Acomodarse en casa frente a la llamada caja tonta es una situación cotidiana en la que no se suele concebir a las celebridades. Sin embargo, y obviamente, lo hacen como todo mortal. No, esta semana en 360 Grados Press no descubrimos eso, sino más bien el influjo que esta afición puede tener en su trabajo.
Un monitor muestra escenas de la histórica manifestación estudiantil acontecida en mayo de 1968. A continuación, reproduce la felicitación de Año Nuevo que el general Charles de Gaulle grabó unos meses después. Sin duda, se trata de acontecimientos diferentes, pero que guardan cierta relación entre sí. Por ejemplo, el carácter político y la mención directa del segundo acerca del primero serían los nexos más evidentes. Además, ambos sucedieron en Francia y, por tanto, fueron emitidos por el servicio audiovisual público de la época, es decir, por la Office de Radiodiffusion Télévision Française (ORTF). Y el vínculo no acabaría ahí, porque los dos también influyeron en la misma medida en algunas de las últimas obras de Pablo Picasso, aquellas que conforman la Suite 347 y la Suite 60, por el mero hecho de que el artista malagueño los siguió a través de la pequeña pantalla. Justamente, este es el eje de una exposición que, tras pasar por sendos museos monográficos de Málaga y de Münster (Alemania), ahora recala en el Centro Cultural Bancaja de Valencia.
Del odio al amor sólo hay un paso
La esposa de Picasso, Jacqueline Roque, adquirió un televisor a principios de los años sesenta con la intención de entretenerse mientras éste trabajaba en el estudio. Según unas declaraciones de su hijo Paulo recogidas por el fotógrafo Brassaï, el pintor y escultor español “despreciaba” dicho aparato al principio. Sin embargo, el sentimiento cambió cuando pudo ver la retransmisión de la boda de la princesa Margarita o una información sobre una muestra suya que en ese momento se exhibía en Londres. “A veces encuentro cosas magníficas en la televisión, cosas muy bonitas, que me gustan, que me interesan“, afirmaría él mismo tiempo después en una entrevista concedida en el medio que rechazó en primera instancia, casualmente. Así, la televisión que entró cual invasora en su villa La Californie en Cannes pasó a ser una compañera habitual; tanto como para mudarse con ellos en 1961 a Notre-Dame-de-Vie en Mouguins. De hecho, algunas instantáneas tomadas en el salón de dicha residencia durante encuentros con ilustres como el escritor Rafael Alberti o el arquitecto William Hartmann prueban la destacada posición que este invento ocupaba en su hogar.
Cuando el entretenimiento se convierte en arte
Animales, payasos, malabaristas o, incluso, la propia Jacqueline representada como una acróbata de la bola. La temática circense protagoniza bastantes de los grabados que Picasso realizó a finales de la década de los sesenta y la razón no es otra que el programa La Piste aux Étoiles televisado en el canal Antenne 2. Del mismo modo, los espacios dedicados al catch wrestling un deporte de combate derivado de la lucha libre o las películas clásicas inspiran parte de las creaciones de la Suite 60 y la Suite 347, una serie considerada como una suerte de diario para el artista, quien parece adoptar el encuadre y el movimiento del medio audiovisual, así como mezclar notas personales tanto biográficas como oníricas con apuntes contemporáneos como las noticias de los informativos en un soberbio ejercicio de imaginación. En definitiva, el malagueño encuentra en la televisión a un aliado en el que basarse para renovar la representación de uno de los temas constantes en su trayectoria: la humanidad. Todo ello, con 87 años cumplidos; como una rejuvenecedora nueva fuente de ideas.
La exposición Picasso TV permanecerá en el Centro Cultural Bancaja de Valencia (Plaza de Tetuán, 23) hasta el 14 de junio de 2015. Horario: de martes a sábado, de 10 a 14 y de 17 a 21 horas. Los domingos, de 10 a 14 horas.
Taiia García Pascual