La Rioja y Álava son reconocidas en todo el mundo por sus vinos DO, pero también, en la actualidad, por la creciente proliferación de bodegas destacadas por su sorprendente belleza arquitectónica, de cuyo diseño (o rediseño) se han encargado profesionales de la talla internacional de Santiago Calatrava o Zaha Hadid.
La región de los siete valles, como se conoce a La Rioja, es conocido, además de por la jota, por su vino, con la Denominación de Origen más antigua de España, la Calificada Rioja, y por sus viñedos, de los más importantes de Europa con una superficie de más de 60.000 hectáreas. De hecho, el gobierno regional trabaja desde hace cuatro años por conseguir que estos dos puntos de apoyo principales de la cultura de la zona sean declarados patrimonio mundial de la Unesco.
Un elemento esencial para ensalzar la tradición de la uva riojana como foco turístico han sido también sus más de 1.200 bodegas. Y no solo entendidas como lugar de producción de vino, sino como objeto de atención artística por la calidad arquitectónica que poseen muchas de ellas (la mayoría de reciente construcción), algunas localizadas en municipios del sur de Álava que beben de sus caldos.
Edificios que aparecen en mitad de enormes extensiones de viñedos para llenar de genialidad y grandiosidad de estilo contemporáneo el lugar bajo la firma de importantes arquitectos de calado internacional. Siete de ellas destacan por encima de las demás por la capacidad que tienen de absorber las miradas de quienes las visitan y su irresistible fotogenia.
Bodega Darien. Aunque permanece cerrada en la actualidad, este edificio del arquitecto riojano Jesús Marino Pascual invita a su visita exterior como monumento frente a su ex paisaje enológico. Construido en hormigón blanco y situado sobre una loma a escasos kilómetros de Logroño, capta la atención del visitante por sus planos inclinados y asimétricos, llenos de aristas, inspirados en los estratos de piedra arenisca de los taludes de la zona. Al ser una bodega poco elevada con paredes de color claro, estar rodeada por numerosos elementos industriales y transmitir una sensación de horizontalidad (las salas más grandes se excavaron bajo tierra), se integra a la perfección en el paisaje.
Bodega Viña Real de Laguardia. Anclada en la misma tierra, integrada en el Cerro de la Mesa, en la Rioja Alavesa, se erige esta monumental tina, construida en cedro rojo en 2004, de cerca de 30.000 metros, que logra fundir la orografía riojana en la propia construcción. Fue diseñada por el arquitecto francés Philippe Maziéres y sus tres edificios se definen por la luz natural, las cuevas excavadas para almacenar el vino y la tecnología puntera (con el uso de la gravedad a través de la instalación de la primera tolva vertical en España).
Bodega Baigorri. Este edificio, ubicado en la localidad alavesa de Samaniego, también se adapta a la topografía existente y desarrolla de manera armoniosa todo su programa bajo la superficie. Un lugar donde se puede contemplar cómo se desarrolla todo el proceso de elaboración del vino, gracias al minucioso diseño del arquitecto Iñaki Aspiazu. Como cara visible de su arquitectura se erige una linterna de cristal, cubierta de zinc, que se asienta en el terreno sobre muros de hormigón recubiertos por láminas de madera, que surgen del contacto con el terreno y lo protegen del soleamiento.
Bodegas Regalía de Ollauri. Localizada en un cerro en la parte alta de la Villa, un auténtico balcón con vistas al Valle del Ebro y la Sierra de Cantabria, a la Sierra de La Demanda y a Ollauri y sus viñedos, su estructura se integra en el paisaje (el 80% de su superficie está enterrada para aprovechar al máximo la gravedad en la recepción y transporte de la uva), con 80 hectáreas de viñedo, y cuenta con el sistema de elaboración más vanguardista de La Rioja y uno de los más avanzados del mundo.
Bodega López de Heredia. En la ciudad de Haro, capital de La Rioja Alta, y enclavado entre almacenes tradicionales y funcionales, se alza este peculiar edificio, que recibe cada día decenas de turistas, ávidos de buen vino y de capturar su arquitectura con sus cámaras. Se trata de un stand cuya cubierta diseñó la arquitecta iraquí Zaha Hadid, con motivo del 125 aniversario de la bodega. Lo que lo hace diferente de otros edificios destinados a la exposición de vinos y al servicio lúdico boutique es la forma de porrón de vino y su extravagante interior que envuelve a la construcción modernista original de 1910.
Bodega Ysios. Diseñada por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava, fue una de las primeras bodegas de autor que se construyeron (combinan producción, degustación y venta del vino producido) y está protegida por la Sierra de Cantabria. Un elemento icónico que, debido al tratamiento volumétrico de sus muros y su cubierta, crea una continuidad entre el espacio exterior y el interior a través del movimiento estático de los recintos. La cubierta de la bodega es el elemento fundamental del proyecto, cuyo material para el acabado de fuera es el aluminio natural, que contrasta con la calidez de la madera, además de optimizar las posibilidades dinámicas del edificio.
Bodega de Marqués de Riscal. Esta alabada arquitectura del archiconocido Frank Gehry es una yuxtaposición de prismas rectilíneos que, apoyados sobre tres columnas inmensas, parecen levitar sobre el suelo. El conjunto se encuentra envuelto en una infinidad de marquesinas de titanio de color rosa (como referencia al vino), oro (que simboliza la malla de las botellas) y plata (como la cápsula de las mismas). Las fachadas de piedra y los ventanales de madera se relacionan con los edificios del siglo XIX con los que linda y que aportan un alto contraste.
David Casas