El largo Halloween: Batman primigenio

Hace tiempo que la Víspera de Todos los Santos ha perdido todo el rigor castizo que la caracterizaba y se ha dejado contagiar por un sinfín de calabazas, disfraces de mercadillo y decoraciones de dudoso gusto. La fiesta se ha convertido ya en oficiosa y es la ocasión de sacar a pasear el repertorio más convencional de historias de miedo. Por eso yo me niego en redondo a escribir esta semana sobre cómics de terror. Aunque no voy a dejar pasar la efeméride. Es la mejor excusa para hablar por fin de Batman y de uno de sus álbumes más accesibles, sobre todo para los que no estén demasiado familiarizados con los tebeos de capas y mallas: El largo Halloween.

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Desde hace unos años Batman vuelve a estar de moda y gracias a las adaptaciones a la gran pantalla de Christopher Nolan a poca gente se le escapa ya que el hombre murciélago es quizá el superhéroe menos superheróico del Olimpo de la viñeta. Frente a un casi divino Superman o un Linterna Verde cargado de luz espacial –por quedarnos solo en el lado de DC–, Batman únicamente ha podido interponer su físico, un arsenal increíble y, eso sí, su propia astucia. Y es que, pese a las mallas y la capa, en sus orígenes el Caballero Oscuro era en realidad un investigador cuya mayor aspiración era atrapar delincuentes. De hecho, y esto es menos conocido, Batman fue conocido durante una temporada con el sobrenombre de “el mejor detective del mundo“.

 

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En sus orígenes la figura de Batman tenía una orientación mucho más noir y no es casual en absoluto que sus primeras historietas se publicasen en la revista Detective Comics. Sin embargo el paso del tiempo y el deslumbrante encanto del Hombre de Acero hicieron que los guiones del Hombre Murciélago derivasen cada vez más hacia la imaginería superheróica. Sin embargo la esencia detectivesca del personaje siempre ha estado ahí. Su relación con la policía y su amistad con el Comisario Gordon, la presencia de la mafia como un elemento más de la ciudad de Gotham y, por qué no, la vocación por el delito convencional de algunos de los más célebres villanos de su universo siempre han hecho de Batman un héroe ambiguo, más mundano y más propenso a embarrarse entre la mugre de las calles.

 

Este aspecto neonoir, descuidado durante muchos años, fue recuperado por Frank Miller en la soberbia miniserie Batman: Año Uno, de la que la primera película de la trilogía de Nolan, Batman Begins, incorpora muchos elementos. Escrito por Jeph Loeb y dibujado por Tim Sale, El largo Halloween sigue la estela de los acontecimientos de aquella obra de Miller y mantiene el mismo tono criminal y detectivesco.

 

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El largo Halloween es una investigación de asesinato complicada y terriblemente lenta que se prolonga a lo largo de casi un año en el que, cada día festivo, alguien elimina a un miembro importante de la familia criminal Falcone. Batman y el comisario Gordon deben colaborar para averiguar quién está asesinando a los mafiosos, para hacer justicia, sí, pero también para evitar una guerra entre las principales familias de Gotham que convierta la ciudad en un campo de batalla.

 

Deudora de Coppola, de Scorsese y, por supuesto, del citado Miller, El Largo Halloween es una ocasión estupenda de revisar la figura del Caballero Oscuro desde una óptica mucho más detectivesca y mundana. Por supuesto que hay peleas, villanos clásicos de las viñetas del Hombre Murciélago como Joker o el Pingüino y alguna ambigua intervención de Catwoman. Pero también hay pistas falsas, bajos fondos, personajes oscuros y una trama detectivesca que en ocasiones resulta envolvente.


@elplumilla

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