El diseño estrena casa

Esta semana en 360 Grados Press viajamos hasta Barcelona para conocer de primera mano uno de los últimos ‘refugios culturales’ que han visto la luz en España. Su aspiración, cómo no, es convertirse en baluarte de paso obligado para aficionados y entendidos en dicha materia.

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Entre la Fira de Bellcaire, también conocida como el Mercat dels Encants – uno de los más antiguos de Europa, por cierto – y la Torre Agbar, justo a las puertas del llamado distrito tecnológico o 22@ de la ciudad, hay un inquilino relativamente nuevo. Se trata del edificio HUB, cuya construcción finalizó en 2013 y el cual acoge desde el pasado 14 de diciembre de 2014 el Museu del Disseny, el primero dedicado exclusivamente a dicha disciplina en el ámbito nacional. Quizá porque se ha hecho esperar, ya que fue proyectado aproximadamente dos décadas atrás, la acogida por parte del público está siendo muy buena. Por ejemplo, el mismo día en que abrió sus puertas recibió 10.300 visitas, una cifra que ha alcanzado las 90.000 en su primer mes de vida. Y eso que ‘la mudanza’ todavía no ha terminado.

 

El traslado, progresivo y con buena letra

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Concebido como la suma del Museu de les Arts Decoratives, el Museu de Ceràmica, el Museu Tèxtil i de la Indumentària y el Gabinet de les Arts Gràfiques, este centro ha iniciado su andadura con sólo el 80% de su fondo, el cual consta de un total de 70.000 piezas. Por ello, muchas todavía descansan en el Palau Reial de Pedralbes. La idea es que las exposiciones consigan el pleno rendimiento a lo largo de 2015. De hecho, la primera en modalidad temporal se inaugurará el próximo 18 de febrero bajo el nombre Diseños para vivir y comprenderá 99 proyectos que persiguen demostrar cuán importante es esta especialidad para solucionar problemas de la vida cotidiana. Por su parte, un Centro de Documentación con más de 22.000 referencias disponibles sobre “el arte del objeto” se pondrá en marcha en el mes de abril.

 

Unas permanentes en constante movimiento

La primera vinagrera antigoteo del mundo (Rafael Marquina, 1961), la primera batidora eléctrica de mano del mercado nacional (Gabriel Lluelles, 1959), el primer televisor portátil español (equipo técnico Elbe, 1965), las primeras grapadoras de plástico a nivel global (Guillermo Capdevila, 1977)… Estos son sólo algunos de los pioneros que comparten protagonismo con otros referentes en la planta que el Museu del Disseny dedica al diseño industrial en general y de producto en particular. Es aquí, por tanto, donde se pueden encontrar 2.000 creaciones tan variopintas como emblemáticas por su versatilidad, funcionalidad, innovación o popularidad, como sería el caso de la olla de presión Splendid (Josep Lluscà, 1986), de la cual se vendieron más de 25.000 unidades en un mismo día, o del asiento Arianne (Rafael Bufill, 1991), del que circulan más de un millón en autobuses de 50 países.

 

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La oferta de carácter fijo se completa con otras tres exposiciones consagradas a las artes de autor, la moda y el diseño gráfico. De esta forma, las plantas restantes del HUB permiten conocer, respectivamente, 1.200 artesanías del siglo III hasta el XX, la evolución de la aguja en 111 vestidos que abarcan desde 1550 hasta el presente o la consolidación de una profesión que apenas tiene setenta años de recorrido a través de una muestra de cartelería publicitaria. Detrás de gran parte de las obras se esconde la labor de 83 restauradores – un trabajo sin precedentes en la historia contemporánea de los museos barceloneses – y todas, indiferentemente de su antigüedad o de su categoría, se han pensado para una duración de, más o menos, un lustro.

 

El acento se pone en el mañana

Sin duda, la propuesta del Museu del Disseny es densa, tanto como para requerir de unas cuantas horas si se quiere consumir de una toma o para que su entrada sea válida durante seis meses por si se prefiere dosificar. Sea como sea, el letrero que reza “Continuará” al finalizar la exposición de la cuarta y última altura bien podría extrapolarse a esta nueva ‘casa’ en su conjunto. Porque, aunque guardián del pasado y reflejo del presente, las vistas de dicho vecino en la Plaça de les Glòries están, sobre todo, puestas en el futuro.


@LaBellver

Soma Comunicación

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