Adopta un abuelo

La historia de Óscar, un octogenario viudo, que fingió una cefalea en un hospital de Argentina para no pasar solo su 84 cumpleaños, se hizo viral en todo el mundo por la sensibilidad que disparó en los internautas. Pero no es un caso aislado, son muchas las personas de tercera edad que se sienten solas y anhelan un poquito de amor de los seres que les rodean. En 360 Grados Press abordamos esta semana la iniciativa que ha impulsado ‘Adopta un Abuelo’, una asociación intergeneracional que pone en contacto jóvenes con ancianos.

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Ángeles supera los 80 años de vida, se quedó viuda y sus hijos no podían hacerse cargo de ella y tuvieron que dejarla en una residencia, en la que no se sentía cómoda porque añoraba su hogar. Pero su familia hizo lo que consideraban mejor para ella y su salud, que era estar interna en ese centro con otros ancianos en su misma situación para que no se sintiera sola.

No muy diferente es el caso de Antonio. Su mujer faltó hace cuatro años, sus hijos viven lejos y aunque, tratan de visitarle de forma regular al final las visitas mensuales se convierten en anuales y conforme pasan los años, se van alargando cada vez más los tiempos. Una situación que desafortunadamente también viven sus compañeros. Entre ellos, juegan a las cartas, hacen manualidades, conocen nuevas palabras de la mano de su animadora, pero eso “no es suficiente para llenar el hueco vacío de sus corazones“, explican.

Otra estampa que no deja indiferente a nadie es la pareja de ancianas que, sentadas frente a la ventana, hacen ganchillo y conversan sobre los momentos más emocionantes de sus vidas. Parecen felices pero, confiesan que “echan de menos a sus familiares y les gustaría compartir esas vivencias con ellos”.  

Incontables son los casos similares a los de los protagonistas de esta historia, pero por suerte parece que algunos han encontrado su final feliz con ayuda de “Adopta un abuelo, un programa intergeneracional que rompe con los cánones establecidos y obvia las leyes genéticas para unir a jóvenes de una veintena de ciudades con ancianos que añoran la compañía de sus familiares. De esta forma, llenan residencias de amor a cambio de la satisfacción que les producen estos encuentros.

Al presidente y fundador de esta organización, Alberto Cabanes, se le ocurrió crear este proyecto después de una vivencia personal. Él iba siempre a visitar a su abuelo a la residencia y se percató de que había muchos ancianos que semana tras semana no disfrutaban de esa compañía, no podían intercambiar historias con nadie ni tener una mano a la que aferrarse.

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Desde sus orígenes han ido creciendo y a día de hoy ya cuentan con 500 voluntarios, alcanzan más de 20 residencias repartidas por veinte ciudades de España, suman más de 15.000 horas de compañía y le han mejorado la vida a más de 200 mayores. Según manifiesta el director, “el objetivo es que los mayores se sientan escuchados, acompañados y queridos y que los voluntarios puedan obtener un aprendizaje continuo en experiencias y valores”.

En este sentido Ana, voluntaria del programa desde hace dos años, relata que “es muy gratificante ver la emoción de estos viejecitos cuando te ven entrar por la puerta. Están faltos de amor y únicamente necesitan hablar con alguien, salir de su rutina y conocer algo diferente”.

Los sentimientos de Lucas no son muy dispares, aunque añade que ha conseguido ampliar su familia biológica. “Por desgracia mis abuelos fallecieron cuando era pequeño y ahora siento el cariño de los ancianos que visito en la residencia como si fueran ellos. Y lo mejor que no tengo cuatro, sino muchos más”.

Raúl, otro joven andaluz que lleva yendo menos tiempo que sus compañeros, dice que “al principio no le convencía la iniciativa porque creía que sería aburrida pero contra todo pronóstico, ha sido y es una aventura conocer las vidas de estos héroes que parecen olvidados que tienen verdaderas hazañas que compartir”.

Gestos desinteresados y conocimientos intergeneracionales que llevaron a esta asociación a mejorar la vida de centenares de personas mayores a base de medicamentos emocionales, los más difíciles de hallar. Porque no se pueden comprar en farmacéuticas ni en ningún laboratorio, únicamente se pueden ganar como hacen estos jóvenes con los corazones de estos venerables ancianos.

@ingabarda

Inma Gabarda

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