Más allá de las corridas de toros, más allá de los triunfos y de los percances, hay una trastienda que envuelve a cada festejo taurino. Son aspectos que aunque no se ven durante la actuación de los diestros, son realmente curiosos. Es el caso de una de las funciones de los mozos de espadas: lavar los vestidos del matador. 360 Grados Press profundiza esta semana en la tarea de mantener los ternos relucientes.
Los vemos impolutos y brillantes a la hora del paseíllo, momento en elque los toreros deben ir, nunca mejor dicho, “de punta en blanco”. Pero nospreguntamos cómo pueden quedar tan limpios unos vestidos que en muchasocasiones, como es normal, acaban manchados por la sangre del toro. El mozo deespadas de Iván Fandiño, Teo Galán, nos lo explica: “Normalmente suelo lavarlos con abundante agua fría nada más llegar alhotel y sin detergente, sobre todo, en el caso de los vestidos oscuros para queno se destiñan, les voy echando agua por encima con mucha paciencia y los dejoa remojo. Lo importante es lavarlos en cuanto el torero se lo quita, eso teahorra mucho tiempo, lo que ocurre es que si al día siguiente toreas en otrositio y te toca irte corriendo, los lavas en cuanto llegas a tu próximo destino“.Y continúa: “Uno de los adornos que más problemassuelen dar son las moritas blancas -adornos de algodón de las hombreras-, yaque se quedan como una pelota dura cuando se llenan de sangre y cuesta muchoquitársela“.
Por el contrario, el mozo de espadas de Alejandro Talavante, CarlosMontano, aboga por la combinación de “aguafría y un jabón líquido neutro que sea suave, tanto para vestidos blancos comode color. Y para que la sangre salga mejor me ayudo con un cepillo pequeño muysuave para no estropear ni el punto ni el bordado, además de echarles muchaagua a presión”, detalla.
Uno de los factores más importantes para Teo Galán es el tiempo, “lo idóneo es lavarlo en la bañera del hotelinmediatamente después del festejo“, mientras que para Carlos Montano,además del tiempo, “también es muyimportante que el hotel tenga bañera para poder cubrir bien la chaquetilla enla bañera, ya que si no tiene tina -como pasa en la mayoría de hoteles deAmérica-, te tienes que meter dentro de la ducha con el traje“.
Montano, por su parte, puntualiza el orden con el que acostumbra a lavarlos vestidos: “Primero empiezo por lataleguilla, que es la parte que más destiñe y ya después, a parte, pongo lachaquetilla y el chaleco. Colores como el grana se destiñen más rápido, sinembargo hay otros como el malva que, aunque parezcan más fáciles de limpiar, tesorprenden cuando se secan porque queda la marca de la mancha. Por eso es tanimportante aclararlos bien y secarlos. Secarlosbien es la mejor fórmula para lavar los vestidos de plata, aunque hay gente que,además, utiliza amoniaco“.
Pero las funciones del mozo de espadas no se limitan a mantener losternos impolutos, ya que incluso, deben tener mínimas nociones de costura. “Esto se debe a que en ocasiones hace faltadarle puntos al vestido por ejemplo cuando se rompe la taleguilla, pero despuésse manda al sastre“, afirma Galán. Una idea que comparte Montano, quienasevera que algunas veces “es necesariohacer arreglos a la tela de la muleta y hay que saber hacerlos al menos parasalir del paso“.
Y en cuanto a la reutilización de los vestidos, Teo Galán añade que IvánFandiño “va haciéndose algún trajenuevo, pero eso no le impide seguir vistiendo trajes de cuando era novillero“;mientras que Montano asegura que en el caso de Talavante, “hay algunos vestidos que los utiliza cinco o seis veces en dostemporadas y otros que se los pone cuatro tardes al año“, por lo quepodemos concluir que la reutilización de los ternos depende de cada matador yde sus necesidades.
// Fotos: Marga Ferrer-
Soma Comunicación
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