Elefante en cacharrería

Como elefante en una cacharrería –nunca mejor dicho– ha llegado el jefe de Peláez a la redacción después de las fiestas navideñas y es que tras pasarse con mazapanes y polvorones su peso ha subido tanto que teme por la resistencia de la báscula. Dudamos, no obstante, si su dieta prevista para adelgazar –comer cosas pequeñas, como Lacasitos– será efectiva más aún cuando hemos sabido que no piensa hacer más ejercicio que ir andando al bar de la esquina.

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Porque noes el jefe de Peláez un hombre dispuesto a cambiar este próximo año, sino másbien todo lo contrario: su intención es seguir siendo lo que ha sido hastaahora y no tiene previsto modificar su conducta.

Mientrastanto, nuestro héroe aguanta el tirón tratando de contar la realidad a pesar deque cada día le resulte más difícil.

 

 Miércoles,2 de enero

– Feliz año, jefe.
– Déjese de pijadas y mire esto. ¿Qué ve?
– Una cifra.
– ¿Qué cree que representa?
– ¿Nuestros beneficios?
– Muy simpático.
– ¿Nuestras pérdidas?
– No se pase.
– ¿El número de parados de nuestro país?
– Frío frio.
– No caigo, jefe, ¿qué es?
– Mi peso, carajo.
– Leñe, jefe, se desborda usted.
– Tengo que ponerme a dieta ya ñam desde ahora ñammismo.
– ¿Y por qué come ese mantecado?
– Forma parte del ñam régimen espartano que me heimpuesto.
– Eso engorda, jefe.
– Qué va hombre, es pequeñito, ¿no ve? Me entra enel puño.
– Tiene azúcares.
– Muchos no pueden caber.
– ¿Esa dieta va a hacer? ¿A base de mantecados?
– No, hombre, también ñam bombones, peladillas,mazapanes ñam y chupitos de moscatel. Cosas ñam pequeñitas.
– Así no adelgazará, jefe.
– ¿Ah sí? ¿Y qué he de comer, listillo?
– Frutas y hortalizas.
– Puaj. No soy un conejo, hijo.
– Y debería salir a correr.
– No corro desde una vez ñam en el 73.
– ¿Hacía deporte entonces?
– No, perdía el autobús.
– Ya veo… ¿y consiguió cogerlo?
– Qué va. Cuando llevaba diez ñam metros paré untaxi. Y aún tengo agujetas.
– Usted verá, jefe, pero no creo que esa dieta lesirva.
– Eso ya ñam lo veremos, Peláez. ¿Unos lacasitos?
– No, gracias.
– De ñam nada, pringado. Y ahora, a trabajar.

 

Jueves, 3de enero

 

– Peláez, ¿denuevo a las andadas?
– ¿A qué se refiere, jefe?
– ¿Va a pasarse el año escribiendo o qué?
– Es mi trabajo.
– Su trabajo también es hacerme la rosca.
– No tengo tiempo para eso, jefe.
– Ya nadie me hace la pelota, coño.
– Echó hasta a los trepas.
– Se me fue la mano. ¿Y de qué escribe?
– Del abismo fiscal norteamericano.
– ¿El cañón del Colorado? Estuve allí, en el 74.
– ¿Sí?
– Sí, de corresponsal de guerra.
– ¿De qué guerra?
– Ninguna, no envié ni una sola crónica. Pasé elaño en un tugurio de Denver bebiendo bourbon.
– Hay que ver…
– Era un bar hermoso, barra de madera maciza ycerveza de todos los colores.
– En cualquier caso, el abismo fiscal es un términofinanciero.
– Uuuhh…. Apasionante… Venga, déjelo y coja esacarta, es para usted.
– ¿El despido?
– No, coño, los reyes magos. Échela al buzón.
– ¿Qué se ha pedido?
– La Barbie redactora y el Ken fotógrafo, comotodos los años.
– A ver si este año caen.
– Baltasar le oiga, Peláez.

 

Viernes, 4de enero

 

– ¿Pero qué hace,jefe?
– Ordeno y mando desde mi trono, plebeyo. ¡A arar lastierras!
– Pero…
– Acaso no ve mi corona, ¿vasallo?
– Jefe, no es una corona…
– ¿Ah no? ¿Qué me dice de su forma circular? ¿Y de sureluciente pedrería?
– Son frutas escarchadas.
– ¿Pero de qué habla?
– Lo que tiene en la cabeza es un roscón, jefe, nouna corona.
– ¿Un roscón?
– Sí, se come.
– ¿Cómo se va a comer un ornamento regio, patán? ¿Yel pegamento que lo adhiere a mi cabeza también se come?
– Es nata montada, jefe.
– No me lo creo.
– Yo mismo se lo dejé en la mesa, era para sudesayuno.
– Los viernes desayuno porras con chocolate.
– Le digo que lo pruebe.
– Más le vale que no me joda un empaste con el vilmetal…
– Le aseguro que no…
– A ver ñam pues ñam parece ñam que… ñam jodón quérico…
– ¿Lo ve?
– ¿Entonces no soy un rey?
– Me temo que no.
– ¿Y usted no es mi siervo?
– Eso sí.
– Ah, bueno, pues tráigame un vasín de leche. Ñam
– Voy jefe.
– ¡Coño! Se olvidaron una figura dentro.
– Da buena suerte a quien la encuentra.
– Qué afortunado soy.
– Si lo come usted entero no tiene mérito…
– ¿Quería probarlo? Haberlo dicho antes, hombre.Puede coger lo del centro
– Es un agujero, jefe.
– je je je ¡Ñam!

 

Martes, 8 de enero

 

– ¿Adónde va,Peláez?
– A documentación, jefe, he de contrastar unos datos.
– ¿Y no pone el intermitente para girar en el pasillo?
– ¿Intermitente?
– Claro, hombre… ¿no tiene o qué?
– Pues no…
– Si tuviera usted un todoterreno cuatro por cuatrocabriolet inyección y con propulsión exacerbada…
– ¿Me habla de su regalo de reyes?
– No, hombre, no le voy a hablar de mi flamantecochazo con llantas de titanio de la pera limonera y ordenador de abordaje yGPS incrustado en el salpicadero y…
– Vale, vale, ya me hago una idea…
– Usted ha insistido, Peláez…
– Ya.. Más bien creo que le gusta a usted presumirde lo que le los reyes le traen cada año…
– ¿Qué le hace pensar eso?
– El hecho de que lleve los calzoncillos nuevosencima de los pantalones, por ejemplo.
– Se ha percatado…
– Es difícil no hacerlo, parece usted unsuperhéroe.
– Gracias, Peláez, agradezco que me vea así.
– De nada, jefe.
– Y ahora póngase a trabajar mientras yo voy aprobar mi nuevo colchón.
– Disfrútelo, jefe.
– zzzzzzzzzzzz

 

 


Los cables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en la redacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario en la página oficial en Facebook de 360gradospress.


La foto es de Marga Ferrer

Inma Aznar, periodista

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