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme” y que, ahora, podemos determinar con seguridad.


@_Guiomar_

Patricia Moratalla

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