Latest posts by Patricia Moratalla (ver todo)
La web 2.0 y, concretamente, las redes sociales, han traído consigo un sinfín de ventajas para la ciudadanía: estar interconectados, poder opinar, crear y compartir contenido, informarse, poner en marcha nuevos negocios, etc. Pero estas plataformas digitales se han visto empañadas por una figura de sobra conocida: los haters. Estos “odiadores”, muchas veces con tintes profesionales, también se conocen como trolls y se dedican a insultar, amenazar, verter noticias falsas o desprestigiar a una persona o marca. También hay casos en los que estos perfiles, normalmente anónimos, utilizan el humor de forma sarcástica e irónica para abordar temas políticos, pero normalmente el fin último es dañar.
Los haters suelen abordar cuestiones que generan polémica o en las que existe un maniqueísmo manifiesto. Por ejemplo, los ‘machitrolls’, atacan sin piedad cuentas de mujeres altavoz del feminismo. Otras veces se ceban con los llamados influencers. De hecho, se ha visto llorar amargamente a algunas de estas personas influyentes en redes sociales por el ataque descomunal que sufren a diario, como sucedió con Lovely Pepa y el chat que Vogue tuvo que cerrar a cal y canto.
Muchos de estos perfiles de odio pueden embestir contra gente corriente solo por su ideología, orientación sexual o por el mero hecho de ser mujer. Por todo ello, la ONG Accem ha puesto en marcha la campaña ‘Save a hater’. Ángel Ramos, del Área de Campañas y Comunicación comenta que en los últimos años “hemos visto un incremento del número de contenidos xenófobos, racistas, misóginos, LGTIfóbicos que buscan fomentar la discriminación y quebrar la convivencia en la sociedad, pero que ahora se valen de las redes sociales como altavoces para darles difusión. El mundo online es un espacio que tiene enormes potencialidades, pero tanto para lo bueno como para lo malo, por lo que vimos una necesidad en este aspecto para incidir y promover un uso responsable de estas herramientas y fomentar el desarrollo de una conciencia crítica ante las desinformaciones se comparten en las redes”.
La campaña sigue un tono irónico y su originalidad radica en su propuesta de “salvar a los haters” de su odio y sus prejuicios. “Son un grupo que, debido a su interés en romper la convivencia social, se autoexcluye de la misma, por lo que les salvamos de esta exclusión en la que ellos mismos se han metido y puedan formar parte de una sociedad abierta e inclusiva”.
A raíz de esta campaña, y de otras iniciativas similares, Accem ha visto como un buen número de personas se ha involucrado para hacer frente a las desinformaciones y a los bulos que se difunden en Internet. “Especialmente hemos detectado esto en el contexto electoral en el que nos hemos encontrado en los últimos meses, y que ha servido de caldo de cultivo para la difusión de informaciones sesgadas o directamente falsas, con claros intereses políticos, pero también se están creando numerosos “cortafuegos” para frenar estos contenidos, ofreciendo en su lugar datos veraces para desmentirlos”, señala Ramos.
Los prejuicios se repiten una y otra vez: el mito de las denuncias falsas por violencia de género, las supuestas “ingentes ayudas económicas y en exclusiva” para las personas inmigrantes, los simplismos que buscan generalizar e identificar a cualquier persona musulmana con el terrorismo, etc. “El envoltorio cambia, pero el mensaje es el mismo. Por eso, es fundamental desarrollar una conciencia y pensamiento críticos que permitan filtrar la información veraz de los bulos: de esa manera será más complicado que nos cuelen mentiras o medias verdades que han sido desmentidas en otras ocasiones”.
Los haters parecen optar por una red social favorita, y esta es Twitter, sobre todo porque al ser pública, estos comportamientos resultan más visibles. De todas formas, según Ángel Ramos, “en Facebook también han aparecido muchos grupos que se han dedicado a generar y publicar memes, vídeos y contenidos con una clara intención de polarizar y desinformar”. No obstante, se trata de un espacio más privado, al igual que WhatsApp, donde se comparte de forma más individual, por lo que la labor de los haters pasa más desapercibida. “No obstante, WhatsApp es una de las vías favoritas de los haters para difundir sus bulos y sus mensajes cargados de odio y prejuicios”, matiza.
Bullying y ciberbullying
Las deplorables prácticas de los haters resultan similares a lo que en la vida real es el bullying y que se refleja, sobre todo, en colegios y en institutos. La Fundación ANAR (ayuda a niños y adolescentes en riesgo) se encarga de evitar estas situaciones a través de sus líneas telefónicas (900 20 20 10) y de un canal de chat, todo ello atendido por psicólogos expertos en materia de infancia que trabajan en equipo con abogados y trabajadores sociales. De esta manera, se detecta, previene o interviene cualquier tipo de problemática que pueda presentar el menor.
Según el III Estudio sobre Acoso Escolar y Ciberbullying, uno de cada cuatro casos de acoso se produce en forma de ciberbullying y los casos atendidos son más violentos y perseverantes. Esta situación suele superar de media el año de duración y se sufre de forma diaria. Asimismo, el informe muestra que los varones y en grupo de entre dos y cinco personas, con una edad media de 13,5 años, son los que llevan a cabo estas acciones. Por su parte, las víctimas aseguran que los principales motivos por los cuales son acosadas en redes sociales son porque “le tienen manía”, por ser considerados como diferentes y por sus características físicas.
Belén Reguera, responsable de Formación de ANAR, apunta que existen ciertas señales que pueden indicar que un niño o niña puede estar sufriendo acoso escolar: “tiene cambios bruscos de estado de ánimo y actitud (apatía, está triste, llora fácilmente, bajo rendimiento, menos participativo…), no quiere asistir al colegio, presenta síntomas psicosomáticos (vómitos, cefaleas, insomnio…), con frecuenta su material escolar desaparece o aparece roto, tiende a aislarse, presenta algún tipo de herida o lesión…”. Por ello, cualquier adulto, que tenga cualquier sospecha de que pueda estar sufriendo acoso escolar, puede ponerse en contacto con la Fundación a través del teléfono de la familia y centros escolares (600 50 51 52).
“Desde la Fundación ANAR consideramos que ha aumentado la conciencia de este fenómeno, ya que existen talleres y campañas que trabajan para que todos los actores del acoso escolar tomen conciencia y empleen las herramientas necesarias para llegar a un objetivo común, que es erradicar el acoso escolar. Del mismo modo, pese a los avances, consideramos que queda mucho camino por recorrer y trabajo por hacer”, apostilla Reguera. De hecho, en los talleres analizan con el alumnado la presión de grupo, los valores que les oferta la sociedad para construir su identidad de adolescentes a través de la publicidad, las series de televisión, las películas, etc, que dificultan la convivencia, brindar elementos de análisis que permitan tomar conciencia de la responsabilidad y capacidad que tienen para poder prevenir y frenar situaciones de acoso escolar, entre otras cosas.
Por su parte, Accem también ha realizado talleres y formaciones en colegios e institutos, dando a conocer la campaña ‘Save a hater’ y ofreciendo herramientas para identificar y poner freno a los contenidos que busquen fomentar el odio o la discriminación. “También sensibilizamos contra el acoso escolar, especialmente contra el ciberbullying, ya que, además de concienciar sobre el uso responsable de las herramientas que ofrece el mundo online, también buscamos hacer ver las consecuencias de difundir estos mensajes y el riesgo de traspasar la línea del delito de odio, por lo que ya empezamos a hablar de algo jurídicamente punible”, subraya Ramos.