La princesa eterna: 30 años sin Grace Kelly

Comenzamos la nueva temporada de la sección de moda evocando la esencia de una mujer, la princesa eterna que nos cautivó con su elegancia y sofisticación, la musa de Alfred Hitchcock, los ojos aterciopelados de Mónaco que se fundían en una trilogía de colores rotos. Hace treinta años que la princesa de Mónaco, la bella Grace Kelly, nos contempla con su inconfundible figura sobre las nubes de papel, mirando por la ventana indiscreta de Alicia que la espera en el camino del tiempo. Recordando una vida basada en el cine y siendo un sereno referente en la cultura y la historia de la moda por su distinción y su rostro que nunca envejece ante la memoria del espejo de los recuerdos.

Historia y trayectoria profesional

Grace Kelly nació en Filadelfia en el año 1929, en pleno inicio del “crack” de EEUU.  Fue educada en el seno de una familia de origen irlandés, católica y muy acomodada. La pequeña Grace siempre tuvo claro que quería dedicarse a la interpretación, a pesar de la oposición de su familia, emprendió un viaje hacia Nueva York donde trabajó como modelo y estudió interpretación en la Academia Nacional de Arte Dramático. En sus primeros trabajos como modelo fotográfica ya representaba ese estilo de mujer inocente, femenina y con un misterio indescriptible en su mirada. Era el paradigma de mujer contraria a la sensualidad y la provocación de mitos eróticos como Marilyn Monroe. Un nuevo arquetipo de mujer que marcó  una evidente tendencia que enamoró a Hollywood, tanto es así que en cinco años de carrera brilló como una estrella consolidada en el cine norteamericano.

En 1949 consiguió su primer papel en Broadway, la zona de teatros más prestigiosa de Nueva York, donde interpretó la obra “El padre“, del dramaturgo sueco August Strindberg. En los años 50 realizó algunas apariciones televisivas en varios anuncios publicitarios, hasta que decidió trasladarse a Los Ángeles para probar fortuna en la gran pantalla.

El sueño de maletas vacías de Grace Kelly se fue haciendo realidad. Con la corta edad de  22 años, la joven y bella Grace hizo su primera película “Catorce horas” con un papel secundario, pero suficiente para que los críticos de cine supiesen reconocer un talento que cautivaría a los espectadores en un futuro muy próximo. Su elegancia y su delicado rostro capturó a Hollywood, de forma que al año siguiente se le ofreció el papel principal en la película “Solo ante el peligro” junto a uno de los galanes de la época, Gary Cooper. Su siguiente filme fue “Mogambo“, junto a Clark Gable y Ava Gardner, por el cual fue candidata al Óscar como mejor actriz de reparto.

Grace Kelly realizó 11 películas en tan sólo cinco años y fue una de las musas del director y el mago del suspense Alfred Hitchcock, con quien trabajó en tres películas, “Crimen perfecto” con Ray Milland, “La ventana indiscreta” con James Stewart y  “Atrapa a un ladrón” con Cary Grant. En la retina de los espectadores siempre nos quedará grabada la imagen de ese beso intenso entre Grace Kelly y Cary Grant en “Atrapa a un ladrón“, siendo uno de los acercamientos más sensuales y con más pasión de la gran pantalla, donde observamos la nuca de Grant, un plano que casi siempre empleaba Hitchcock en sus filmes,  y la belleza tímida y misteriosa de Grace.

Durante el rodaje de este último largometraje, el Príncipe Raniero III visitó el hotel donde se hallaba la actriz y quedó prendado de ella, iniciando discretamente una relación mientras Grace continuaba sus labores interpretativas.

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Con tan solo 25 años ganó un Óscar a la mejor actriz principal por la película “La angustia de vivir“, para entonces el príncipe Raniero no sólo había conquistado a la atractiva actriz, sino que había efectuado cautelosas visitas a América solicitando su mano. Recordamos a Grace Kelly en su última película “Alta sociedad“, donde anunciaba un adiós sobre la eternidad del hechizo del cine, pero siempre inmutable ante la perpetuidad de los fotogramas.

Después se trasladó a Mónaco para casarse con el príncipe Raniero III, quien le había manifestado una decisión muy severa y que Grace aceptó. Si se convertía en princesa de Mónaco debía de abandonar su profesión,  dado que el ejercicio interpretativo era incompatible con los deberes de la monarquía. El matrimonio fue considerado como la Boda del Siglo por los medios de comunicación, debido a que Raniero se casaba con una estrella de Hollywood. Sin embrago, podemos hacer memoria ante unas imágenes del acontecimiento donde aparece una Grace Kelly misteriosa, triste y con una mirada distante y extremadamente lacónica. Un hecho que se comentó por la prensa de la época, pudiendo acusar a ambos cónyuges que era un matrimonio de conveniencia. Tras su boda dejó de ser Grace Kelly para convertirse en Gracia Patricia de Mónaco, la princesa que llevó la sofisticación de los años dorados de Hollywood a la Costa Azul, que con su imagen logró hacer renacer la vida económica y social de un diminuto principado en decadencia que revivió gracias al capital norteamericano que ella atrajo.

En los años de soltera de la actriz, se dice que Grace compartió su vida amorosa con los actores con los que había trabajado, como Clark Gable y Cary Grant.

El 14 de septiembre de 1982 la Princesa de Mónaco sufrió un desafortunado accidente cuando conducía su coche por una carretera que aparece en la inmortal película “Atrapa a un ladrón“, justo donde Grace Kelly y Cary Grant hacen la escena distendida del picnic. Su hija Estefanía estaba como acompañante en el accidente, pero resultó ilesa. La Princesa eterna falleció a los 52 años de edad, con una belleza que todavía queda inmortalizada en el jardín del tiempo.

Un icono en la cultura de la moda
La Princesa de Mónaco se consideró una mujer que despertaba sofisticación y elegancia en cada una de sus apariciones sociales y en la gran pantalla. En el repleto cajón de retratos podemos evocar miles de planos y momentos que quedan mudos ante la eternidad de un rostro que todavía invita a la contemplación. Su figura esbelta y sus ojos de colores perdidos en las profundidades del cielo, hicieron que Grace Kelly gozara de un merecido reconocimiento en las revistas especializadas de moda de la época y en las de la actualidad. Cautivadora e impactante, Grace Kelly transmitía serenidad a través de su mirada, sin sonreír apenas, mostraba ante la cámara una imagen de mujer fría y bella que cautivó a prestigiosos modistos de la época, como el caso de Oleg Cassini.

Los años 50 era una época donde la moda mezclaba feminidad, picardía e inocencia, Grace Kelly apostó por un modelo de mujer que marcó una inexorable tendencia por su belleza serena y su forma de contemplar la vida. Se consideró una mujer que conocía el arte de sugerir, que tenía un misterio en su figura esbelta, que supo hechizar con su mirada enigmática, muy alejada de paradigmas de mujer como la italiana Sofía Loren que maravillaba con sus exuberantes curvas y proporciones. Grace era una excepción en el mundo de las rubias del cine que la mayoría obtenían imponentes medidas y que se consideraban símbolo de sexualidad.

Nos introducimos en la memoria de nuestra retina, donde observamos a una jovial Grace Kelly, en la película “Mogambo” vestida con tonalidades pastel, muy inocentes, que hacían representar esa imagen de candidez ante las cámaras. Alfred Hitchcock supo ver en ella el erotismo que transmitía y su ingenua belleza en el film “La ventana indiscreta” donde rememoramos la perdurable imagen de Grace Kelly con un vestido negro de gasa firmado por la modista de la Paramount, Edith Head. Destacamos la elegancia innata de la actriz con un vestido que insinuaba sus proporciones y que se complementaba con el mítico collar de perlas que simbolizaba sofisticación.

En 1954 recogió su único Oscar con un vestido de satén color verde perla de la usual Edith Head  por su papel dramático en “La angustia de vivir“, con sólo 25 años.

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Pero la dulce y enigmática Grace también aparece en fotogramas donde está completamente desarmada, rompiendo ese mito de perfección que poseía en la gran pantalla, una de ellas es en film “Alta sociedad” cuando aparece ebria con Frank Sinatra y protagoniza una de las escenas más solazadas y con chispa de toda su carrera cinematográfica. Esta fue su última película, ya que, en 1956 contrajo matrimonio con el príncipe Rainiero III en la Catedral de San Nicolás de Montecarlo con un vestido que todavía muchos diseñadores y periodistas especializados en moda recordamos como ejemplo de genialidad, sofisticación y sutileza. Su vestido de novia fue diseñado por Helen Rose basado en un cuerpo tallado en encaje francés y amplia falda, enmarcando la cintura por un fajín y un distinguido velo con detalles de encaje. El dato importante es que el vestido fue realizado en tan sólo seis semanas por 35 costureras.

Ya convertida en princesa de Mónaco, pudimos verla siempre con diseños discretos y sencillos en diversos eventos de tonalidades sobrias y pasteles, creando esa dualidad entre la fortaleza de una princesa y la inocencia de una mujer. Muchas de sus apariciones fueron obra de los atuendos de Salvatore Ferragamo.

Atrás comenzó a dejar los pañuelos sobre el cabello y las gafas de sol que escondían el magnetismo de su mirada, siempre inexpresiva y seductora que aún queda inmortal en el aroma de su esencia, cuando Grace era una estrella de Hollywood que nunca perdió ese fuego gélido de su belleza.

Curiosidades
El nombre de Grace Kelly aparece junto a otras estrellas cinematográficas como el de la otra rubia de la interpretación, Marilyn Monroe, en la parte del rap de la mítica canción de la cantante MadonnaVogue” homenajeando así a actores de la época dorada de Hollywood. No sólo Madonna ha intercalado el nombre de la Princesa de Mónaco en su música, el cantante libanés Mika le dedicó una canción con su propio nombre, “Grace Kelly“. Este fue el single más famoso de su primer disco que cautivó a medio planeta. En el año 2009 se estrenó el cortometraje del director Armand Rovira “¿Qué será de baby Grace?“, donde se observa la siempre belleza de Grace Kelly con las imágenes de archivo de la princesa en su estancia en Mallorca.

Inma Aznar, periodista

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