Si habéis empezado a escuchar la expresión “plata o plomo” frecuentemente a vuestro alrededor, no os extrañéis: esta serie dedicada al narcotraficante Pablo Escobar está conquistando (merecidamente) a la crítica y a la audiencia.
Los agentes de la DEA (Administración para el Control de Drogas) acostumbraban a requisar unos pocos gramos de marihuana, pero el panorama cambió a lo largo de los años ochenta, cuando la cocaína no solo cruzó la frontera desde el sur, sino que conquistó literal y figuradamente los Estados Unidos. Por supuesto, al hablar de dicho contexto es obligatorio citar la figura de Pablo Escobar, quien centra la acción de Narcos, una de las últimas propuestas de Netflix. La trama, por tanto, es de carácter policial, aunque retrata socialmente el correspondiente momento histórico al mismo tiempo. En definitiva, la verosimilitud es uno de los puntos fuertes de esta ficción sobre el negocio de la droga y la lucha contra esta, ofreciendo una profundidad que, quizá, muchos espectadores no esperan.
Narrada por el policía Steve Murphy, quien es enviado desde Miami a Colombia para investigar el creciente narcotráfico de la zona, la producción también destaca por no presentar a los norteamericanos como los buenos. Además, queda lejos de ser un relato autobiográfico acerca de la figura de Escobar: aquí se habla de la corrupción, la violencia, los cárteles y la política desde distintas perspectivas. El primer episodio sirve para situar estos factores en el orden de la época y, a partir de ahí, el guión corre de forma adictiva. Porque la impunidad de los narcotraficantes, el complicado carácter de su cabecilla muy bien interpretado por el brasileño Wagner Moura, todo sea dicho, más teniendo en cuenta que aprendió español desde cero y el poder que puede llegar a acopiar una organización criminal fascinan.
Con todo, la primera incursión de Netflix en Latinoamérica ya se califica como nueva joya. De hecho, podría haberse quedado en una, pero la segunda temporada ya ha sido confirmada. Así, la obsesiva persecución tras Escobar y la tensión de este con el cártel de Cali no ha hecho más que comenzar.
PD: ¿vosotros qué elegiríais: plata o plomo?
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