La tangente

El Círculo de Bellas Artes de Madrid acogió del 15 al 17 de noviembres una nueva edición del Festival Eñe. Era la cuarta convocatoria de un evento que reunió durante tres días a representantes del mundo editorial con el fin de reflexionar acerca de la situación del sector y mostrar lo más destacado de las letras hispanoamericanas.

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Vivimos tiempos convulsos,atenazados por las apocalípticas noticias que vocean los próceres de laeconomía y establecidos en tierra de nadie, en esa franja de vacío eincomprensión que se ubican los sectores editorial y periodístico en el marcode la transición del papel al universo digital. Ambos aspectos marcaron elúltimo Eñe. Por un lado, en las escaleras alambicadas, los ascensoresminúsculos y los altos salones del CBA había menos movimiento, bullicio ypasión que en las anteriores convocatorias, quizás porque había menosasistentes o quizás, quién sabe, porque la grisalla de la economía se hacontagiado a nuestras vidas. Por el otro, las dudas acerca de hacia dónde va air el mundo del libro, sobrevolaron sobre muchos de los ponentes.


 

El programa del festival tenía comofiguras estelares a Eduardo Mendoza –que inauguró el certamen–, Juan FranciscoFerré –recentísimo Premio Herralde de Novela– y Luis Goytisolo. Eso, al menos,en el ámbito puramente literario. Porque si por algo se ha caracterizado hastael momento este festival es porque abarca otros sectores como la fotografía, eldiseño o, en esta edición, el periodismo. Y es que el universo de la prensa fueel que atrajo la atención de la mayoría de los asistentes. Así, las parejas debaile formadas por Ana Pastor y Juan José Millás o Elvira Lindo y Toni Garridocolgaron un imaginario cartel de “No quedan entradas” mientras las lecturas detextos por parte de –notables– narradores y poetas pasaron más desapercibidas.También Enric González, quizás el mejor periodista español de la última década,vio ante sí lleno el patio de butacas del Teatro Fernando de Rojas del CBA ensu mesa redonda con Ernesto Valverde –entrenador de fútbol y fotógrafo– yEmilio Sánchez Mediavilla –editor de Libros del KO.


 

Y es que la crisis del periodismo,en especial de la prensa escrita, fue el tema más tratado sin que por ellopodamos decir que se llegó a conclusión alguna. El desmoronamiento del modeloperiodístico vigente en el siglo XX es obvio, pero nadie parece conocer lasclaves que regirán el futuro de la prensa en el entorno digital.


 

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Algo similar sucede en la literaturay también ese tema planeó sobre el festival, principalmente sobre la mesaredonda acerca del futuro del libro –ya sea en papel o digital– en la que loseditores participantes mostraron sus dudas acerca de lo que pueda suceder en suentorno el día de mañana.


 

En definitiva, Eñe es un festivalnecesario y meritorio, que ha conseguido mantenerse a pesar de la crisis y que,sin embargo, ganaría enteros si tuviera una mayor profundidad, si se adentrarasin temores en la creación literaria y en el análisis del sector editorial,aunque ello supusiera alejarse de otros lugares más cómodos, de la monótona, mediáticay tranquila existencia de quienes habitan en la tangente.

@palabrasdearena

Adrián Cordellat

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