Reinterpretación para vestir la ciudad condal

La arquitectura tiene la capacidad de combinar en un mismo espacio estética y funcionalidad para que el visitante que la contempla disfrute de su uso y, al mismo tiempo, se deleite de la emoción que le pueda transmitir su belleza. Esta semana 360 Grados Press se adentra en algunos de los diseños de uno de los estudios más emblemáticos a nivel nacional e internacional de Barcelona: EMBT.

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La presencia del agua caracteriza la vegetación de la zona. La vegetación se desarrolla siguiendo el carácter de las marismas cerca del mar y del lago, para ir creciendo en altura y en densidad hasta llegar a las calles colindantes. Se forma una serie de plazas. En esos lugares grandes vasos de cerámica se unen con la vegetación existente en algo parecido al jardín de una casa. Bancos, pérgolas, pavimentos cerámicos. Patinar, pasear, bicicletas. Es una gran superficie de agua en la que distintas fuentes, un salto de agua y la vegetación de los bordes permiten oxigenar el agua, para que sea un lugar de recreo“.

 

Así definieron los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliabue la idea que transmite una de las obras más significativas del estudio EMBT, Diagonal Mar, el tercer parque urbano más grande y uno de los más modernos de la ciudad de Barcelona. Fue, con su construcción en el cambio de milenio, de los últimos proyectos llevados a cabo por Miralles, cuyo legado se mantuvo intacto y presente en el trabajo de su mujer, y un claro y digno representante del estilo del diseño de la pareja, en el que la reinterpretación prima por delante de la mera figuración.

Simbolismo para hacer evolucionar una forma original (por ejemplo, la Casa Batlló, del tarraconense Antoni Gaudí, que representa, aunque no se vea a simple vista, la batalla de Sant Jordi y el dragón), asignarle un carácter propio en lugar de presentar una figura tal cual la pensamos, sin dar lugar a utilizar nuestra imaginación (por seguir con el mismo motivo, el impresionante dragón que recorre el puente de la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira).

 

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Entrar a Diagonal Mar supone dar un paseo por la Barceloneta, con las macetas a diferentes alturas o los mosaicos en el suelo propios del barrio marinero de la Ciutat Vella, referencias que recuerdan el pasado de una manera elegante y honorífica y que, al mismo tiempo, aportan un toque diferente al espacio o a la zona geográfica en la que se encuentra. “Quisimos representar una Barcelona que disfruta de sus plantas, gracias a su buen clima, y de su artesanía, con materiales preciosos como la cerámica; un lugar que te acoge como si estuvieras entrando en los patios de las casas llenos de vegetación y de arte“, explica Tagliabue.

 

Detalles que transportan al visitante a un espacio y a un momento muy concretos, aunque escapen a su ojo, como las siluetas de acero corten de los laterales de las macetas, que cuentan la historia del embarazo de la arquitecta. Un relato secreto y testimonial del proceso de gestación de su hijo, que hace un guiño a sus vidas, que supone un sello de identidad de su trabajo y que cambia según la perspectiva desde la que se observa. “Hay guiños en muchas de nuestras obras que la gente todavía no ha descubierto y que hacen que sean identificadas como tuyas, por ello tengo ganas de que lo consigan“, confiesa la arquitecta italiana.

 

Estas reinterpretaciones formales son un hilo conductor que sea mantenido, principalmente, durante la primera etapa de EMBT, la que recuerda la firma de Miralles y de la que forman parte, además, proyectos como el edificio Marenostrum, sede de Gas Natural en Barcelona, que recuerda al batir de las alas en vuelo de una mariposa, o el mercado de Santa Caterina, ubicado también en la ciudad condal, que se cubre con un lienzo de frutas.

 

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Sin olvidar tampoco que la arquitectura no solo debe recoger la estética, sino también la funcionalidad para que el consumidor que pasee por Santa Caterina, por ejemplo, lo haga pleno de la tranquilidad y de la felicidad que le puede transmitir el lugar mientras realiza sus compras. “En el pasado la iconicidad parecía una necesidad absoluta en la arquitectura hasta convertirse casi en una condena: si hacías algo reconocible, te podían tachar de superficial. Un edificio tiene que transmitir algo de emoción para que una persona se vea influenciada por el sentimiento que encuentra a su alrededor, pero desde el uso. Para ello, los arquitectos debemos generar confort, que todo funcione y sea cómodo, y belleza, que aporte referencias y produzca orgullo a quienes lo visitan“, valora Tagliabue.

Una estética, combinada con la practicidad, que en muchas ocasiones el estudio EMBT regala a través de lo que cuenta su emplazamiento o las capas que lo precedieron (superposiciones de plantas antiguas, eriales, etc.). La profesional de la arquitectura encuentra en la historia una ayuda para entender la situación y para planificar, ya que da razón de ser a la creación y una idea de cómo será el proyecto. “Los lugares nunca se quedan parados, sino que cambian y algunas capas vetustas permanecen debajo de otras; y esto lo sabes investigando y analizando su historia; facilita el establecimiento de una continuidad entre lo que ha pasado y lo que va a pasar“, concluye. 

Un estudio capaz de diseñar grandes construcciones a nivel internacional que dejan boquiabierto a quien las contempla, pero que también gustan de volver a su raíz, a la de su lugar de vivienda, Barcelona, para ayudar a narrar la vida en la gran ciudad y sus barrios de una manera cercana, confortable y que da pie a la imaginación.


@casas_castro

David Casas

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