Fantasmas del pasado en el “Valle de los llantos”

Encajonado entre las montañas verticales cinematográficas de las Tierras Altas de Escocia, Glencoe esconde celoso su pasado de insurrección y derrota

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Óscar Bornay, Glencoe Village

Desde el aire, Escocia bien puedeparecer un inmenso castillo de arena cuyos muros y torres hayan sidodespedazados por la acción de las olas. Profundos fiordos que enlazan con lagosencerrados entre colinas desnudas. Páramos de sobrecogedora soledad azotadospor el viento que conducen a laderas empinadas que terminan en picos salvajes yagrestes, frecuentemente ocultos por nubes bajas. Un paisaje de románticoidealismo, favorecido por la irresistible atracción que ejercen los vencidos dela historia, cuyas voces siguen presentes en estos valles –”Glen” en gaélico-.De todos los lugares estremecedores de Escocia, tal vez Glencoe sea el lugar enel que esta presencia es más evocadora.

 

En pocos sitios el viajero recibetan abiertamente el impacto de las Highlandscomo en este valle de origen glaciar cuya incomparable belleza ha sidoinmortalizada en varias películas, como la archiconocida Braveheart de Mel Gibson –que desató una ola nacionalista enEscocia, así como un interés mundial por conocer la tierra en la que luchó ymurió William Wallace-, y la memorable RobRoy de Liam Neesom. Cerca de este valle –aunque en esta tierra el concepto “cerca”y “lejos” se confunden- se rodó LosInmortales, con Christopher Lambert y Sean Connery, en el muy turísticocastillo de Eilean Donan, verdadero símbolo de las Tierras Altas de Escocia,Ave Fénix renacido de sus cenizas, como esta misma región, cuyo destino fuesoñar por mantener su independencia, un delirio valiente, desesperado y destruido.Luchar como nadie, y perder siempre.

 

Lejos quedan ya los tiempos enlos que vientos de rebelión contra el yugo inglés soplaban con fuerza entre losclanes montañeses. Tanto en Glencoe como en otros valles de este áspero corazónde Escocia encontraron apoyo los infortunados pretendientes al trono de la casaEstuardo –los llamados “jacobitas”-, dinastía destronada en 1688 por la”Revolución Gloriosa” inglesa. A partir de este momento los escoceses vivieroncasi un siglo de revuelta permanente e implacable represión que acabaron porhacer de las Highlands  TheEmpty Lands“, las “tierras vacías”, un “desierto” humano fruto de lalimpieza étnica que siguió a la derrota jacobita. Decenas de miles de personasfueron obligadas a trasladarse al sur o, directamente, emigraron al “NuevoMundo”.

 

La matanza de Glencoe

En el mapa de la derrota deEscocia hay un lugar en el que el horror se mezcla con un paisaje dearrebatadora belleza. Es Glencoe, cuyo nombre en gaélico –Glem Comhan-, otorgala tradición el significado de “Valle de los Llantos”. Si sus montañashablaran, helarían el corazón con los sucesos de febrero de 1692: la matanzadel clan MacDonald. Tras el levantamiento de algunos clanes montañeses en 1688contra el cambio de dinastía, el nuevo rey inglés Guillermo III ofreció unaamnistía a todos los jefes de clanes que le juraran lealtad antes del 1 deenero de 1692. Pero el líder de los levantiscos MacDonald de Glencoe tardó endecidirse, y llegó tres días tarde.

 

Esta demora fue aprovechada porel Gobierno inglés para dar una lección al resto de clanes Highlanders que aúnno se habían sometido. Así, se envió a 120 soldados pertenecientes al clanCampbell de Argyll a la zona con el pretexto de recaudar impuestos, y fueronalojados por los MacDonald en sus propias casas. Doce días después, las tropasrecibieron órdenes de “pasar por la espada a cuantos tengan menos de 70 años” yasí, en la madrugada del 13 de febrero de 1692 se desató el infierno sobre loshabitantes de Glencoe. Al menos 38 personas fueron salvajemente asesinadasmientras decenas conseguían huir hacia las montañas, donde otras 40 –mujeres yniños incluidos-, murieron congeladas.

 

Los supervivientes se refugiaronen el llamado Lost Valley, “el VallePerdido”, que se abre paso entre dos de los tres montañas que forman una de laspanorámicas más famosas de Escocia, las ThreeSisters. De hecho, este escondido rincón se abre paso entre los picos BeinnFhada y Gearr Aonach, que forman la muralla sur de Glencoe. De este VallePerdido, al que se accede por un sendero de unos 5 Km, se dice que servía, enlos tiempos de la lucha de clanes, para ocultar el ganado robado, pues sunombre en gaélico –”Coire Gabhail”-, significa precisamente eso, hondonada delas capturas.

 

No es de extrañar que la matanza de1692 causara una gran indignación entre los clanes montañeses opuestos aldominio inglés. La historia pasó de boca en boca, y alimentó durante décadas elardor guerrero y la insurrección. De hecho, esta tragedia aún se recuerda. Alas afueras del pueblo de Glencoe se sitúa un monumento ante el cual losdescendientes de los MacDonald rinden homenaje a sus ancestros cada 13 defebrero, y no es raro encontrar en algún pub un cartel en el que se impide laentrada al local a “ladrones y a Campbells”.

 

 

 

 

 

Segundo Tercero Iglesias

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