Un pedazo de Cuba cada domingo

360gradospress se adentra en la fiesta 'Matinée', con la que 'Andresito Meteoro' ameniza las tardes dominicales en un pub valenciano. Una alternativa cultural diferente, la de sumergirse por unas horas en las calles de Cuba y disfrutar de su música, su arte y su gastronomía.

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Respira Valencia mucho aire cubano. Al cobijo de la famosaluna de Valencia, abren sus puertas cada fin de semana un considerable númerode locales que ofrecen a sus clientes salsa cubana y mucha diversión. El éxito escada vez mayor. Pero faltaba algo. Melchor Fortea, dueño del Pub Privé (C Buen Orden, 31), tenía una inquietud. Recurrió a Martínez Andrés,un cubano polifacético, en busca de consejo.


Más conocido como ‘Andresito Meteoro’, éstehabanero camaleónico de sonrisa interminable, DJ, corista de algunas de lasmejores voces de la isla, como Celia Cruz o Isaac Delgado, miembro del grupocubano Son del Barrio, productor demuchos de los espectáculos de los grupos cubanos de moda en Valencia, lo tuvoclaro desde un principio. “Se me ocurrió la idea de Matinée, de acercar Cuba a Valencia. Un lugar donde los domingospor la tarde se pueda picar comida cubana mientras se escucha música endirecto. Había que conseguir hacer ver a la gente que hay vida después del ciney las paellas de los domingos”.


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Junto a Martínez Andrés se implicó en elproyecto el reconocido trombonista cubano Julio Montalvo, que en 2010 sacó al mercado su primer disco, “Madre Tierra”, unafusión de ritmos afro-cubanos en perfecta sintonía con las nuevas tendencias deljazz moderno. Junto a Sergio Pereda y Sergio Riera son los encargados de ponerla música en el local. A ellos se suman los miembros de Son del Barrio y,cuando el ambiente se anima, cualquiera que desee acercarse al improvisadoescenario a cantar o recitar una poesía. “Esto es un grupo de amigos delmundo de la salsa, el son, el jazz. Se trata de que vengan profesionales,amateurs, músicos, artistas a un lugar donde poder cantar. No es un karaoke, esmúsica en directo donde poder compartir y mezclar estilos”, afirma Montalvo.


Compartir es la clave de lo que se ha bautizado comodescarga cubana. Cada semana, desde su espacio en Facebook, los organizadoresde La Matinée invitan a todos losmúsicos que lo deseen a unirse a ellos con sus instrumentos, sus partituras, suvoz. “Esto es para todo aquel que tenga inquietud. El objetivo es que todosparticipen y mezclemos estilos”, comenta Martínez Andrés. El mensaje también vadirigido a los que puedan aportar fotografía y vídeo sobre Cuba. El objetivo esque al entrar en el pub uno sea capaz de abstraerse y viajar hasta la islacaribeña sin necesidad de embarcar en avión.


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Una vez dentro, comenzado el espectáculo, sólo se echa enfalta el humo de los habanos. La luz rojiza que inunda el escenario nos conducea otros tiempos, a La Habana de Ibrahim Ferrer, Rubén González, Eliades Ochoa,Omara Portuondo o Compay Segundo. Sólo hay que dejarse embriagar por eldelicado trombón de Julio Montalvo, al que se unen la percusión, el bajoeléctrico, el hermoso sonido del piano, el güiro y la clave, para viajar en elespacio y en el tiempo. Una mezcla de sonidos sin parangón para deleitar a lospresentes con boleros, con son, con jazz. “La gente piensa que en Cuba sólosabemos hacer salsa”, bromea un cubano que se ha animado a subir al escenario acompartir su excelente voz.


También hay turno para la salsa, por supuesto, a la que sesuman los presentes con sus palmas mientras los cantantes, Martínez Andrés a lacabeza, improvisan las letras en función del momento, haciendo partícipe a todoel público, que colabora intentando no desentonar. Es un momento de auténticacomunión, con los artistas disfrutando en el escenario mientras losespectadores se dejan llevar por el momento y empiezan a bailar salsa encualquier punto del pequeño local. Pura Cuba.


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El descanso es un buen momento para disfrutar de lagastronomía cubana. Tamales, pan con lechón, tostones y mariquitas. Bocadosexquisitos típicos de la dieta de Cuba con los que amenizar la espera. Unosminutos más tarde la tenue luz rojiza volverá a reinar en la sala y,ensimismados ante las deliciosas melodías procedentes del escenario, todos lospresentes volverán a viajar hacia Cuba, hacia el Buena Vista Social Club de losaños ’40 donde, como ahora en La Matinée delos domingos, no había mucho dinero para ganar, pero se tocaba porque realmentese amaba la música.

Carlos Juan, Manila

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