«Fast fashion»: moda de masas

360 Grados Press vislumbra el camino hacia la nueva tendencia fundamentada en el concepto “fast fashion” que lo recrean las cadenas de moda de la cultura de masas. Navegamos ante un mar de posibilidades con la diversidad de mercados, perfiles, tipos de negocios y público objetivo que ofrecen las empresas dedicadas al sector de la moda, con la única idea de maximizar beneficios con productos de insuficiente calidad, efímeros y amantes que saltan de cama en cama según las tendencias del momento. Pero si nos detenemos ante el misterio del murmullo del mar, conoceremos la posibilidad de consumir productos de calidad creados de una manera artesanal y personalizada por los magos de las costuras.

 

Sentada en una silla. No cojea, no baila ante elestruendo del eco. Saborea el aroma de café añejo con dos terrones de azúcarque danzan sobre las olas de un mar negro. Espera unos segundos, mientrasaparece él. El artista que posee la varita mágica de la aguja y que dibuja lascosturas de la sensualidad femenina. Esta vez venía a hacerse la última pruebaantes del gran evento que se celebraría en noviembre. Lloraba la ciudad con unllanto descontrolado de gotas de fuego. Golpeaba en los cristales con la durezade una mentira. Juntos, los dos. En una sala de miradas, con telas que eran testigosmudos de la artesanía de sus manos, de los chismorreos del día, de lasalusiones a la temperatura, del consejo siempre acertado del ilusionista de lossueños de las mujeres. Aparece ante ella el espejo roto del tiempo, con elreflejo de una mujer bella, mediterránea, de cabellos oscuros y labios rojizosque muestran el perfume de la feminidad. Un traje de gasa color nude hace quepalidezca el previsto arco iris que se postrará dichoso sobre el horizonte delas nubes de la ciudad. El color nude le acentúa el bronceado de la piel y leenfatiza el exotismo de sus rasgos, recreando una proporción de curvas en sufigura, rozándole con la suavidad de un pétalo. Eso era antes, cuando elartesano, el diseñador de moda recibía a las mujeres en su atelier para crearle todo tipo de vestuario según las temporadas.En la actualidad, esa esencia artesanal está volviendo a ser considerada comoun símbolo de diferenciación y exclusividad sobre un público masivo queadquiere frenéticamente prendas calcadas de los maestros de la moda por preciosinsignificantes y de fugaces calidades.


 

«Fast Fashion»
Las prendas de ropa destinadas al consumo masivo son más baratas que el prêt-à-porter y contienen una escasa calidad. A pesar de este hecho, se observa que siguen las tendencias globalizadas, homogéneas y monótonas de la sociedad de la información.

Las importantes cadenas minoristas son cada vez más competitivas, mientras comercializan y producen a una alta velocidad, con rotaciones de productos semanales que dejan sin aliento a los clientes potenciales. Es lo que se conoce como la tendencia “fast fashion”.

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La firma española Zara, del archiconocido Amancio Ortega, es un ejemplo de este tipo de producción y venta, ya que, en cuatro semanas consigue que los bocetos comiencen a materializarse en las perchas de todas sus tiendas que están dispuestas estratégicamente en puntos clave  de la geografía mundial.

La empresa Zara dispone de una infraestructura de fabricación y distribución muy eficaz y sofisticada a gran escala. La ropa tiene un precio inferior porque las calidades son precarias y su mano de obra es extremadamente asumible, ya que, está situada en el continente asiático.

Los minoristas de moda para las masas se han reducido en cinco grupos: Topshop, la polémica H&M, Loehmann, American Eagle y Zara con productos de muy baja calidad, prendas perecederas que únicamente saben calcar el modelo de las pasarelas actuales de diseñadores de prestigio ¿Es digno maximizar beneficios a costa de un público masivo con productos inaceptables y reproducidos de las ideas de los maestros de la aguja? La clave de este tipo de negocio viene dada por su avidez a la hora de poseer las tendencias actuales en sus establecimientos, por lo que, puedes llevar una prenda que está de moda y es un “must have” de la temporada por un exiguo precio.

Lo que todavía no han advertido estas empresas es que el público masivo comienza a poseer una conciencia crítica basada en que la moda no sólo está conexionada con las tendencias actuales, ya que, están unificadas, globalizadas y homogeneizadas, por lo que, no existe personalidad o diferenciación en el público que las sigue. Otro factor irremediablemente simple, es que no todas las tendencias pueden favorecer a todo tipo de mujeres. Se debería de ofrecer un estudio antropométrico para conocer si verdaderamente una prenda que es tendencia funciona en una fisonomía determinada.

Parámetros y factores que deberían estar sometidos a un análisis e investigación para intentar liquidar un tipo de modelo de empresas “fast fashion” con saldos que aburren hasta la saciedad y que convierten a su público objetivo en masivo, anodino, homogéneo y sin diferenciación alguna.

La diversidad del mercado de la moda

Si un segmento se fundamenta en adquirir productos de una cadena de moda rápida, de baja calidad y prendas globalizadas, hallamos otro segmento del mercado de la moda que busca calidad a precios moderados, su público objetivo corresponde a mujeres más maduras con un trabajo estable y que poseen un poder adquisitivo medio. Este sería el caso de tiendas tan conocidas como Marks & Spencer, J. Crew, The Limited y Brooks Brothers.

Gracias a la diversificación de segmentos existe una oferta muy variada, atractiva y adaptada según las necesidades de cada cliente. Por lo que, el sector de la moda es uno de los más competitivos, estratégicos y dinámicos.

Las marcas de moda buscan intentar diferenciarse para incrementar su cuota de mercado y poseer más clientes potenciales. Siguiendo el modelo de las colecciones asequibles de las grandes marcas, la práctica más reciente son las colaboraciones de un diseñador con una cadena de grandes almacenes. El resultado es un producto híbrido basado en la conceptualidad de la obra de un diseñador, una muestra de su estilo personal con la combinación de la comercialización de un producto de masas.

Y si hablamos de masas, otro tipo de comercio son los supermercados, moda que no sólo es marca blanca y barata. Existe lo que las revistas de moda especializadas han denominado como “supermarket chic” que se basa en un modelo de prendas básicas de uso cotidiano, tales como jeans y camisetas o productos más sofisticados como trajes chaqueta para llevar a la oficina con un cuidado diseño y una excelente relación calidad-precio. La idea es que mediante la compra semanal, los clientes puedan llenar el carro con piezas asequibles de ropa. Los departamentos de diseño internos de los supermercados tienden a copiar y adaptar las tendencias vigentes en las pasarelas, plasmándolas en artículos que responden más a las necesidades y a los valores de su público.

Las prendas de ropa se fabrican a un ritmo vertiginoso con grandes cantidades de producción, lo que permite venderla a precios muy competitivos.

La moda de supermercado va evolucionando paulatinamente, pero el concepto de la moda se halla limitado por la propia naturaleza del consumidor: millones de personas, sin grandes exigencias que buscan ofertas y gangas con estilo, mientras hacen la compra semanal para sus hogares.

Diseñadores: artesanos de sueños

La artesanía más refinada y tradicional  se ha consolidado como un nuevo mercado del mundo de la moda que se fundamenta en la evocación de años anteriores con el valor añadido de poseer una prenda con identidad y personalidad propia.

Ya en los años 80 muchas mujeres de un poder adquisitivo medio-alto iban a las casas de costura a que les diseñaran conjuntos y looks apropiados de prêt-à-porter destinados a un uso común, productos de finas telas y elaboradas calidades que no son similares a las empresas de masas de la actualidad. Para eventos especiales el diseñador-artesano, creaba con sus propias manos la tarea del sueño de cenicienta con trajes de encajes, bordados y  pasamanería que otorgaban a la mujer distinción, diferenciación y estilo personal, siempre fijándose en la moda de cada temporada y con variantes en cuanto a su perfil antropométrico. Si una mujer no gozaba de unas piernas bien definidas, se le aconsejaba el largo ideal para su estructura ósea, al igual que se intentaba resaltar esos puntos más relevantes de su aspecto mediante la colometría y los tejidos.

Esta forma de entender el diseño de moda es un segmento que comienza a explotarse en la actualidad con unos índices medios de aceptación, ya que, las fuertes campañas publicitarias, la falta de tiempo, las exigencias del mundo laboral y el auge de las tiendas on-line, hacen que la práctica de comprar prendas esté consolidada en tiendas de masas de una baja calidad y precios inferiores.

Los creadores de sueños, los artesanos, los diseñadores que con su varita mágica recrean la sensualidad de la mujer apuestan por el matiz de la exclusividad y la artesanía de sus prendas. Y si me permiten la intromisión en estas líneas, les contaré de primera mano que una prenda tan básica como una camiseta negra creada por las manos de un diseñador no contiene ese tacto efímero de las cadenas de moda masivas. Por lo que, un consejo sería intentar adquirir productos de calidad de prêt-à-porter creados por los artesanos y los diseñadores de nuestra ciudad por su reconocible calidad-precio, personalidad, identidad, imagen y su garantía de poder usarse durante años, por lo que, el producto queda más que amortizado. Además, existe esa complicidad, ese juego de miradas, esa esencia de la moda, ese aroma de pureza, esa sensibilidad artesanal creada entre las costuras del diseñador y el cliente. La rapidez de costura es relativa según  la prenda a diseñar, siempre bajo el sello de identidad de la artesanía de la moda que tan olvidada está por la masiva saturación de las tiendas actuales.

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@InmaAB1

Inma Aznar, periodista

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