Perros salvavidas

Los perros son un miembro más de la familia y, para algunas, se han convertido en un auténtico salvavidas. Existen perros que detectan estados de hipoglucemia, se anticipan ante una crisis epiléptica o son capaces de saber si una persona padece un cáncer de pulmón. Esta semana, en 360 Grados Press, hemos conocido a estos perros de alerta médica y la importante función social que desempeñan.

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Blat es un perro precioso, cruce de labrador retriever y pitbull, y, además, con un olfato muy preciado: está entrenado para averiguar si una persona tiene cáncer de pulmón. La educadora canina Ingrid Ramón adoptó a Blat con 11 meses y lo estuvo adiestrando para que pudiera detectar este tipo de tumores, incluso de 4 milímetros, los cuales muchas veces no son localizados por los médicos. A este tipo de cáncer se le llama “silencioso”, ya que cuando se diagnostica suele aparecer ya con metástasis.

 

“En el cáncer de pulmón no ha habido un avance en la detección precoz, como ha sucedido con el de mama, por ejemplo. Por eso, lo que hace Blat es maravilloso, ya que sí que realiza esa detección precoz con un acierto en el 98% de los casos“, explica Ramón. Concretamente, el can participa en un proyecto de investigación del Hospital Clínic de Barcelona, donde le llaman “crack” por ese porcentaje elevado de aciertos.

 

La forma en la que Blat verifica si una persona tiene cáncer de pulmón es a través de muestras de aliento, una técnica nada invasiva en comparación con todas las que se realizan para detectarlo. A través de unos tubos de cristal se retienen los volátiles de olor que se hallan en el aliento, pues puede contener unas 3.000 moléculas distintas. Estas se impregnan en un algodón y el tubo queda cerrado herméticamente.

 

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Esta muestra, junto con otras cuatro, se lleva a Blat, quien con su olfato compara y verifica si tiene o no la enfermedad. Cuando detecta el cáncer se sienta y se le da unos de sus premios favoritos, una salchicha Frankfurt. “El entrenamiento se realiza a través de un refuerzo positivo, que consiste en si detectan el cáncer tras oler una de las muestras”, señala la adiestradora canina.

 

Los perros también son entrenados para alertar sobre otro tipo de enfermedades, como el cáncer de vejiga, que lo averiguan a través de la orina, o de mama, que también detectan con el aliento humano. Otros son especializados en hipoglucemia y anticipan un inminente descenso de azúcar en la sangre. De hecho, han salvado multitud de vidas con sus alertas, sobre todo de niños y niñas.

 

Para cada caso entrenan una alerta específica. Por ejemplo, sentarse como hace Blat; en estados de hipoglucemia rascan con la pata o si se trata de un niño o niña pueden ladrar para llamar la atención; si hay que llevar el can al trabajo se le enseña a que realice otra señal sin ladrar, etc. Cuando viven con gente mayor que puede sufrir caídas o desmayos, el perro aprende a apretar el botón del aparato de emergencia o teleasistencia cuando tiene lugar esa situación para que acuda la ambulancia. Normalmente, según explica Ingrid Ramón, en el caso de Blat, el entrenamiento duró en torno a un año, una hora al día, de lunes a viernes.

 

Ingrid Ramón, que ha adiestrado a 22 perros de asistencia en España (13 certificados por la Generalitat de Cataluña y nueve que están en proceso) pertenece a la asociación Argus, ubicada en Barcelona. Pero existen otras como Prevencan, ubicada en Valencia, en cuya comunidad hay un 14% de población diabética. Además, colaboran con el Hospital General de Valencia para abordar también casos de cáncer de pulmón en fase temprana.

 

Prevencan cuentan con las dos primeras perras que hay certificadas en la Comunitat Valenciana, Sugar y Audrey, de las ocho que está entrenando la fundadora de la asociación, Dora García, y que detectan estados de hipoglucemia. Estas ya están conviviendo con sus familias, convirtiéndose en un miembro totalmente indispensable. “Gracias a Audrey por la noche puedo dormir tranquila, ya que me alerta si nota un cambio alarmante en mis niveles de azúcar, lo que para mí puede suponer no volver a despertarme”, apunta Elisa Izquierdo en Prevencan.

 

Tanto Argus como Prevecan entrenan a los perros en armonía con sus familias. De esta manera, se crea un vínculo desde el primer momento, con la persona o personas con las que va a convivir, reconociendo así su voz y sus gestos. Por ejemplo, si se trata de una persona con movilidad reducida, esta tardará en entregar el premio al can; un entrenador puede tratar de emular el tiempo que emplea, pero nunca será el mismo.

 

Las familias con algún miembro con diabetes hacen vida normal con los perros. Así, Ingrid Ramón recuerda que uno de los perros que entrenó va al call-center donde trabaja su dueña y se ubica debajo de su mesa. Otro, por ejemplo, asiste al colegio con un niño. Todos estos canes están identificados: cuentan con su preceptiva acreditación por parte del gobierno autonómico y llevan un peto y una chapa. Los usuarios también deben llevar una autorización al respecto.

 

No obstante, muchas veces, estas personas se encuentran con problemas de acceso a lugares o al transporte público pese a ser su derecho. “La mentalidad debe cambiar, ya que en otros países como Estados Unidos, donde trabajé 10 años, nadie pone en cuestión este tema. La gente tiene mucho desconocimiento sobre los perros de alerta médica en España, y ello pese a que han salvado la vida a sus usuarios varias veces. Y ello es un problema de interpretación de la Ley. En EE.UU., por ejemplo, nadie cuestiona ni molesta a un perro que vaya identificado”, apostilla Ramón.

@_Guiomar_

 

Patricia Moratalla

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