Sorpresas, desilusiones y mucha bragueta

La feria de julio de Valencia acabó con algunas expectativas incumplidas, con algunos descubrimientos dignos de mención y con algunos toreros –no sólo José Tomás- que le echaron mucho arrojo, valor seco o como se le quiera llamar. 360gradospress hizo el seguimiento del ciclo de San Jaime.

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El serial empezó con una novillada sin picadores y la posterior desencajonada. En este primer festejo cortó una oreja el joven Francisco Damas. Al día siguiente, Jesús de Valencia y David Galván obtuvieron un trofeo, aunque el nombre propio fue el de Galván, con una actuación muy seria y sobreponiéndose a las dificultades del novillo de Los Azores. 

No fue hasta el domingo 18 cuando se abrió la puerta grande; la atravesaron Cristian Climent y David González. Ambos estuvieron a buen nivel. En la jornada posterior destacaron el valenciano Pascual Javier, que demostró su fuerza de voluntad y Rafael Cerro, al que se le vio muy en novillero y con faenas de mucha transmisión, pues lidió el sexto ejemplar, el mejor de la tarde.

Ya el miércoles dieron inicio los festejos mayores con una corrida muy esperada de La Quinta. Ante ella se tuvieron que armar de valor los diestros José Calvo, Tomás Sánchez y Alberto Aguilar. Los animales ofrecieron un comportamiento interesante, cada uno con sus complicaciones, siendo el último el mejor. Ante él, Aguilar logró una faena de mucho oficio y calidad en tandas, tanto por la derecha como con la zurda, muy templadas y ‘tragando paquete’. Por su parte, Calvo consiguió un apéndice y también aguantó lo suyo en el primero.

El día 21 se despedía de los ruedos valencianos Vicente Barrera, que cortó dos orejas, sobre todo, por eso, porque era su último paseíllo en la ciudad del Túria. Junto a él torearon El Cid, que obtuvo un trofeo, y Daniel Luque, para quien el público, sorprendentemente, no pidió la oreja. Desde luego, realizó una faena muy digna, con transmisión y dejó patente que su toreo de capa sigue al alza. Y para sorpresa, el buen juego de los astados de Juan Pedro Domecq en este coso, entre los que destacaron el segundo y el cuarto.

El viernes, ‘día de las figuras’ sobresalió una faena de Enrique Ponce al cuarto morlaco, pero falló con los aceros, y otra de José María Manzanares, que pese a abrir la puerta grande y manifestar el buen momento por el que atraviesa, no estuvo al mismo nivel que en las Fallas pasadas. Eso sí, repitió el gesto de matar recibiendo. Por otro lado, El Juli resultó ovacionado. Fue una jornada de la que se esperaba faenas más redondas.

Y por fin llegó el gran día, el 23-J. José Tomás reapareció con todos los honores. Pese a sufrir una voltereta, volvió a la cara del toro e hilvanó un trasteo basado en el coraje, un valor seco que parecía decirle al animal: ¡si no embistes tú, embisto yo! Y eso hizo, prácticamente se montó encima del ejemplar de El Pilar. Cortó una oreja y el presidente le negó la segunda, un premio justo si el baremo aplicado todas las tardes hubiera sido equitativo. El respetable abroncó al presidente y obligó al de Galapagar a dar otra vuelta al ruedo. Sin duda, José Tomás ha vuelto.

Pero no sólo de José Tomás vive el aficionado. Esa tarde Víctor Puerto sorprendió toreando con las rodillas en tierra y el mexicano Arturo Saldívar dejó claro que venía a por todas, pues  también ‘tragó paquete’ ante sus oponentes y se ciñó tanto como José Tomás; toda una declaración de intenciones que le valió la puerta grande.

La feria terminó con un festejo de rejones en el que Leonardo Hernández salió a hombros, Sergio Galán demostró su oficio y buen gusto, y Manolo Manzanares dejó entrever que le falta rodaje.

Y sí, ahora la pregunta es: ¿qué hacemos los aficionados valencianos hasta octubre? ¿Qué tal una novillada los domingos? ¡Por pedir…!

Estefanía G. Asensi

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