“Los medios de este país sólo se interesan por los fotógrafos cuando ganamos premios o nos apalean”

Manu Brabo no tiene pelos en la lengua. Y, seguramente, si limara ese aspecto, no sería el mismo profesional que se pone una cámara por montera y enfoca al mundo con franqueza. Recientemente, su trabajo en Siria junto a otros cuatro fotógrafos de Associated Press (Rodrigo Abd, Narciso Contreras, Khalil Hamra y Muhammed Muheisen) le ha valido, nada más y nada menos, que un Pulitzer. Como suele suceder en estos casos, la repercusión abruma y los compromisos se acumulan. En 360 Grados Press hemos tenido oportunidad de conversar con él antes de que se esfume por saturación o por un nuevo trabajo sobre el terreno.

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¿Cómo llevas la resaca mediática, profesional y personaltras recibir un premio como el Pulitzer?

Cuando se me pasela borrachera ya te hablaré de la resaca (risas). En serio, de momento atiendoa los medios y trato de esquivarlos cuando puedo, que es la mayoría del tiempo.Profesionalmente, no sé qué va a suponer. La verdad es que me ha venido un pocomal lo del premio, porque no he podido desconectar del todo. ¡Y quién diría quete viene mal un Pulitzer! Vaya huevos… Pero es que he salido de allí paradescansar de toda esa mierda y, como la gente está en su derecho de saber, ladesconexión nunca llega a ser completa. Pero bueno, que todos los malos venganpor aquí. Tampoco me voy a quejar. Yo lo único que quiero es que esto sea unempujoncito para trabajar más y mejor.

 

Podría decirse que actualmente te encuentras en unasituación privilegiada. No sólo por este reconocimiento, sino también porquetus últimos viajes han sido por encargo. No obstante, ¿cómo ha sido el caminohasta este punto?

Jodido, largo,cansino, aburrido, desesperante, triste… Llevo toda una vida queriendo llegaraquí. Pero como cualquier persona que se proponga y quiera conseguir algo:sacrifico cuando hay que sacrificar, aprieto cuando hay que apretar y, cuandotoca descansar, pues sigo apretando. Hay que echarle huevos.

 

Hace justo un año pudimos entrevistar en este mismofestival a Samuel Aranda, quien obtuvo el World Press Photo 2011. Llama laatención que en ambos casos el trabajo y el éxito se dé siempre más allá de lasfronteras nacionales. ¿Qué sucede en España con el fotoperiodismo y, por ende,con los fotoperiodistas?

Pues que alguientiene un cáncer en la cabeza y no se da cuenta. Me da la sensación de que aquíse entiende la fotografía de prensa como una mancha de color para que la gentepueda digerir un poco el texto, por lo cual habría que plantearse la calidad deéste, pero en eso no me voy a meter. Además, la figura del editor gráfico estácasi desaparecida. Solo hay jefes de fotografía que básicamente se dedican adistribuir la faena entre los fotoperiodistas. Hasta que la gente no se enterede que el fotoperiodismo es un lenguaje propio, otra forma de contar lashistorias con la que podemos tocar otras fibras sensitivas de la gente, y quees algo que también produce dinero, aunque muchas veces se entienda como ungasto, no van a cambiar las cosas. Deben empezar a tratarnos como profesionalesy dejar de mandar al plumilla con la cámara compacta para que haga la foto demierda que haría mi sobrino. Pero para eso tiene que haber un relevogeneracional o, directamente, entrar con el machete en las redacciones ylimpiarlas. La suerte que tenemos es que la biología funciona y esta gentetarde o temprano se tendrá que jubilar por la edad. Esperemos que no sea untrono hereditario y venga otro incompetente detrás. No sé, es complicado.

 

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Comentabas al principio que, en esta ocasión, turegreso ha estado marcado por el Pulitzer. ¿Cómo es generalmente el primercontacto con tu casa tras una cobertura de guerra?

Mi primer contactocon casa es no volver a casa. Paso siempre por Madrid, me quedo unos días conlos amigos y luego ya subo a Asturias. Procuro hacer lo que no puedo allí, quees comer bien, dormir bien y pasear. Tengo la suerte de vivir en Gijón, que esuna ciudad preciosa, y estoy a diez minutos de la playa. También me gusta estarcon mi familia y mis colegas, que, encima, no tienen nada que ver con estemundo y eso es la hostia, porque ahí sí que desconectas. Trato de volver a lavida de siempre, a veces con más éxito y otras, con menos. Sí que hay días enque digo “me cago en Dios“, “qué me pasa hoy“, “por qué estoy triste“… Pero, vamos, adelante como los de Alicante.

 

En fotografía existe un debate que nunca termina decerrarse: el dilema del fotoperiodista entre tomar una instantánea o dejar lacámara a un lado para intervenir en la escena. ¿Qué opinas sobre ello?

Yo no tengo queintervenir. Si el mundo se está yendo a la mierda no es porque yo esté sacandofotos. Esto es algo que me enfada sobremanera. Si alguien quiere cambiar lascosas, que actúe y que a mí no me haga responsable. Nosotros ayudamos muchasveces: dejamos las cámaras y empujamos un coche, llevamos un carrito,levantamos a alguien que se ha caído, llevamos a alguien que está herido…Joder, que somos personas. Pero, hostia, mi labor es informar con la intención deque quien esté aquí criticando lo que hago mire qué cojones puede hacer paracambiar esto en lugar de lavarse las manos.

 

Otra cuestión abierta es la cobertura parcial de losconflictos. Por ejemplo, muchas voces critican últimamente que en el caso se Siriasólo se recibe información del bando rebelde. ¿Realmente crees que es así?

Bueno, es que estono pasaría si no existiese un señor que se llamara Bashar Al Assad que sededica a secuestrar periodistas cada vez que pasan por su lado. James Foley,que estuvo secuestrado conmigo en Libia, lleva desde el 22 de noviembresecuestrado en Siria. Yo informaría encantado desde el lado de Bashar Al Assad,pero no puedo, no me dejan. Toda esta gente que habla no sabe lo que estápasando y encima te acusa de parcial.

 

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Hablas de tu secuestro por parte de las fuerzas gaddafistas en 2011. Uno nunca sabe cómoreaccionará en una situación extrema. En este caso, ¿te sorprendió tu respuestao lo que pasó por tu cabeza?

Me sorprendo quesiga siendo una persona medio normal después de eso y de lo fuerte que es elcuerpo y la cabeza. Entonces te das cuenta de que el ser humano está hecho paraaguantar cosas increíbles. Nos hemos hecho aquí casitas de muñecas en las quevivimos un poco al margen de todo y, cuando encuentras los límites, te dascuenta de que aguantas mucho más. Al terminar todo viene el proceso duro:tratas de equilibrar la persona que eras, la persona que has sido durante tucautiverio y la persona que eres después. Encontrar el balance a todo eso escomplicado pero, una vez lo consigues, tu vida vuelve a la normalidad. Porejemplo, la experiencia de Libia es algo que no cambiaría por nada del mundoahora, a toro pasado. Tengo grandes amigos que hice en la cárcel, me hefortalecido y he vivido una parte de Libia que no ha vivido nadie. Además, elhaber sufrido eso entiendo que me hace mucho más poroso a los problemas de losdemás cuando estoy cubriendo otra historia como, por ejemplo, la de Siria.

 

Entonces recibiste mucho apoyo por parte de amigos ycompañeros. Sin embargo, ¿qué hubo por parte de las empresas mediáticas?

Los medios de estepaís solo se interesan por los fotógrafos cuando ganamos premios o nos apalean.Para comprarnos trabajos, pagarnos bien o mandarnos asegurados a hacercualquier historia, aunque sea a la vuelta de la esquina, estamos como puta porrastrojo. Yo vivo de los medios, pero entiendo que muchas veces tienen grandeserrores. Además, en este país nos encanta hacer héroes de un día. Pero noquiero entrar en quién me apoyó y quién no.

 

¿En algún momento tuviste miedo a que ese fenómeno de “héroe de un día” eclipsara tutrayectoria profesional tras el secuestro?

Mira, eso es unaduda muy grande que tuve justo después. Me pregunté si me van a empezar a salircosas por ese personaje pero, luego, un compañero me dijo que aquí lo único quehabía pasado es que la gente había visto que hay un fotógrafo secuestrado conun buen trabajo detrás. Si yo no hubiese hecho nada, no tuviese material, sehubiese quedado el personaje. Ahora, con el Pulitzer me he quitado esaespina. 

 

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Has afirmado en varias ocasiones que el episodio enLibia se debió a que “la cagasteis“,pero… ¿Cómo interactuar con esa delgada línea que separa la noticia del riesgoirreversible?

En aquel momentodije que la cagué, pero ahora pienso en la distancia que no la cagamos tanto.Son cosas que pasan. Sí que es cierto que yo llevaba comprando papeletas desdehacía tiempo, porque apuraba e iba hasta primera línea. Siempre llegaba alhotel de los últimos, entraba donde nadie más y llevaba fotones. Tras mesesallí, la cabeza está cansada y, quizá, cometimos el error de dejarnos llevarese día que parecía que era menos seguro. Pero pienso que he hecho locuras másgrandes. La noticia está ahí y llegar a ella es como una yincana. Si la cagas, tejodes.

 

Hemos hablado de Siria y de Libia, pero has estado enmuchos otros destinos como Kosovo, Bolivia, Haití, Palestina… ¿Qué criteriosigues para escogerlos cuando trabajas por libre?

No sé qué criteriodecir. Son, sobre todo, motivaciones personales. No sé por qué apetece contaruna historia y otra no. Por ejemplo, la gente había dejado de hablar de Haitídos meses después del terremoto y me pregunté qué coño habría pasado. Y no meequivoqué: todo seguía hecho una mierda. En Kosovo, sencillamente, se iban aindependizar y quise entrar por si pasaba algo. Y en Siria la guerra pasó a serabierta y ya me llamaron de Associated Press por si quería ir.

 

Para terminar, ¿tu próxima parada?

Ahora me apeteceseguir trabajando en Oriente Medio, porque me ha cautivado determinada facetade ese tipo de sociedad. Tengo muchas intrigas que solucionar y la respuesta estrabajar allí una temporada. Aunque también supongo que llegará un momento enel que acabaré hasta las narices y me tendré que buscar otro sitio con otrasmotivaciones.

@LaBellver


Agradecimientos: Photon Festival.

Manolo Gil

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