La civilización que miraba a las estrellas junto al Caribe

México y, más concretamente la Riviera Maya en la Península de Yucatán, está plagada de tesoros. Y no hablamos de sus playas de arena blanca, sino de los conjuntos arqueológicos que se conservan del Imperio Maya. Muy cerquita de Cancún y Playa del Carmen se instaló la civilización que construyó grandes pirámides en la selva y junto al mar Caribe, que observaba las estrellas, y que hoy en día deleita y fascina a sus visitantes.

Patricio es guía turístico, descendiente de los mayas. A los turistas que están en el autobús camino de Chichén Itzá les explica día tras día y con la misma pasión sus raíces, su cultura, su patrimonio. Desde cómo se forman los números mayas hasta porqué tienen la cabeza con forma cuadrada, el guía relata la prosperidad y la inteligencia de una civilización que acabó cayendo con la conquista de los españoles.

 

“Kukulcán, representación maya de Quetzalcóatl, preside este conjunto arquitectónico, inscrito como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988. El templo de este dios se ha convertido en una de las siete maravillas del mundo“, comenta Patricio. En Chichén Itzá las ceremonias religiosas y el juego de la pelota centraban parte de la actividad. De hecho, todos los monumentos giran en torno a la cultura maya, como la simbología de los opuestos, su yin y yan, que aparece en el famoso juego de la pelota. En este emblemático lugar se representa, por ejemplo, una calavera que echa humo (la vida) y el jugador decapitado (la muerte).

 

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Esta mitología está presente en cada lugar, donde la serpiente reptando aparece en multitud de monumentos o en la “bajada de Kukulcán” de la pirámide en cada equinoccio, en un juego provocado por las luces y las sombras proyectas sobre un lateral del monumento.  Sin embargo, la magia no es sólo aparece en este momento preciso: si una persona o grupo se coloca en un lado del “Castillo”, como también se conoce, y aplaude surge el sonido de un pájaro desde lo más alto. Por eso, la construcción y la acústica de este lugar es tan impresionante que Pavarotti llegó a actuar, cuando aún se podía subir a lo alto de la pirámide, escuchándose a varios kilómetros a la redonda.

 

Chichén Itzá significa “boca del pozo de los itzaes” para referirse al cenote que se encuentra justo al lado del grandioso monumento. De hecho, debido a este pozo natural típico de México, el lugar se consideró sagrado, ya que los mayas consideraban que se trataba de entradas al inframundo. Patricio cuenta a los turistas fascinados todos estos detalles, hasta que estalla una lluvia. “Los dioses, tal vez, que se encuentran bajo los cenotes”, señala mirando al cielo y a la tierra.  

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Si a la Pirámide de Kukulcán no se puede subir, sí que hay otras en las que aún está permitido, como la del conjunto arqueológico de Ek Balam, que significa el jaguar negro o la estrella del tigre, unas esculturas que se encuentran en lo alto de la pirámide. Desde allí arriba la vista es impresionante, ya que se asoman, desde lo profundo de la frondosa y verde selva, otras pirámides mayas. De hecho, según cuentan, hoy en día aún quedan muchas por descubrir.

 

La pirámide de Ek Balam, mucho más pequeña que la de Chichén Itzá, conserva los tejados realizados con ramas y palma, los cuales también se empleaban para las viviendas. Además, también se pueden visitar algunas casas prácticamente similares a las habitaban los antiguos mayas.

 

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Otro conjunto arquitectónico bien conservado es el de Tulum, el más visitado, muy cerca de la increíble Playa Paraíso y ubicado en el Parque Natural del mismo nombre. Tulum es uno de los reclamos turísticos de la Riviera Maya, ya que la principal pirámide, El Castillo, se ubica junto al acantilado que asoma al Caribe, así como junto a una pequeña playa a la que acuden mexicanos y turistas.  Por tanto, las vistas son espectaculares.

 

Tulum significa “muralla” en maya aunque se cree que el nombre original era “Zama” que significa “amanecer”, ya que se puede disfrutar de la salida del sol diariamente gracias a su ubicación. El conjunto arqueológico cuenta con unos murales únicos ubicados en el Templo de los Frescos, cuyas paredes internas se hallan decoradas con pinturas en tonos azules y grises.

 

Cerca de Tulum se encuentra la reserva de la biosfera de Sian Ka’an frente a la cual se extiende los casi 50 kilómetros de la segunda barrera de arrecifes más grande y destacada del mundo. De hecho, además de la visita obligada a los monumentos de la cultura maya y de los cenotes, no puedes dejar la Riviera Maya sin bucear por la barrera de coral. Peces de colores y tortugas se topan a tu paso mientras buceas, pudiendo admirar de cerca uno de los sitios con mayor magia del planeta.  


@_Guiomar_

Patricia Moratalla

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