Historias que no caben en el papel

Su tacto fino y delicado, así como su olor perdurable a tinta, te hacen situarte en la imprenta, revivir los sonidos de las máquinas y sumergirte en un laborioso proceso de edición. Hoy por hoy, ese tacto y olor resulta complejo encontrarlos. Ha dejado paso a una pantalla de colores vivos y textos electrónicos, que son capaces de seducir a las grandes historias del pasado. Desde 360 Grados Press hemos contactado con escritores, editores y lectores para conocer su opinión sobre el panorama del sector del libro en nuestro país.

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Innovación frente a tradición, rapidez ante la espera, la carga tradicional en contra de la reciente ligereza. Todas estas características, entre otras, tratan de convivir en el deseado mercado de la lectura. El libro impreso está ligado al desarrollo de la imprenta, que supuso un proceso de expansión bibliográfica y el origen del pensamiento crítico. Se trata del responsable de la transmisión cultural durante siglos. Eso explica que los lectores aficionados defiendan la sensación que transmite este soporte. “Cuando tienes un libro en papel tienes una relación más personal, incluso carnal. El libro no es sólo letras, es tacto, olor, sus páginas, esa capacidad de relación personal”, argumenta Miguel Catalán, escritor y aficionado a la lectura. Con este formato, las historias pueden llegar a traspasar las páginas y adentrarse con mayor facilidad a la mente de los lectores. Como asegura Inma Guaita, también amante de la lectura, el encanto que tiene acariciar el cuerpo del libro “te acerca al personaje y al escritor”

 

Por otra parte, este soporte ejerce un papel vital en el proceso de aprendizaje, pues acompaña a los niños desde la infancia, cuando entran en contacto con él para leer y conocer palabras nuevas. Sin embargo, tiene una serie de inconvenientes a tener en cuenta, como puede ser su transporte, su limitada capacidad de almacenamiento, la cual no permite cargar el mismo número de ejemplares que el e-book (libro electrónico), así como su proceso de edición, ya que maquetar conlleva una dificultad añadida. 

 

Es un duro trabajo “diseñar la portada, maquetar los interiores, corregir las erratas, revisar las pruebas, su impresión y posterior encuadernación”, tal y como afirma Marcus Versus, integrante del equipo de “Ya Lo Dijo Casimiro Parker”, una editorial madrileña de carácter independiente. “Un libro, tal cual lo conocemos, es todo un reto para los editores que hacen uso de su ingenio para convertirlo en un producto que entre por los ojos”, ratifica Miguel Aranguren, escritor de literatura juvenil.

 

E-book

El libro electrónico es un invento de Michael Hart, fundador del Proyecto Gutenberg, que consiste en la digitalización de muchas obras publicadas desde la antigüedad hasta nuestros días, “una experiencia que para los eruditos, los lectores cultos, incluso para los lectores ocasionales es una ventaja extraordinaria”, expresa Miguel Catalán.

 

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Algunas características que presenta esta innovación son las herramientas que tiene para facilitar la lectura, buscar palabras en un diccionario que tienen incorporado o incluso articular el texto con elementos multimedia, como audio o video. Lectores como Inma Guaita garantizan que “adaptar” el tamaño de la letra a las necesidades y transportar una biblioteca entera en un solo soporte “facilita mucho la lectura”. Otras ventajas sumadas a esta pantalla de colores vivos es que “respeta el medioambiente, es más fácil de distribuir a través de las nuevas tecnologías o redes sociales y abarata costes a los editores y autores”, sostiene Aurora Luna, escritora y promotora del taller literario Luna de papel en Valencia. 

 

No obstante, le falta tridimensionalidad. Como enuncia Miguel Aranguren una vez más, “la comodidad hace daño a la belleza y ésta debe estar a unida a lo externo, al propio soporte”. Además, en lo económico no cabe duda que es más rentable. “Pero, ¿a qué precio?”, señala Adrián García, otro lector. Y continúa, “¿qué es lo que estamos perdiendo a cambio de esto?”. Se pierde el calor, el tacto, “la cercanía que ofrece el papel porque el libro como objeto también habla”, ratifica Marcus Versus.

 

Relación de ambos formatos

En España, la producción editorial muestra desde hace años una tendencia ascendente siendo en 2015 la producción estable, con un ligero ascenso de un 0,2 % con respecto al año anterior. A esta estadística se le suma que la edición electrónica ya representa el 28,1 % del total de la producción, y dentro de esta, los libros digitales han aumentado un 2,9 %, representando el 93,6 % de la edición en otros soportes, según el Informe Anual del Sector del Libro, elaborado por el Ministerio de Cultura. Esta estadística simboliza la era tecnológica en la que nos encontramos en la actualidad y aunque “el formato impreso continúa siendo el rey”, como asegura Aurora Luna, se trata de una cuestión de compatibilidad, ya que el “monoteísmo en los libros solo puede llevar a añorar un mundo que ya es difícil que vuelva”, expone Miguel Catalán. 

 

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Mientras el soporte electrónico te obsequia con una biblioteca al alcance de tu mano, no te puede ofrecer la magia con la que envuelve el libro tradicional. Si bien es cierto que la lectura de éste a la larga resulta cara, el e-book se trata de un complemento que permite a los lectores adquirir infinidad de libros a mitad de precio. No obstante, la posibilidad que ofrece el soporte electrónico de descargarte los libros desde Internet fomenta la ilegalidad de la piratería, convirtiéndose esto en un gran problema para los autores que padecen sus efectos.  En este contexto, la innovación tiene tanto defensores como detractores aunque estos últimos son conscientes de que “la vida es un cambio perpetuo y, en los tiempos que corren, los cambios son cada vez más vertiginosos y necesarios”, concluye Aurora Luna. Por lo que ambos formatos son complementarios, lo que no se obtiene en uno, se halla en el otro.


@ingabarda

Inma Gabarda

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