La moda que abraza la sostenibilidad

Pocas personas saben, por ejemplo, que la fabricación de una camiseta de algodón requiere un consumo de 2.700 litros de agua. Esta semana en 360 Grados Press nos hemos aproximado a un sector del mercado que no sólo persigue concienciar al gran público acerca de datos como éste, sino también ofrecerle una alternativa para que disfrutar de ropa y complementos no comprometa la supervivencia del entorno.

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Coser un botón es un acto más profundo de lo que comúnmente se cree, yaque puede comprender una transformación social. O, por lo menos, así loconciben las personas que el próximo sábado 26 de octubre van a darse cita en la Plaza de Pontejos de Madrid.En concreto, ello responde a la llamada Revoluciónde las agujas, un encuentro que pretende enseñar las posibilidades quetienen las prendas, así como invitar a la reflexión sobre el actual modelo deconsumo. Pero lejos de ser una mera acción puntual y local, esto representa unsíntoma de una corriente más general, la cual va ganando adeptos poco a poco:la de la moda que abraza la sostenibilidad.

 

La prenda más verde es la que yaexiste“, afirma Gema Gómez. Ellaes la fundadora de Slow Fashion Spain, entidad queestá detrás de la convocatoria de dicha jornada y que conoce de primera mano‘la cara B’ de esta industria. En sus palabras: “Ser diseñadora me ha permitido ver el lado oscuro del sector textil,así que me decidí primero por crear una marca ecológica, pero con ello descubríque era muy difícil tener acceso a información al respecto, por lo que di elsalto con la creación de Slow Fashion Spain“. Con todo, esta plataforma,que en septiembre cumplió dos años de recorrido, cimienta su actividad en trespilares: formación, divulgación y fomento del trabajo en equipo en la cadena deproducción.

 

Justamente, estos aspectos fueron las principales dificultades que Eva García encontró al crear Ecoology,una marca de moda ecológica que se gestó hace tres años con la intención derespetar tanto el medio ambiente como las personas que forman parte del procesode fabricación. Servirse de materiales naturales y de pequeños talleresnacionales es la clave de su funcionamiento. “Creemos que la moda puede ser sostenible y que cada prenda puede teneruna historia bonita que contar. Estamos viviendo un momento de cambio muyprofundo y cada vez somos más los que creemos que se pueden hacer las cosasmejor, sin que nadie sufra para que llevemos una camiseta de cinco euros, sinla explotación y la miseria que provocan las grandes marcas en los países dondese produce la ropa que llevamos“, explica.


Mejor que elreciclado: upcycling

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Uno de los fundamentos de la moda sostenible es el reciclado, un ámbitoque ha evolucionado hasta el punto de, por ejemplo, poder fabricar actualmentetrajes de baño a partir de redes de pesca. De hecho, ésta es una de las muchascreaciones que Javier Goyenecheofrece con Ecoalf, una “marca con alma” que ve materia prima donde otras personas sólo venresiduos. Aunque gran parte de su trayectoria se escribió en la firma Fun&Basics, Javier concibió el nacimientode su hijo como el momento idóneo para abandonar la industria convencional ydar el salto a lo “ecosostenible“.Así, hace cuatro años puso en marcha este proyecto, el cual ya ha logradoasentarse en el mercado internacional – lo cual evidencian sus colaboracionescon las tiendas Apple o con CoolHunting, entre otras entidades – y cuyos productos presentan unporcentaje de reciclado siempre superior al 60%.

 

No obstante, más allá del problema de localización de proveedores comúna todas las iniciativas de este tipo, en este caso existe también una “barrera psicológica” a salvar. “Cuando se piensa en algo reciclado se tiendea relacionarlo con algo peor que lo original, pero nosotros desarrollamosproductos que entran por la vista, que tienen diseño, y que presentan lasmismas cualidades que cualquier otro. Por eso, compartimos muchos vídeosde nuestros procesos de fabricación. Estoy seguro de que si rompemos eseprejuicio, entre dos prendas bonitas y de precio similar, una reciclada y otrano, la gente cogería la reciclada“, afirma Alfonso Pérez, director de e-commercey marketing online de esta marca. En definitiva, Ecoalf está llevando a la práctica el upcycling, un término anglosajón que cada vez se usa con másfrecuencia y que se refiere al proceso de mejora de los desechos, dando lugar aproductos de mayor calidad que los iniciales.

 

La ropa de temporadapodría tener los días contados

La sostenibilidad que se defiende con este concepto de la moda estáestrechamente relacionada con la duración de las prendas y de los complementos.Así, las firmas de este bando de la industria luchan conjuntamente contra esaextendida norma tácita de que el armario debe ser actualizado en cada cambio detemporada. “Hay que educar a comprarmenos y de más calidad. Comprar con cabeza productos que nos duren más y quecumplan las expectativas. Se está viendo un cambio en este sentido, ya que pormuchos años hemos gastado dinero en comprar productos de muy baja calidad deusar y tirar y, ahora que el cinturón aprieta, tenemos que informarnos mássobre el producto, dónde está hecho, de qué está hecho y qué valor aporta a nuestrodía a día“, apunta Eva García al respecto. Se trata, precisamente, de laconcepción que la diseñadora británica Kate Fletcher acuñó en 2007 y que hadado nombre a la plataforma de Gema Gómez: la SlowFashion.

 

El cambio pasa porel consumidor

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Sin duda, el esfuerzo por desarrollar una moda más respetuosa con elentorno en todos los sentidos depende de la respuesta del público, el cualtiene el poder de premiar o castigar la sostenibilidad con su decisión final decompra. En este punto se origina un particular círculo vicioso, pues se precisade una mayor conciencia en el consumo para que los conceptos barajadosanteriormente calen, así como también éstos deberían estar más generalizadospara fomentar una ética. En cualquier caso, un breve ejercicio de reflexiónpodría ser un primer paso hacia la sostenibilidad. “Si la gente tuviese un flashback cada vez que toca una camiseta decuatro euros y pudiese ver cómo se ha trabajado la tierra, cuánto ha costado eltransporte de esa mercancía, cuántos residuos ha generado su fabricación, etc.,seguro que se pararía a pensar“, argumenta la fundadora de Slow Fashion Spain. “No nos engañemos, si es tan barato es porque alguien está pasando hambre y trabaja en condiciones infrahumanas“,completa su homóloga en Ecoology.

 

¿Futuro a la vista?

Los entrevistados coinciden al detectar que lo ecológico está de moda deun tiempo a esta parte en muchos ámbitos de la vida, lo cual está jugando unpapel en su favor. Además, las experiencias de otros países invitan a pensarque ello podría sembrar una suerte de semilla en la sociedad. “En España todo está muy condicionado por lacoyuntura económica. De hecho, había una pendiente creciente en el sector hasta2008. Pero fuera la tendencia es imparable. Nos sacan unos años de ventaja, peronosotros somos muy optimistas al respecto“, declara Alfonso Pérez. Noobstante, con vistas a cumplir este pronóstico, la cultura de la sostenibilidaddebería regarse de continuo, pues todavía queda mucho por andar. “Hay una nueva generación muy concienciada ycon las ideas muy claras, pero sigue habiendo gente a la que le importa muypoco la repercusión que tiene cada decisión de compra. Si pensamos sólo en elprecio y el ahorro inmediato, sin tener en cuenta el coste a largo plazo ni lasconsecuencias a nivel humano y de recursos, ¡estamos abocados al desastre! Lainformación y la educación juegan un papel clave en este sentido“, concluyeEva García.


@LaBellver

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