La escritura como dibujo

Desde bien pequeño, Joan Quirós ha dibujado letras. Primero en graffitis y, actualmente, a través de la caligrafía y el lettering. De su mano hemos conocido esta semana la pasión, la belleza y la dedicación de un arte que hoy en día vemos por todas partes, desde portadas de libros y hasta campañas publicitarias. Acompáñanos en esta entrevista sobre el arte de las plumas de escribir.

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¿Cómo comenzaste en el mundo del lettering?

En lo que al lettering se refiere, cinco años. Pero llevo dibujando letras desde que era adolescente, cuando en esa época me interesé por el graffiti. Y ando dibujando letras por ahí desde entonces porque, después, estudié diseño gráfico en València. Tras ello, echaba en falta lo que hacía con el graffiti, de trabajar con mis propias manos, y hacer caligrafía y lettering. Al final me he acabado dedicando a esto por accidente y se me ha acabado yendo de las manos. Poco a poco fui recibiendo encargos, sobre todo, a través de las redes sociales que es donde muestro mi trabajo. 

 

¿Y tuviste que hacer muchos Cuadernillos Rubio en tu infancia?

Me tocó hacerlos, sí. De niño me encantaba todo lo que tenía que ver con las artes plásticas y, por aquel entonces, me gustaba mucho dibujar.

 

Una persona que tenga muy mala letra, ¿puede acabara dedicándose al lettering y a la caligrafía?

La verdad es que mi escritura del día a día es mala, no considero que la tenga buena. Cuando hago caligrafía me pongo en un papel, como si fuera un actor. He estudiado letras históricas y contemporáneas y, por ejemplo, me pongo en modo cursiva inglesa. Por eso, diferencio mi letra del día a día de la caligrafía, pues esta es una herramienta en concreto, en la que se emplean plumas con las que confecciono letras distintas. Hoy en día la forma de comunicarnos de forma escrita ha cambiado, ya que lo hacemos, principalmente, a través de un teclado y lo solemos hacer para tomar notas, muchas veces de forma rápida.  

 

¿Qué diferencias existen entre la caligrafía, el lettering y la tipografía?

Siempre distingo entre caligrafía y lettering. La primera es escritura, un trazo directo sobre un papel o cualquier otra superficie. En la caligrafía no se puede volver atrás, no hay un Ctrl + Z, ya que es tinta en papel. Mientras, el lettering consiste en dibujar letras, por ejemplo, en campañas de publicidad. Puedes pasar por el trazo varias veces, borrar, modificar formas, puedes trabajarlas con técnicas digitales. Por su parte, la tipografía es un conjunto de letras que van a ser utilizadas por otras personas. Se trata de un alfabeto que una persona crea, con todo su sistema. Sería como hacer un lettering, pero que es usado por otra gente.

 

¿Se siguen haciendo tipografías nuevas hoy en día?

Sí, hay muchas nuevas. Hay gente que se dedica a ello, pero nos encontramos con el problema del pirateo, de que existen personas que no pagan por las tipografías que se descargan. Pero sí que es cierto que hay mucha demanda de fuentes nuevas. Lo que yo hago es caligrafía y lettering y trabajo con clientes directos (una agencia publicidad, un estudio de diseño), mientras que en la tipografía la clase de cliente es variopinto, ya que se trata de quien te compre la fuente.

 

Además, con el tema de la pantalla, muchas tipografías se están adaptando y muchas solo se crean para tal fin. Por ejemplo, hay algunas más antiguas que no se veían bien en pantalla y que las están arreglando para tal fin. En definitiva, todo este mundo está relacionado con la comunicación, ya que esta está hecha con letras. Llevamos así desde la creación del alfabeto latino, que no se ha modificado. Y aún queda mucho trabajo por delante en este campo.

 

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¿Se ha convertido el lettering en una moda en los últimos años?

Siempre ha habido gente que ha hecho lettering. En España podemos encontrar personas con 80 años que aún siguen practicándolo. Sí que es cierto que en los últimos años ha resurgido. Hubo una época en la que se hacía más  tipografía, pero como esta a veces no comunica lo que se quiere transmitir, el cliente quiere dar un paso más con el lettering. Yo trabajaba como diseñador, pegado a la pantalla, y tuve una necesidad de retomar la actividad con las manos. Y esto le ha pasado a muchas personas.

 

Hay bastante gente que se apunta a los talleres de caligrafía y lettering que imparto en València. Son para 15 personas, ya que estoy muy pendiente de cada uno, y veo mucho interés. No hablo sobre escritura natural, sino sobre escrituras históricas o más contemporáneas o más artísticas.

 

¿Investigas letras antiguas?

Me he apuntado a talleres y cursos con profesores de Barcelona, quienes me decían la importancia de mirar la historia y los manuscritos que la acompañan. Así se saca información y modelos de escritura y ves qué estilos ha habido a lo largo de los siglos. Toda esta caligrafía la aplico al diseño: para realizar la etiqueta de un vino, un logo o packaging. Por eso, esos estudios los llevo a un terreno más contemporáneo. Hoy en día puedes coger ciertas formas de escritura medieval y puedes convertirla en más moderna y legible, cambiando alguna forma Yo primo mucho la legibilidad a la vez que hago que las letras tengan encanto.

 

En tu día a día, ¿qué rutina sigues?

Depende de la época, si estoy dando cursos, ya que también soy profesor en varios master. Pero, básicamente, todos los días hago mi gimnasia de caligrafía, como si fuera un deportista que tiene que entrenar. Me levanto a las 5 de la mañana para practicar y estudiar estilos de escritura hasta las 7. Luego, entre las 8 y las 9 voy al gimnasio y, cuando regreso, comienzo a trabajar con clientes o lo combino con la preparación de las clases, en caso de tenerlas.

 

¿Tienes algún referente?

Mis referentes son, sobre todo, del mundo de la caligrafía y la tipografía. Uno de los más famosos es Edward Johnson, que creó la tipografía del transporte de Londres, convirtiéndose en uno de los padres de la caligrafía moderna. Entre finales del siglo XVIII y principios del XX la caligrafía se encontraba en decadencia y este hombre comenzó a estudiar manuscritos medievales, llevándolos a una época más contemporánea. Así pues, basándose en manuscritos, una de las tipografías es la archiconocida del metro de Londres, tras realizarle un encargo para homogeneizarla. De hecho, el año pasado cumplió 100 años.

 

Durante la revolución industrial, muchos de estos profesionales de Reino Unido recuperaron oficios medievales a través el movimiento ‘art and craft’. Uno de ellos también fue William Morris, quien hacía estampados a mano. Son técnicas manuales que las trasladaron a su época y por eso me gusta mucho. Aunque hoy existe el ordenador, una cosa no quita a la otra, para seguir trabajando las caligrafías a mano.

 

También me inspiro en artistas como Eduardo Chillida, en este caso, en su forma compositiva, por lo que bebo del arte, los graffitis, la música…

 

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De todos los proyectos que has hecho, ¿cuáles destacarías?

He realizado varias portadas de libro. Una fue para Santillana, un libro que aún no ha salido, ‘Antología poética de los Siglos de Oro’. Durante mi estancia en Londres, también rediseñé el logo de la marca de guantes Cornelia James, que son los que usa la Reina de Inglaterra y celebrities como Rihanna. Se trató de un proyecto con una agencia de publicidad del que me siento muy satisfecho. El año pasado colaboré para el cartel de Fallas de València, que me hizo mucha ilusión, ya que se trata de mi ciudad.

 

¿Qué tipografías están de moda en la actualidad?

Se ve mucha tipografía San Serif, de palo seco. Y en lettering también hay modas, ya que hoy en día se lleva mucho la tipo manuscrito. Siempre ha habido modas y tendencias, por ejemplo, la Helvética tuvo su boom hace unos años. En la actualidad, también se usa mucho la Display, que son letras más ornamentadas y se usan para titulares grandes y en cabeceras.

 

¿Qué valor otorga la caligrafía y el lettering a una palabra?

Estéticamente pude hacerla atractiva, aunque, obviamente, su significado no va a cambiar. No es lo mismo escribir “te quiero” con una gótica, que con una cursiva inglesa. Es decir, se comunica tanto en contenido como en sentido. Incluso se puede decir algo muy duro con una caligrafía muy fina. La letra por sí misma comunica. Además, las raíces históricas que tengan nos remiten a una época u otra.

 

Por otro lado, hay mucha gente que me encarga logotipos, que parezcan escritos de una determinada manera, por ejemplo, que los haya hecho una mujer. Y ahí no nos queda otra que tirar de tópicos (delicado, más suaves…), por lo que también vemos tópicos en las letras.


 

@_Guiomar_

 

Patricia Moratalla

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