360gradospress se pone en contacto con el sector del videoclub para tomarle el pulso. ¿Internet ha dado la puntilla a este negocio? Según señalan los empresarios, el sector pasa por un momento clave de transformación y de reflexión. Sin dudarlo, apuntan con claridad al origen de todos sus males: las descargas ilegales.
Duranteaños han sido una de las ofertas de ocio más recurridas por jóvenes y mayorespara pasar una noche entre amigos o para el deleite propio. Aquel despistadoque no había acudido al cine a ver el estreno de una película siempre contaba después conel alquiler como una alternativa más económica a la compra. Durante lahegemonía del VHS en el mostrador abrían la caja de plástico para ver si habíasido rebobinada, y hasta la era del Blu-Ray ha sobrevivido una puerta que guardacelosa películas nada ingenuas.Estantes llenos de largas hileras ofrecen horas, días, semanas de cine, dehistorias, de bandas sonoras. Hoy la piratería según el sector se jacta con los1.500 videoclubs españoles quese esmeran en sobrevivir. Desde la Asociación de Empresas de Videoclubes(Aevídeo) que trabaja a nivel estatal, su presidente Jose Luis Carrera, explicaque “alquilamos mucho menos, de 2003 hasta hoy la caída del negocio es del70%.”, algo que,según señala,“no pasa en otros paísescomo Alemania porque allí se han seguidopersiguiendo las descargas ilegales”.
Carreraes tajante: “El videoclub no va a morir”. Va a depender de la pericia y del nivel comoempresario que tengamos en el sector, “nos tendremos que reiventar, no hay más remedio”,añade. Según explica, “hay uncamino que ya han tomado algunos empresarios, convirtiéndose en tiendas deocio, con otros productos relacionados con el cine o los videojuegos”.”Lo lógico es que nos miremos en el espejo de EE UU, Alemania oInglaterra”. Carrera comenta que en Alemania “en 2009 el mercado dealquiler en soporte físico ha crecido un 9%” y en EEUUotras empresas han apostado por nuevos formatos como los cajeros de películas quese pagan con tarjeta de crédito o la entrega de películas alquiladas adomicilio, que ha evolucionado en un negocio de descargas directas previo pago.
ParaEspaña la receta pasasegún Carrera,entre otras ideas, porapostar por el Blue Ray,ya que “somos uno de los países conmenos penetracion de la alta definición real, de 1080. Los videoclubs ofrecenuna tecnología punta que sólo ofrecen en este país la mitad de los cines.No esde recibo que te compres un equipo HD y veas la películas descargadas deInternet con malacalidad”.
¿Quéha ocurrido aquí?
Laprincipal causadel declive de estas empresas apunta hacia las descargas ilegales, que desdeesta asociación exigen a las administraciones que se prohíban. “¿Qué haocurrido aquí?-pregunta elresponsable de Aevideo-que el nivel de descargas ilegales en España es una barbaridad encomparacion con otros países”. Y sobre la piratería hace un inciso, puesasegura que en la sociedad hay mucha confusión: “Aquí por interesespartidarios de la gente se ha llegado a la situación actual, se han mezcladolas cosas. La SGAE tiene poco que ver con la piratería, pero se han conseguidocrear dos bandos: los internautas, que son la libertad de expresión; y laSGAE, quees el diablo. Y éste esun debate que no es real”.
Carrera apuntaque los cánones en España a la SGAE se pagan en el sector del video desde elaño 89. “En2001, unadirectiva de la Unión Europea obligaba a todos los países a imponer una seriede cánones.El PP en 2003 aplica el nuevo canon del DVD, dejando pendiente una parte, ladel soporte de grabación y en 2006 es el PSOE quien aprueba esta segunda parte,que poco tiene que ver con la pirateria ilegal, porque esta norma habla delderecho premitido a copia privada de un producto comprado”.
Respectoal resto de causas secundarias, siguen siendo a su juicio derivadas de la piratería, puesseñala que una de ellas es que “la gran mayoría de los empresarios hansido conservadores a la hora de reinvertir pensando que la situación mejoraría.Lo que ocurre es que no hemos podido ponernos al día porque nos llevan diciendoque esto se solucionaba en seis u ocho meses y esto se ha ido dilatando”.Además, señala, quelas películas hanperdido valor, debido “a lafacilidad de alcance“.
A piede calle
Mientrasque Carrera asegura que sagas como las de Crepúsculo atraen a lastiendas a mucha gente joven, incluso batiendo records de alquiler, Juan Rado,propietario de la cadena de videoclubs Broadway, indica que el perfil del cliente ha cambiado,conuna gran bajada de la clientela de entre 16 y 20 años. “Antes salían delcolegio y antes de llegar a casa pasaban por el videoclub. Ahora se cambian lascopias bajadas de Internet como si fueran cromos”. Rado ha tenido que despedir a150 trabajadores y cerrar gran parte de sus establecimientos. Explica que “no estoy en contra de lasdescargas, sino de que se haga ilegalmente”.
Unoscarteles de color amarillo fluorescente en su local animan a los clientes adejar de lado la piratería y “ser auténticos”. Señala que “la gentepuede tener derecho a descargar previo pago, son los derechos delconsumidor”.Explica que la ley debe prohibir la descarga ilegal y lograr devolver unescalonamiento del acceso a las películas, para que primero se expongan en el cine y pasado un tiempo se conviertan aotros formatos, comoel ofertado en el videoclub o las descargas legales, “puesahora la piratería permite ver un estreno el mismo día fuera de la sala“.
Futuro
Demomento el futuro de las descargas pasa por el Congreso de los Diputados, dondela llamada “Ley Antidescargas” impulsada por la ministra ÁngelesGonzález-Sindeespera ser aprobada o rechazada. De aprobarse, se contemplaría el cierre dewebs que ofrezcan contenidos piratas. Se esté a favor o en contra de lanormativa, lo que parece evidente es que se han sucedido en poco tiempo unagran cantidad de cambios tecnológicos y culturales, que han propiciado unanueva forma de consumir (legal e ilegalmente), una nueva cuestión a resolver en la sociedad española y una reflexióndel sector. En este último término, el presidente de Aevídeo nos lanza unapista posible, que todavía es un esbozo: “¿Y siel videoclub fuese el lugar al que acudes a por tu descarga legal?“.Quizá el sector renazca de sus cenizas o sea una víctima más de los cambiostecnológicos. La ecuación tiene entre sus ingredientes a las administraciones,los empresarios y los ciudadanos.
Carlos Juan Juan