Housesitting: viajar por muy poco es posible

Internet ha potenciado nuevas formas de viajar que implican poco dinero. Una de ellas es el housesitting: cuidar casas de personas extrañas en aquellos lugares que se quieren conocer. Se trata de una práctica cada vez más habitual a nivel internacional basada en la confianza y la responsabilidad. De esta manera, se conoce una cultura desde dentro y sin necesidad de grandes ingresos.

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Si este verano quieres viajar por muy poco existe una práctica que cada vez tiene más adeptos: el housesitting. Prácticamente, implica alojarse en una casa para cuidarla mientras los dueños están ausentes por un periodo de tiempo concreto y, normalmente, hay que encargarse de las plantas y de las mascotas. 

 

Esta forma de viajar se ha potenciado gracias a Internet, pero en Reino Unido ya comenzó a implantarse a partir de los años 80 a través de profesionales del housesitting. Y hoy en día ha evolucionado: propietarios de todo el mundo pueden encontrar quien les cuide su casa por poco o nada de dinero. Uno de los sitios más famosos para ello es Trustedhousesitters.com, que nació en 2011 y ya cuenta con unos 65.000 house sitters y ofertas disponibles en 169 países, desde Australia, pasando por Nueva York o Alemania.

 

Magalí Vidoz lleva varios años de house sitter. Todo comenzó cuando empezó a conocer otros lugares con 17 años y a escribir su propio blog de viajes, pero, en su trayecto por Europa, se quedó sin dinero. “No quería volver a mi país”, cuenta. Ahora se encuentra en Milán haciendo un intercambio que consiste en que le ofrecen una habitación y, a cambio, ella limpia la vivienda.

 

Esta joven argentina de 30 años comenta que el housesitting le permitió disponer de tiempo para desarrollar sus proyectos: “El housesitting me ayudó a no tener gastos fijos, por lo que he podido trabajar menos en empleos más o menos estables y me ha dado la posibilidad de tener más tiempo libre para pensar en lo que creía importante”. De esta manera, pudo desarrollar sus talleres de escritura creativa vía on line y publicar libros, uno de ellos sobre esta manera de viajar. 

 

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En la Guía del Housesitting publicada por Magalí recomienda centrarse en la parte de las preguntas que uno tiene que hacerse a sí mismo para emprenderlo. “La persona tiene que ser muy sincera consigo misma respecto de si se está preparado para este compromiso. Es un trabajo voluntario, no hay sueldo a final de mes. Se debe ser realista”, explica.  También aconseja que, una vez que se ingresa en la red de house sitters, se tiene que ser sincero con todo el mundo: “Si no tenemos experiencias con animales, hay que contarlo; si no sabemos inglés perfectamente, decirlo. Es una red que se nutre de la confianza. Por eso, los perfiles hay que crearlos pensando más en los dueños de las casas y no en uno mismo”.

 

Por su parte, Tatiana describe en su blog la aventura de viajar cuidando hogares durante dos meses:  “Después de esta experiencia, sólo puedo decir que me quedo con ganas de más, puedes cuidar una mascota en cualquier lugar del mundo desde una semana hasta 6 meses, o más, ¡todo es posible! Y es una forma de conocer una cultura desde dentro, formando parte de su día a día, con su gente, con sus costumbres, además de hacer nuevos amigos”.

 

El housesitting, además, es una forma incluida dentro del movimiento ‘slow’, de viajar lento y con poco dinero. Eso sí, se asume una gran responsabilidad, pues se tiene que encargar de todo lo relacionado con la casa, desde limpiarla, cuidar a las mascotas, arreglar el jardín o estar pendiente del correo diario ¿Te animarías a ser house sitter?

@_Guiomar_

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