El patio de estas casas sí que es particular

Esta semana en 360 Grados Press hemos puesto rumbo hacia el sur de España para conocer una de las muchas maravillas intangibles que la historia más reciente ha dejado como legado popular.

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Algunos vecinos del casco antiguo de Córdoba emplean más de dos horasdiarias en adecentar las plantas que tienen en su casa. Y gastan, incluso,miles de euros en su mantenimiento al año. Luego, cuando llega el mes de mayo,abren las puertas de su hogar de par en par. Es entonces cuando una comisióntécnica pasa a evaluar el trabajo que estos propietarios han venido realizandodurante meses, así como también cuando miles de extraños pueden admirar elresultado del mismo. El motivo de tan peculiar circunstancia no es otro que lafiesta de los patios y su correspondiente concurso, una cita que el pasado mesde diciembre fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

 

En concreto, este certamen fue institucionalizado en 1933, cuandoparticiparon 18 viviendas, una cifra que ha ido aumentando progresivamente conel tiempo. Así, salvando los altibajos marcados por la Guerra Civil y elperiodo de posguerra, el festival se ha celebrado ininterrumpidamente desde1944 hasta el presente, llegando a presentar 60 competidores en su últimaedición. Se trata de una evolución en positivo que, asimismo, se ha dado en loque a acogida del público se refiere. “Esteaño, un jueves por la tarde si no me equivoco, decidimos calcular cuántaspersonas nos visitaban y llegamos a contar 2.800 en un mismo patio durante sólohora y media“, afirma Miguel ÁngelRoldán Sánchez, presidente de la Asociación Amigos de losPatios Cordobeses.

 

Los guardianes deltesoro

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Precisamente, esta entidad, en colaboración con su análoga Clavelesy Gitanillas, fue la encargada de presentar la candidatura de lospatios al reconocimiento concedido por la Unesco. Ello ha significado, portanto, un afianzamiento de la labor que iniciaron en 1974, cuando un grupo deamigos decidió adquirir cuantas casas con patio pudieran para impedir que éstosse perdieran con motivo del desarrollo urbanístico propio de dicha década. Deeste modo, aunque no se salvaron todos, sí que se logró sentar precedente en laconservación de los mismos. En palabras del presidente de este colectivo: “Por ejemplo, en la Calle Enmedio había cercade una treintena, pero ahora no queda ninguno. En cualquier caso, aún haymuchísimos en otras zonas. Pero elmérito es de los vecinos, que son quienes tuvieron la iniciativa de esta fiestay cuidan de los patios“.

 

De raíces populares

Lo cierto es que los propietarios de estas casas son los responsables demantener con vida una tradición que tiene más de cien años de recorrido. Porquelos patios tienen su origen en el éxodo masivo que se produjo durante el sigloXIX del campo a la ciudad, lo cual propició que muchas familias optaran poreste tipo de vivienda. “Eran casassolariegas que se podían alquilar por habitaciones, de manera salían másbaratas. Los patios quedaban como centro en común y cada vecino arreglaba suparte“, explica Miguel Ángel. En esta zona se encontraban cocinas, aseos,pozos y lavaderos, parte de los cuales aún se conservan en la actualidad. Deesta forma, los patios se convirtieron durante un tiempo en el espacio socialpor excelencia de Córdoba. No obstante, más allá de servir como núcleo para lacomunidad, éstos desempeñaban una función pragmática, ya que su idiosincrasia –la vegetación, el riego, el aire libre… – ayudaban a mitigar el calor en lascasas.

 

La preservacióntiene premio

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Con todo, cada patio representa un enclave urbano único, de manera quesu fiesta persigue ponerlos conjuntamente en valor y el concurso, alentar aquienes los poseen para que no desistan en su cuidado. Por ello, aunque noexisten dos iguales entre sí, la convocatoria exige una serie de condiciones deconservación generales, en las cuales se basa finalmente el fallo del jurado. “Se tiene en cuenta que las flores sean detemporada, que estén en macetas o arrietes, su colorido y su variedad. Tambiénque la decoración esté en consonancia con el entorno o que se mantengan loselementos tradicionales“, especifica Miguel Ángel, quien ha sido miembro dela comisión técnica durante diez años. En definitiva, estos mínimos son los quemarcan la participación en el certamen, que distingue entre arquitecturaantigua y moderna o renovada, contando para cada categoría con primer, segundoy tercer premio, así como con seis accésit.

 

Las visitas, másbienvenidas si cabe

A pesar del interés que han despertado siempre, tradicionalmente losvecinos del casco antiguo sólo permitían la entrada a sus patios a lo largo delas dos semanas en que se desarrolla la fiesta. De hecho, la única excepciónvenía dada por el inmueble que la AsociaciónAmigos de los Patios Cordobeses tiene como sede social en el Barrio delAlcázar Viejo – Calle San Basilio, 50 –. “Alprincipio barajamos convertirlo en un hotel rural, pero finalmente optamos poralquilar los bajos a talleres artesanos, así que estamos abiertos los 365 díasdel año. Además, entidades como La Cuarentuna de Córdoba y la Cofradía delSalmorejo Cordobés tienen su sede aquí. La primera ensaya todos los jueves eneste espacio“, explica su presidente. Sin embargo, la distinción comoPatrimonio Inmaterial de la Humanidad ha marcado un antes y un después en estesentido, pues otros siete propietarios se han animado a hacer lo mismo a partirde este hecho. Así, se configuró una ruta por todos ellos de marzo a junio conun precio de cinco euros por persona. El pago de un pase despertó algunas dudasinicialmente, pero la afluencia de visitantes las ha disipado hasta el punto deretomar la actividad en octubre. Los patios, por tanto, han pasado de ser unreclamo latente a una “joya” alalcance de todos. 

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Fotos: Asociación Amigos de los Patios Cordobeses
@LaBellver

 

S.C.

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