Los nuevos tiempos han cambiado el concepto de paternidad
Los nuevos tiempos han cambiado el concepto de paternidad

Celebrar el día de todos los padres de San José

Hay un santoral cristiano que cubre los 365 días del año y otro paralelo de días señalados. Unas efemérides cocinadas por la ONU, con el ánimo de sensibilizar al planeta sobre problemas universales (desde el cambio climático hasta el día de la mujer o de los derechos humanos), o directamente por la industria del marketing. El 19 de marzo es uno de los días contados en los que confluyen con similar relevancia la conmemoración cristiana con la más pagana capitalista. Es San José y el Día del Padre. Junto con San Valentín o el Día de la Madre, una de las estaciones de obligada parada para publicistas, agencias de comunicación, grandes almacenes y comercio convencional y electrónico.

Socialmente ha cambiado más la figura paterna, de la mano de los nuevos modelos de familia, que el perfil publicitario de las campañas. Familias monoparentales, padres separados, parejas homosexuales, menores tutelados por la Administración y en situación de acogida familiar (20.000 niños en España), huérfanos de padre… ¿Cómo viven la celebración, como sobreviven al bombardeo los niños inmersos en estas nuevas realidades?

La psicóloga infantil María Pérez Maldonado, con casi 30 años de experiencia, responde a algunas de las incógnitas sobre cómo deben afrontar familias y educadores la presión ambiental en un día como este para evitar la sensación de vacío o de disrupción en el caso de no pertenecer al modelo de familia tradicional pautado como dominante. De entrada, la psicóloga se manifiesta “partidaria de celebrar ese día y de regalar”, pero no desde un enfoque material y consumista sino como mero pretexto para “tomar conciencia, recapacitar” y poner en valor la figura del padre desde un “amplio enfoque”.

Regalar sentimiento

“Hay que celebrarlo, pero tener mucho cuidado sobre cómo lo celebramos”, matiza la experta. “Celebrarlo -agrega- ampliando el concepto de padre”, para que no sea de ningún modo excluyente. El niño tiene una oportunidad para “dedicar tiempo a la reflexión, a pensar sobre la figura, las figuras paternas, y a quién quiere agradecerle los cuidados y la entrega”, explica la psicóloga.

María Pérez sugiere, en este sentido, que en los colegios se haga un trabajo reflexivo en grupo, en el que los niños “puedan expresar qué sienten respecto a su padre, construir entre todos algo así como el modelo de padre ideal y, a la vez, hablar de lo que ellos entienden que no están haciendo bien como niños”. Una actividad en la que se apunten argumentos en dos murales y que motive a los niños a pensar.

¿Y ha de haber regalo? Por supuesto. Ese proceso ha de desembocar en “un dibujo, una canción, un poema”, un detalle creativo que contenga “una parte del niño, de sus sentimientos”. Es lo que más llenará al padre, pero, además, subraya la psicóloga infantil, es también lo más provechoso, emocionante y afectivo para el niño.

El 19 de marzo como Día del Padre surgió en 1948 de la voluntad de una maestra vallecana de rendir tributo a los progenitores masculinos. Pero fue en 1953 cuando cobró sentido comercial, gracias a una campaña de promoción de regalos de los grandes almacenes Galerías Preciados. Al año siguiente, El Corte Inglés se sumó a la iniciativa.

Llenar el vacío de la orfandad

En edades tempranas el padre no es el centro del universo para el hijo, es el universo en sí. Por eso en días como el 19 de marzo y cuando el padre ha fallecido, la madre o los docentes han de gestionar la orfandad en medio de la tormenta comercial y del entorno. “Siempre hay una figura paterna sustitutiva, una figura de referencia para el niño y es la que se ensalzará: el tío, el abuelo, que es el padre de la madre…”, argumenta.

“El niño puede sentir el hueco vacío, cada niño como cada adulto lo percibe de forma diferente, pero la madre ha de poner en valor otros referentes familiares o sociales”, observa la experta. En todo caso, por su experiencia, advierte, “a veces es más doloroso para el hijo tener al padre presente pero con una imagen denostada que aquel que ya no está”. Nunca hay que mancillar la imagen del padre o la madre. Es la principal conclusión a la que llegó un reputado psicólogo al término de su dilatada trayectoria profesional, según la experta.

María Pérez Maldonado. Foto: MARGA FERRER

El 6% de la población adulta española está separada. España es, de hecho, el segundo país de la Unión Europea en este ranking. En 2017 se registraron 102.341 divorcios o separaciones. Situaciones en las que a veces se utiliza a los hijos como facturas para cobrar deudas o coartadas para ajustes de cuentas. “Asisto casi de continuo a este tipo de conflictos y es muy pernicioso. Las figuras paterna y materna han de salvaguardarse al máximo; denostar a alguno de ellos es negarle una parte de su desarrollo. Por eso hay que tragarse el orgullo y sugerir al niño que tenga en días como este detalles. Porque, además, el niño necesita halagar al padre y en especial en ciertas edades”, sentencia.

Un dos por uno paternal

En los casos en los que la madre vive con otra pareja sentimental masculina, María Pérez no tiene ninguna duda de que debe haber dos regalos. “Está el padre y el padre putativo, el que ejerce, el funcional, que muchas veces es el que cuida más al niño, el accesible y cercano. El niño ha de tener el gesto con las personas que están con él, por supuesto”, subraya la psicóloga.

En casi la tercera parte de los hogares con hijos que hay en España (en 1,8 de los 6 millones), estos están a cargo de una sola persona. En 1.529.900, se trata de familias monoparentales con madres y solamente en 312.600 casos, son familias encabezadas por un hombre, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

“Mi experiencia con niños de familias monoparentales es que su desarrollo está completamente normalizado y nada condicionado”, advierte frente a los defensores del modelo de familia tradicional como única fórmula ventajosa para la educación del niño. “La figura paterna se sustenta en muchos otros modelos y puedo decir que los peores casos que me he encontrado, los más traumatizantes, han sido en niños de parejas cuyas relaciones estaban carentes de armonía”, sostiene.  La figura paterna a la manera clásica parece que está bastante mitificada.

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