Atlantes extranjeros que sostienen el lujo

A pesar de las vicisitudes económicas que atraviesa el país y a través de las que cada vez se van abriendo mayores claros, el sector del lujo es uno de los que mejor ha aguantado el chaparrón e incluso, en algunos casos, ha llegado a crecer, gracias al consumidor extranjero, como sucede en la moda prêt-à-porter o la automoción. Esta semana 360 Grados Press se baña en oro para conocer la Valencia más exclusiva.

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“Capas y capas de admiración, ilusión y distinción parallegar a un interior que, en muchos casos, no contiene nada”. La socióloga valencianaPura Duart desmerece así aquello que representan los objetos de lujo con unacebolla metafórica que la jet set valenciana anhela alcanzar. Rememora los buenostiempos en los que la proliferación de la construcción y de los negociosfraudulentos condujeron al Olimpo de los dioses de la exclusividad a nuevos ricos que se regían por el principiode aceptación y de señalización – y, por tanto, de ostentación extrema –para tratar de pasar desapercibidos entre sus recientes congéneres de la élite.


Pero hoy ya poco queda de todo aquello. La crisis se los hazampado a todos y solo se encuentran pequeños consumidores del lujo másaccesible, ricos de cuna que han conseguido aguantar carros y carretas,profesionales liberales que han mantenido en pie sus negocios y sus importantespuestos y, con ello, un estatus – dignamente – elevado.

Pero son otros los que, con su aterrizaje en el Aeropuerto deManises, han conseguido alzarse como los Atlantes del lujo que se ofrece en laciudad del Turia, los que sostienen unsector que ha crecido un 7% en 2013 y que ha posicionado a España como elquinto mercado exclusivo de Europa, según la Asociación Luxury Spain. Extranjeros,sobre todo procedentes de países emergentes como Rusia y China, casi mecenas dela artesanía valenciana de joyerías como Armando Martínez y de la porcelana deLladró, que actualmente vive de sus exportaciones a más de 120 países.


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Ya no está de moda un lujo exacerbado, estrambótico yexhibicionista. Una obligación empática con el que padece en mayor medida losestragos de la crisis y la necesidad de diferenciarse del nuevo rico ostentosollevaron a las “buenas familias” valencianas a primar por una calidad, una exquisitez y una discreta elegancia muyeuropeas. “En accesorios no escatimo demasiado y busco grandes casas, pero,si la prenda de ropa es buena, no tengo problema en vestir de Zara o Mango”,asegura la empresaria valenciana y consumidora de lujo Ángeles Casanova. Apesar de este cauteloso gasto, aún es posible toparse por la calle Poeta Querolcon bigardos guardaespaldas que acompañen a una joven rusa cuya piel estécubierta por más de 100.000 euros entre su bolso de Hermès, sus zapatos deManolo Blahnik, su vestido de Balenciaga y su chaqueta de Jil Sander.


Puede abrumar pensar que casasautomovilísticas como las de Maserati o Ferrari hayan crecido un 40% enenero con respecto al mismo mes de 2013, después de caídas continuadas enValencia de más del 20% desde 2010, según la Asociación Española de Fabricantesde Automóviles y Camiones (Anfac). Pero es que en este sector del lujo y, sobretodo, en el de los vehículos Premium y clásicos se ha acuciado una tendencia denegocio muy interesante que viene determinada por la revalorización: laconsultora Knight Frank ha revelado en un informe sobre patrimonio uncrecimiento del valor de los clásicos del 7% desde junio de 2012 hasta el mismomes de 2013 y que podría llegar a un 430% diez años después de su adquisición.

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Pero no todo han sido campos de algodón para estos sectoresde alta gama. Y es que el Fisco se ha encargado de acrecentar el pánico entreciertos grupos del lujo con la incesante caza de brujas que se ha cebado con lasgrandes fortunas que se lucran con gestiones fraudulentas y con el blanqueo decapitales a través de la inversión económica en este tipo de sector. Una de lasmedidas que más ha creado enervaciones entre los empresarios del lujo ha sido laley antifraude que limita el pago enefectivo a los 2.500 euros. “Es una medida que ha hecho tambalear muchasjoyerías artesanas como la nuestra, ya que hemos perdido a clientes fieles quepagaban a tocateja y que eran mayoritarios”, asegura Marga Martínez, responsablede la tienda de Armando Martínez, que admite que antes se ponían “una venda enlos ojos para no[Img #20269]
conocer la procedencia del dinero con el que pagaban”, aunqueahora ya sea imposible blanquear en ningún establecimiento, hecho que, “almenos, mantiene limpia la imagen de los negocios exclusivos”.

A pesar de estas limitaciones, iniciativas más o menosafortunadas de los últimos años como la celebración de la Copa América o laexposición de Valencia hacia el exterior como ciudad de lujo a través de laasociación Valencia Premium han logrado atraer a clientes extranjeros que antessolo eran capaces de señalar Madrid o Barcelona en el mapa de la península. Losrusos, con su ansia exagerada por invertir en grandes logos para convertirse,según Mª Ángeles Miguel, directora de tienda de Salvatore Ferragamo, en losgrandes “zares del Mediterráneo”, y los chinos, con su exquisita curiosidad yreflexivo análisis de la calidad y de la procedencia de los materiales queconsumen mantienen a flote y en franco ascenso la exclusividad de la terreta, sin demasiados oropeles nizarandajas. 


@Casas_Castro

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