Por Javier Montes
Hacía meses que venía buscando una película española diferente, alejada de estereotipos y patrones predefinidos. En esta misma columna reclamaba hace unas semanas que nuestro país necesitaba directores y guionistas aventureros. Pues bien, tras muchos fracasos por fin llegó a mis manos una cinta diferente yo (sí, en minúsculas), un largometraje dirigido por el mallorquín Rafa Cortés (2007).
A Cortés, sin ir más lejos, el riesgo le ha reportado una Mención Especial del Jurado en el Festival de Málaga, el Premio Fipresci de la crítica a la Mejor Ópera Prima en Cannes, el de la Crítica de Rotterdam y el haber logrado que yo fuera seleccionada en cuarenta festivales de todo el mundo. En 360gradospress aún no tenemos recursos económicos suficientes como para otorgar ningún galardón pero valga nuestro reconocimiento y felicitación en forma de texto.
La película narra la historia de Hans (Alex Brendemülh), un alemán que llega al pueblo mallorquín de Estellencs y comienza a trabajar como jardinero en caso de un compatriota. Las relaciones que se establecen entre Hans y los habitantes del pueblo marcan el ritmo de este largometraje que mezcla la comedia con el misterio, aunque no es precisamente ni lo uno ni lo otro. yo es una película extraña, sin pies ni cabeza, que no deja indiferente a ningún espectador. Habrá quienes al poco de empezar a verla sientan la tentación de levantarse del asiento pero les garantizo que según van pasando los minutos se verán envueltos en una historia inexplicable a la cual uno quiere encontrar la salida. Sólo una píldora, en Estellencs vivía un antiguo habitante del mismo nombre y nacionalidad del protagonista que, por una turbia circunstancia, ha desaparecido sin dejar rastro, o casi.
Con un presupuesto de poco menos de medio millón de euros, una cámara semiprofesional y actores, en su mayoría, aficionados, la película parte de una experiencia personal del propio Rafa Cortés en ese mismo pueblo, donde asistió a la irrupción de un vecino alemán que se había cortado los brazos en plenas fiestas del pueblo. ¿Sigo? Mejor véanla. Es diferente, merece la pena.
Adrián Cordellat