El Juli, inconmensurable sin paliativos

Sobre el cartel era una gran feria a la que el único pero que se le podía poner era la homogeneidad de encastes. Por lo demás, era una gran feria. Eso sobre el papel, porque sobre el ruedo fue buena y no solo buena, sino una de las mejores ferias de Fallas de los últimos años. 360 Grados Press analiza un ciclo verdaderamente emocionante.

El día 8 de marzo se abrió el portón de toriles para estoquear unanovillada de Daniel Ruiz en la que lamentablemente no se vio la mejor versiónde Román, pero en la que se pudo disfrutar del triunfo de Jorge Expósito, quemostró sus credenciales y que le valió la puerta grande. Fernando Beltrán, porsu parte, cortó una oreja.

 

Al día siguiente se servía una de las corridas de toros más esperadas,la de Adolfo Martín, dados los resultados de sus reses en años anteriores.Finalmente no pudo ser, pero de lo que sí se congratuló el público fue delvalor y el arrojo que mostraron los tres lidiadores, además de la actuación dela cuadrilla de Javier Castaño en el último toro de la tarde.

 

De las novillas celebradas los días 11 y 12 cabe mencionar el trofeo queobtuvo el debutante Cristian Climent y de ese miércoles hay que señalar que lalluvia en los dos primeros novillos no impidió al respetable pasárselo engrande con un buen encierro de El Parralejo en el que sobresalió de manera másque notable José Garrido, que toreó con una verdad y con una profundidad quearrancó los olé más sentidos de una jornada que acabó con Garrido a hombros;una actuación magnífica.

 

El jueves 13 fue el turno de Fuente Ymbro, una ganadería que es santo yseña en tierras valencianas. Entre los diestros acartelados estaba AntonioFerrera, que hizo el paseíllo pese a estar convaleciente de una cornada,Joselito Adame, que se lució en un quite de mucho gusto; pero el gato al aguase lo llevó Jiménez Fortes. El malagueño demostró que tiene un valor seco alalcance de muy pocos y que sabe torear. Aprovechó el último astado de FuenteYmbro –bueno donde los haya-, y puso a todo el mundo de acuerdo con una faenaprofesional y llena de valor y transmisión.

 

Del día 14, con los Jandilla, hay que reconocer que los toros en líneasgenerales dieron juego, y que Manuel Escribano destacó por sus ganas y porponer toda la carne el asador, lo que le valió una oreja, mientras que IvánFandiño hilvanó un trasteo lleno de pundonor y profesionalidad valorado en untrofeo.

 

La novillada matinal del sábado llevó por nombre “esperanza”, con lostres novilleros a hombros: Roca Rey, Aitor Darío “El Gallo” y Jorge Rico. Sieste es el futuro de la Fiesta, ¡está viva!

 

Por la tarde hicieron el paseíllo Finito de Córdoba, Morante yMazanares, que se enfrentaron a un encierro de Juan Pedro Domecq que solo tuvoclase, pero fuerza, raza y movilidad cero. De esa nobleza se valieron los trestoreros para poner la plaza en pie con los muletazos por debajo de Finito y latorería de Morante de la Puebla tanto con el capote como con la muleta;Manzanares no se quedó atrás y también hizo vibrar a los tendidos.

 

Del resto de la feria hay que olvidar la corrida de Núñez del Cuvillo,salvo la última faena, en la que Daniel Luque aprovechó el ejemplar y obtuvo laansiada puerta grande. También para olvidar fue el esperado mano a mano entreCastella y Perera con toros de Zalduendo que debieron quedarse en chiqueros ono haber salido de la finca donde pastaban por la falta de trapío y de calidad,que brilló por su ausencia. A destacar la voluntad de ambos espadas y unameritoria faena de Castella.

 

Sin embargo, para el día 18 estaba reservado el plato caro de la feriacon las actuaciones de El Juli, pero también el plato más amargo con la cornadaque recibió Enrique Ponce; le prendió el toro al entrar a matar, pero paraentonces el maestro de Chiva ya había dejado una faena para el recuerdo, faenacara y de calidad que le valió dos orejas. Dos orejas de menos peso se llevóJesús Duque en su alternativa más aún si analizamos que no aprovechó a suoponente, un animal de nota que se le fue de las manos. Pero lo mejor, lo másvibrante, el toreo puro en esencia, con los pies quietos y profundos los pasescorrió a cargo del maestro Julián López El Juli. Dio una gran dimensión detorero, aunque no tuvo suerte con los aceros. Eso sí, al día siguiente seresarció con un clamoroso premio de dos orejas ganado de nuevo a pulso en untrasteo de tal calidad que hace años no se veía en el coso valenciano. Sazón,madurez, honradez, belleza son solo algunas de las palabras que resumen una actuación excelente.

 

Ese mismo día, Morante volvió a dejar pinceladas de torería y calidad, transmitiendosensaciones al público que solo él transmite con un arte que “no tiene miedo”.Finito de Córdoba, que sustituía a Ponce cortó una muy merecida oreja a susegundo oponente por una labor bella y con enjundia al alcance de pocos. Locosnos volvieron a los asistentes a un festejo emocionante donde los haya. Por suparte, Manzanares obtuvo una oreja en una actuación en la que no parecióacoplarse hasta que el trasteo ya estaba avanzado.

 

Sin duda, uno de los momentos más emocionantes fue el tercio de quitescompartido entre Morante y El Juli. Así se hace afición, así se torea, así seencandila al respetable.

 

Lo único que le falta a esta crónica es dar la enhorabuena a todos losaficionados que asistieron al coso y disfrutaron a rabiar. Así que ¡enhorabuena!


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