Jornada taurina en Chelva

La acogedora plaza de toros de la localidad valenciana de Chelva albergó el pasado 15 de junio una clase práctica con la que se quiso celebrar el XXX Aniversario de la Escuela de Tauromaquia de Valencia. Ilusión, ganas y empeño no faltaron por parte de unos alumnos que aspiran a abrirse camino en el complicado mundo del toro.

Los astados de Pedro Jovani dejaron un balance positivo con cuatroanimales buenos (1º, 5º,6º y 7º), entre los que destacó el sexto por suduración. Con el primero, Christian Climent volvió a demostrar sus buenasmaneras. Estuvo templado con el capote y muy bien con la muleta, con la quesupo aprovechar el buen pitón derecho del becerro. Tiró de valor para poder entodo momento al animal, pero marró con los aceros, lo que le privó de ‘tocarpelo’.


Quien sí cortó una oreja fue Jorge Espósito, a quien se le notó que estábastante placeado, buena prueba de ello fue la firmeza de la faena. Mató de unaestocada tendida y descabelló al primer intento. Posteriormente parecía que latarde iba in crescendo en cuanto al número de trofeos, ya que Robert Beltránobtuvo dos apéndices del tercero, un burraco que se dejó y con el que se gustócon el capote. El resto de la faena de muleta, a pesar de algunos instantesintermitentes y la poca fortuna con la puntilla, desembocó en tan ansiadospremios.


Con el cuarto, no siguió la lluvia de trofeos, algo totalmente inviablecon un astado con tan poco motor y raza como este burraco. Frente a él, unentregado Christian Gómez se fue a recibirlo a portagayola y, en un atisbo deposibilidades, decidió brindarlo al público; lástima que el animal se acabaraen el tercio de banderillas. Pero el que no se vino a menos fue Christian, quelo intentó todo, aguantando las exigentes miradas de su oponente, al que aún learrancó una buena tanda de manoletinas y con el que su puso a torear derodillas, pero para entonces, el novillo ya se había esfumado. Punto y apartemerece la ejecución de la suerte suprema, pues propinó una impresionanteestocada al burraco que le hubiese bastado con un golpe de descabello. Losprofesores sabrán.


Fue a partir del quinto cuando empezó a remontar la becerrada con unastado del que Víctor Manuel Rodríguez obtuvo dos trofeos por su buena disposicióndesde el primer momento, pese a lo que tardó en caer el de Jovani. Y con elsexto, se incrementó la concesión de trofeos, dos orejas y un rabo que fueron aparar a manos de Christian Ortuño, que se llevó el mejor novillo del festejo.Alargó en demasía una labor que ni el propio presidente supo medir. Pese a quehabía buena materia prima para liar un lío gordo, la labor fue más comedida,pero para eso están estas sesiones prácticas, para ir perfilando detalles.


Con el último de la jornada, Indalecio Sahuquillo (de la Escuela deAlbacete), también remató una faena aseada que a pesar de una estocada un pocodefectuosa, fue galardonada con dos orejas y rabo.


Posdata: Aunque se trate de plazas de toros depueblos, no debería permitirse que presida el festejo una persona que no sabíasi estaba en una becerrada o en una verbena, pues ni se enteraba cuando losalumnos le pedían permiso.


@egasensi

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