Bajitos, de mediana edad y eternos

360gradospress visita la factoría de Playmobil en Onil y la feria de la Asociación Española de Coleccionistas de Clicks

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Los hijos del babyboom de los 70 nacieron con un click debajo del brazo. Estos muñecos sonrientes, de 7’5 centímetros de altura, con repuestos y actitudes relacionadas con la vida cotidiana, aunque impersonales (los nombres se los ponen cada uno de sus propietarios como creadores de historias), han sobrevivido al siglo XXI, a la Playstation, a la Xbox, a la Wii y a internet. 360gradospress ha visitado esta semana la factoría de Playmobil Ibérica en Onil (Alicante) y la feria de la Asociación Española de Coleccionistas de Clicks (Aesclick) que ha acogido el Mercado de la Puerta de Toledo de Madrid. Del cruce entre ambos enclaves hemos extraído los motivos por los que el barco pirata, el fuerte del séptimo de caballería o el castillo medieval mantienen su hegemonía en los estantes de las jugueterías.

Entre Onil (Alicante) y Madrid hay 410 kilómetros, la distancia que separa la factoría de Playmobil Ibérica del Mercado Puerta de Toledo, donde los aficionados a los clicks han organizado la séptima feria temática con la excusa de poner en común su pasión por estos muñecos. Antes de desembarcar en el certamen de Aesclick, 360gradospress visitó la planta alicantina, que fabrica 15 referencias de productos Playmobil y asume las tareas de embalaje, reciclaje y empaquetado de algunos de los modelos de clicks que salen de las otras factorías: República Checa, Malta y Alemania.

Playmobil comenzó su actividad en Onil en 1976. 33 años después, la sonrisa característica de los clicks no sólo no se ha apagado, sino que conserva unas cifras de negocio sorprendentes para la actual crisis financiera mundial y para la era digital y de consolas que monopoliza las creaciones del sector juguetero. En 2008, Playmobil Ibérica facturó 35 millones de euros, los 67 trabajadores de la planta produjeron una media de 5.800 productos diarios y un total de 1.270.000 unidades.

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A unas cuatro horas de allí, el grupo de aficionados de treinta y tantos años que creó hace cinco la Asociación Española de Coleccionistas de Playmobil (Aesclick) con el afán de divulgar su pasión por los clicks ultimaba los detalles de la séptima feria temática Playmobil. A día de hoy, ya son 150 las personas que forman parte de Aesclick y siete los certámenes que han organizado para promocionar los muñecos de su infancia en su madurez. La última se celebra en el Mercado Puerta de Toledo hasta el próximo domingo 16. Como asegura uno de los vocales de la asociación, David Martínez, “el producto estrella sigue siendo el barco pirata”.

Los miembros de Aesclick tienen un común su “pasión por los muñecos articulados” que disfrutaron en la infancia. Aunque, como asegura Martínez, “no todos pudimos tener los modelos que mirábamos en el escaparate”. Una motivación que ha conducido a muchos de los que ven su afición por encima del tiempo a dar el paso de ir a la juguetería y comprarse ese barco pirata que no tuvieron de pequeños con la excusa de regalárselo a sus hijos.

Vigencia
Respecto a su vigencia en pleno siglo XXI con rivales tan poderosos como las consolas de videojuegos, el vocal de Aesclick defiende que “los clicks desarrollan la imaginación, ya no es ir a tiro hecho delante de la Play, con estos muñecos organizas tus mundos y tus historias”. Aspecto en el que coincide Blanca Almarcha, del departamento de marketing de la fábrica de Onil, quien sostiene que “la clave del éxito y de que se mantengan hoy en día los clicks es porque fomentan la imaginación y la creatividad de los niños; los padres que los tuvieron de pequeños se convierten en prescriptores del mismo producto como rasgo diferenciador”.

Precisamente, y aunque lo desconozcan, las personas que trabajan en el eslabón del embalaje de la cadena de producción de Onil, la joya de la corona para un coleccionista son los muñecos que ni siquiera han sido desembalados. Dentro de este capítulo, los más antiguos, los primeros que se fabricaron en los años setenta son los más deseados: “Hay gente que los quiere tal cual salían de la fábrica, en su cajita, nuevecitos y sin abrir, con el plástico y todo”, matiza David.

Personalización
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Una de las atracciones de las ferias organizadas por los coleccionistas son los talleres de personalización de muñecos y de sus complementos. Los aficionados ‘customizan’ los modelos de serie limitada que salen de fábrica, “los pintamos o fabricamos con resina complementos que no se fabrican”, explica el vocal de la asociación. Así, entre los conjuntos expuestos en el certamen, encontramos el desalojo por parte de ‘clickspolicías’ de un casa okupa con todo lujo de detalles mediante complementos fabricados por los aficionados.

El inventor: Hans Beck
Hans Beck, nació en 1929 en Turingia, era carpintero e inició en 1958 su carrera como diseñador de juguetes para la empresa Geobra Brandstätter. A principios de los años 70 le encargaron unas simples figuras como complementos de unos vehículos en serie. Él, sin embargo, diseñó un prototipo de juego con caracteres móviles. Las figuras de Beck fueron el origen de una nueva línea de productos: Playmobil. Se jubiló en 1998 y murió a principios de 2009.

Ó.D.

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