El 22 de marzo es una fecha digna de recordar para el mundo taurino. Esa mañana llegaban al Congreso de los Diputados las casi 600.000 firmas recogidas para que la Fiesta de los Toros sea declarada Bien de Interés Cultural. Hasta que eso ocurra, aún queda mucha burocracia que superar, pero ver esa cantidad de sobres llenos de rúbricas a favor de los toros es un motivo de satisfacción para los taurinos.
La jornada fue más importante de lo que parece porque, una vez más, los taurinos demostramos que ante los ataques por parte de los detractores de la Fiesta, nosotros optamos por la fuerza de la democracia. Ante los insultos, paciencia; ante las mentiras, la verdad y ante la dictadura de unos pocos ruidosos, la democracia ejercida por muchos. Por todo esto, el 22 de marzo queda fijado como el día en que los aficionados dimos el primer gran paso para expresarnos conjuntamente ante los representantes del pueblo y reclamar así el trato que merece la Fiesta de los Toros.
Hasta el Congreso de los Diputados se desplazaron el maestro Santiago Martín El Viti, Cayetano, Roberto Domínguez, Curro Vázquez, Carlos Núñez y el diestro catalán Serafín Marín, entre otros. Faltaban caras conocidas, toreros conocidos y en activo que atrajesen a los medios de comunicación hacia la ILP taurina. En definitiva, un grupo de espadas unidos por una causa tan justa como es defender la Fiesta y en el caso de los matadores, su propia profesión. ¿No está para eso el G-10? ¿Dónde estaba el G-10? Sólo Cayetano y Roberto Domínguez en representación de El Juli. ¿Y los demás? ¿Toreaban todos el 22 de marzo a las 12 del mediodía?
Compromisos al margen, hay muy pocos asuntos que justifiquen la ausencia de los toreros del G-10 en esa lucha por proteger la fiesta taurina. A algunos se les llena la boca hablando de las mejoras que requiere la Fiesta y la protección que debe tener, pero a la hora de la verdad, no estaban para esa gran foto; porque no era una foto más, era la foto de la gran reivindicación de los taurinos y la asistencia de las figuras del toreo era casi obligada.
Por el contrario, hay toreros que por muy retirados que estén y por muy lejos que les quede Madrid, dan la cara y ahí están. Tiene nombre propio: Santiago Martín El Viti con sus más 70 tacos ¡Y es que hay quien es y demuestra ser torero hasta el final con el terno enfundado o de paisano! Bien ganado se tiene el sobrenombre de Su Majestad S.M.
Posdata: No es que no agradezcamos la presencia de Cayetano Rivera como miembro del G-10, faltaría más, pero no era día para delegar en un único miembro; era día para estar todos a una y no estuvieron. Una pena.