Mujeres, moda y poder

No son pocas las mujeres influyentes en el mundo que han lanzado mensajes a través de su estilo al vestir. La moda, más allá de la estética, ha cumplido un papel primordial a lo largo de la historia. En 360 Grados Press recordamos a algunas de esas mujeres capaces de proyectar mucho más que tendencia.

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Si usted que está leyendo estas líneas viste ahora mismo unos pantalones, sepa que lleva un arma. Maticemos: un arma política. Puntualicemos: un arma política que usó la mujer a principios del siglo XIX.

 

Más allá de proteger los cuerpos de la exigencias climatológicas y del pudor, la ropa ha cumplido a lo largo de la historia un papel fundamental y, en ocasiones, ha sido el modo de dar un golpe encima de la mesa; especialmente para las mujeres.

 

Como un abrumador y poderoso grito de expresión, la ropa que han vestido las mujeres es en sí misma una sofisticada ecuación de lenguaje no verbal. No son pocas las féminas poderosas que han proyectado y reforzado su posición en el mundo a través de su estilo, que rebasa las fronteras de lo estético y el gusto.

 

Se cortó el pelo, despidió a los corsés y vistió a las damas por los pies. Coco Chanel revolucionó los armarios de la alta sociedad francesa al apostar por los pantalones para ella. “Es un hito. Supo percibir lo que pasaba en la calle en los años veinte. Eliminar el corsé va más allá de la prenda; es liberar a las mujeres de las fuertes constricciones sociales de la época”, explica Pepa Bueno (@Pepixbueno), la directora ejecutiva de la Asociación de Creadores de Moda de España (@Acme).

 

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Tan consciente era Coco Chanel del poder de la ropa, que uno de sus consejos rezaba así: “Vístete hoy como si fueras a conocer a tu peor enemigo”.

 

“Una demostración de quiénes son”

Con el propósito de repasar los diferentes acercamientos de la mujer influyente al vestir en la esfera pública, el Design Museum de Londres muestra hasta el 26 de abril la exposición “Women Fashion Power”.

 

Colin McDowell, comisario de la exhibición junto con Donna LoveDay, opina que todas las mujeres participantes en el proyecto –del mundo de la cultura, política, moda y los negocios- “han creado sus propios armarios en una demostración de quiénes y qué son”.

 

LoveDay, que considera que la muestra es una “celebración de las mujeres excepcionales”, asegura que “actualmente vemos la evolución de un nuevo código de vestimenta”, pues “las mujeres profesionales están comprometidas con la moda contemporánea como una forma de expresar individualidad, un sentido del estilo y la potenciación de proyectos.”

 

En esta exposición de la capital del Reino Unido no podía faltar una de las británicas más influyentes: Margaret Thatcher. La Dama de Hierro forjó una imagen inconfundible a base de faldas rectas con chaqueta ajustada, mayoritariamente azules; que es, por cierto, el color del partido conservador que ella representaba. Sus zapatos de tacón cómodos destacaban entre el resto de calzado de su entorno, que era eminentemente masculino.

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La que fuera inquilina del 10 de Downing Street era tan rígida como sus trajes, pero no era fácil obviar que era una dama que lucía blusas femeninas con grandes lazadas anudadas al cuello. Algunos de sus asesores perdieron la batalla con ella al intentar que Thatcher se despojara de sus perlas –asociadas en aquel entonces a las amas de casa-. 

 

“La ropa con la que vestimos es una demostración hacia el exterior de la personalidad, tanto para lo que quieres enseñar como para lo que quieres esconder”, reflexiona Pepa Bueno. De acuerdo con sus palabras, “todos los sociólogos de la moda y los filósofos que han abordado el tema han coincidido en que la ropa es el primer contacto que tenemos con el exterior”.

 

“El vestido de la venganza”

Hay personajes públicos que han lanzado importantes mensajes a través de las prendas. Distintas fuentes señalan que aquel día que Lady Di apareció ante los focos de la prensa con un vestido de seda negro con un espectacular escote, sabía que el príncipe Carlos iba a hacer público que su corazón siempre perteneció a quien, lo que son las cosas, hoy es su mujer: Camilla Parker. “El vestido de la venganza” lo acuñaron algunos.

 

De hecho, de las perchas del armario de la princesa Diana empezaron a colgar trajes más atrevidos y seductores a partir de los años 90, como un guiño a la liberación de protocolos refinados.

 

En España, la mujer que está en permanente observación fue periodista y ahora es la reina de este país. Doña Letizia “proyecta elegancia contemporánea, comedimiento”, cuenta Bueno. “Se ve que le gusta la moda, pero intenta siempre estar dentro de un parámetro de corrección”, dice. Ahora bien, fruto de estar constantemente en el punto de mira, también se le ha visto con pantalones vaqueros rotos. “En ese caso está diciendo que quiere su espacio de libertad en un momento de ocio”, opina Pepa Bueno.

 

La reina Letizia no está en la exposición del Design Museum. Pero sí se ha colado una española: la abogada Miriam González Durántez, que trabaja en uno de los bufetes internacionales con mayor reputación. Está casada con Nick Clegg, viceprimer ministro del Reino Unido.

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En la exhibición se muestra el vestido azul que llevaba puesto cuando en una conferencia que ofrecía su marido tomó la palabra para decir que los hombres que cuidan de los hijos tienen “más cojones”, en un discurso donde reivindicaba que hombres y mujeres fueran tratados como iguales.

 

Ese traje de viscosa, poliamida y elastano “me lo suelo poner mucho en mis viajes de negocios”, ha declarado la letrada.

 

La moda, a la vista está –y nunca mejor dicho- va más allá de la frivolidad y la tendencia. Como dice Bueno, “la moda es banal y no lo es”. Y aclara: “No es banal dado que es la manera de enfrentarnos al exterior y de comunicarnos; y lo es cuando se convierte en el único elemento en tu vida”.

 

Al fin y al cabo, optar por una prenda u otra no deja de ser una elección. Y el hecho de elegir ya está íntimamente entrelazado con la libertad.

 


@Lorena_Padilla

José Manuel García-Otero

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