Sitiado por la realidad

Algunos prohombres del capitalismo, sin lugar a duda alejados de la economía real, de la dura y fría calle, han comenzado a ver brotes verdes en nuestro país. Agarrándose a ese concepto, Peláez ha decidido esta semana disfrutar de sus propios brotes verdes, es decir, de las plantas de marihuana que tiene en la redacción.

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Quizás sea esa la única manera deafrontar una realidad obstinada en la que no hay más que recortes y recortes,tantos que su jefe le ha obligado a quitar hasta las bombillas de la redacción.Uno ya no sabe cuál puede ser la salida, aunque su jefe, confundiéndolo con uninspector de Hacienda, le invitó a fugarse con él a París. Quizás sea la mejoropción, pero de momento, nuestros héroes seguirán al pie del cañón, en unperiódico de provincias que, aunque sitiado por la realidad, continúa en pie.

 

Miércoles, 16 de octubre

 

– Pi piiii pi pipiiiii pi
– ¿Jefe?
– Pi Piiiiii Pi pi pi piiiiiii pi
– ¿Se encuentra bien?
– Le hablo en morse, Peláez.
– ¿Por qué?
– Leí en una revista en la peluquería que es importanteaprender idiomas.
– Pero si está usted calvo.
– Los sobaquillos, Peláez.
– Agrrr… De todas formas, creo que no se referíanal morse, jefe.
– ¿Ah no?
– Nó, lo importante ahora es aprender inglés ychino.
– ¿Nada de morse?…
– No es funcional.
– Pero es cultura, Peláez, ¿no querías cultura?
– Bueno, eso no se lo puedo negar…
– Y los pitidos molan que te cagas ¡piiiii pipiiiii pi piiiii pi piiiii
– Creo que no sabe lo que dice, jefe.
– Me ha pillado.
– No tiene ni idea de morse, ¿no?
– Ni pajolera, hijo. Pero es que me aburro como unaostra.
– Hay un periódico que hacer.
– Uf, sólo de pensarlo me entra una pereza…
– Tranquilo, la verdad es que lo hago yo todo.
– ¿Y yo qué hago aquí todo el maldito día entonces?
– Cinco comidas y tres siestas.
– Hostia, qué guapo.
– Pues sí.
– Tráigame el almuerzo.
– Marchando
– Piiiiiii pi piiiiii!!!!

 

Jueves, 17 de octubre

 

– ¿Qué le pasa,Peláez?
– Tengo fiebre, estoy sudando, me duele la barriga.
– ¡Ay, el amor!
– Creo que es gripe, jefe.
– Recuerdo cuando era joven, sentir esas mariposas enel estómago…
– He estornudado doscientas siete veces esta mañana…
– ¡Ay, la primavera!
– Estamos en otoño…
– ¡No piense en el final, Peláez! ¡Piense en elahora!
– Pienso que me voy a ir a casa…
– Lo siento, pero no puedo permitírselo…
– El médico me dará la baja, jefe…
– Un curandero celestino, ¿eh?
– Un doctor como dios manda.
– Mire, ya verá a su amada a la salida…
– Si nunca me deja salir.
– Envíele epístolas de amor.
– ¡Que no estoy enamorado!
– ¿Solo le interesa el sexo, Peláez?
– ¡Estoy enfermo!
– No es para tanto, es un vicio como otrocualquiera, mire, yo fumo estos puritos…
– Me voy.
– Si sale por esa puerta no volverá a entrar.
– ¡Plum!
– ¿Peláez?
– …
– ¿Peláez?

 

Viernes, 18 de octubre

 

– Hola
– Adiós
– ¿Se va, jefe?
– ¿Cómo lo sabe?
– La maleta, el abrigo, el billete, el bocadillo.
– Sagaz como pocos, Peláez…
– Ya ve…
– Pues sí, voy a salir un poco antes hoy.
– Si acaba de llegar.
– Quería revistar unos correos solamente.
– No ha encendido el ordenador.
– Mirar unos papeles, quería decir.
– No tiene papeles sobre la mesa.
– Coger unos documentos en la caja fuerte.
– Solo tiene telas de araña.
– ¡Está bien, joder! ¡Vine a por la petaca! Glup
– No debería beber, jefe.
– Es que tengo miedo a volar.
– Ese billete es de tren.
– ¿Es usted un maldito detective?
– Me preocupo por usted.
– Ya veo ya… Bueno, nos vemos el miércoles, felizpuente.
– No hay ningún puente, jefe.
– No sea tiquismiquis, hombre.
– Está bien, haga lo que quiera.
– Usted también.
– ¿Puedo descansar el domingo?
– Ni lo sueñe.
– Está bien…
– Adiós.
– Adiós.

 

Lunes, 21 de octubre

 

– Buenos días,Peláez.
– Buenos días, jefe, je je je…
– ¿De qué se ríe?
– ¿Yo? ¡De nada! Je je je je…
– ¿Ah no? ¿A qué huele aquí?
– A incienso, lo trae usted de la misa del domingo… jeje je je…
– Ya no voy a misa, Peláez.
– ¿Ah no? Je je je je…
– No, con los recortes ya no da ni hostias ni vino,así que no me interesa.
– Cómo es usted… je je je je…
– ¡Peláez! ¿Qué planta es esta?
– Son los brotes verdes, jefe, han vuelto je je jeje…
– ¿Es marihuana?
– Ummmm… eso parece… je je je je je…
– Esto no es serio, Peláez…
– Es terapéutica, jefe… para el dolor del fracasoje je je je…
– ¿Funciona?
– Diría que sí… je je je je…
– Pues comparta, ceporro…
– Aquí tiene je je je je… fume… fume…
– Está rico…
– Lo sé… je je je je…
– Je je je…
– Je je…
– Je…
– Je je…
– Je je…

 

Martes, 22 de octubre

 

– ¡Peláez! ¡Vengaacá!
– Estoy aquí, jefe.
– ¿Dónde?
– Arriba, quitando las bombillas de la lámpara.
– ¿Por qué?
– Usted me lo acaba de pedir, para ahorrar.
– ¿Y cómo vamos a ver?
– Rezaremos porque haga sol.
– ¿Y por la noche?
– Usted nunca está aquí por la noche.
– ¿Y dónde estoy?
– En el Amazonas.
– Es cierto… es el neón, que me atrapa.
– Otras cosas le atrapan, jefe.
– Ji ji ji… Bueno, ¿alguna novedad?
– Nada especial, jefe, la vida sigue siendo unamierda.
– Se refiere a la suya, ¿no?
– Sí.
– Qué susto.
– Podría compadecerme.
– Podría.
– Aunque mis antiguos compañeros están peor.
– ¿Enfermos?
– En el paro.
– Dígales que vengan, les haré una entrevista.
– Si fue usted el que les echó.
– No joda… La verdad es que soy un capullo.
– Usted lo ha dicho.
– Pronto seré una gran flor…
– Pufff… Bueno, ya he quitado las bombillas, ¿quéhago con ellas?
– Véndalas con el periódico de mañana.
– Es cutre, jefe.
– No hable así, que lo escribe usted.
– Me refiero a vender bombillas usadas.
– Envuélvalas bonito.
– Ni así…
– Nadie se dará cuenta.
– No se puede engañar a la clientela.
– Claro que podremos, solo hay que intentarlo.
– Brrr…
– Yeahhh…

 

Miércoles, 23 de octubre

 

– Buenos días,Peláez.
– Buenos días, jefe.
– Está lloviendo.
– Lo sé.
– Salgamos afuera.
– ¿Para qué, jefe?
– Me gustaría besarle.
– ¿Cómo dice?
– Dicen que nunca te han besado si no te han besadobajo la lluvia en París.
– No estamos en París, jefe.
– ¿Y por qué ese de ahí habla tan raro?
– Es un gato.
– Ah… ¡Vayámonos a París, Peláez!
– ¿Y el periódico, jefe?
– ¡Llévelo! Puede leerlo en el avión.
– Es que tengo que escribirlo.
– ¡También! Puede hacer el crucigrama si no hayturbulencias.
– El periódico de mañana, jefe.
– No me pida eso… no puedo viajar en el tiempo,Peláez…
– Me refiero a escribir el periódico que saldrámañana, como cualquier periodista.
– No sabía que era usted periodista…
– Lo soy, jefe, y usted.
– ¿Yo?
– Sí, aunque ahora ya no ejerce, solo ordena.
– Periodista…
– Sí, jefe, y esto es una redacción.
– ¿No es una delegación de Hacienda?
– No
– ¿Seguro que no es usted un inspector?
– Seguro.
– ¡Pues que le bese su padre!


Los cables de lasconversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en laredacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario enla página oficial en Facebookde 360gradospress.

La foto es de Marga Ferrer.

David Casas

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