De Madrid al cielo

La exposición ‘Mitologías en los cielos de Madrid’ del artista visual Antonio Bueno, que acoge el Centro Cibeles de Cultura y Ciudadanía, actual edificio del Ayuntamiento de Madrid, fue la excusa perfecta para, durante un día, abandonar el ajetreo de las calles de la capital española. Esta es la historia de cómo un día de exposiciones llevó a 360 Grados Press de Madrid al cielo.

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En plena Plaza Cibeles, el nuevoedificio del Ayuntamiento de Madrid, antigua sede de Correos, alberga también elCentro Cibeles de Cultura y Ciudadanía, que en la actualidad muestra al públicocuatro proyectos expositivos de siete artistas que miran a la capital españoladesde la fotografía. En pleno corazón del Paseo del Arte madrileño, apostamospor subir hasta las alturas de la mano de Antonio Bueno y sus ‘Mitologías enlos cielos de Madrid’.


En la exposición, muy influenciadapor las secuencias a vista de pájaro que ofrecen Blade Runner, de Ridley Scott,y Cielo sobre Berlín, de Wim Wenders, de las ciudades de Los Ángeles y Berlín respectivamente,Antonio Bueno enfoca su cámara hacia las grandes figuras que coronan losedificios más emblemáticos de la capital. Seres mitológicos, alegorías, figurasde guerreros, dioses…Todos ellos, desde su más absoluta inmovilidad, oteandesde sus atalayas el vasto horizonte que se extiende a sus pies. La inmensidadde una ciudad que parece no acabar nunca.


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Las preciosas vistas de Madrid, laperspectiva de la ciudad desde las alturas que ofrecían las instantáneas delfotógrafo madrileño, nos animaron a subir unas cuantas plantas más paraacercarnos al cielo. En el propio edificio del Ayuntamiento, construido en 1918, existe la posibilidad de ascender hasta una de sus partes más altas.Allí, en grupos de unas quince personas y durante no más de quince minutos, unopuede admirar, desde una posición privilegiada, la avenida que lleva de PlazaCibeles hasta el inconfundible edificio Metrópolis, para después ampliarnuestro campo de visión por encima de los tejados de Madrid, que se expanden deforma infinita ante nuestra mirada.


Extasiados por las vistas, losquince minutos de rigor pasaron volando y cuando nos quisimos dar cuenta elvigilante de seguridad ya tiraba de nosotros para dar paso a otro grupo devisitantes. No nos había dado tiempo a saborear el cielo de Madrid, así que alatardecer decidimos volver a acercarnos a él desde la terraza del edificio delCírculo de [Img #15615]
Bellas Artes. Aquí, sin límites de tiempo, sentimos el roce delcielo madrileño. Es posible que existan vistas mejores de la ciudad, peroseguramente ninguna provoque una impresión similar a la que produce la terrazadel Círculo de Bellas Artes cuando el ascensor abre sus puertas y ante ti, atus pies, queda la inmensidad de la ciudad.


Decenas de personas aprovechan elatardecer para tomar algo en el restaurante habilitado en la terraza. Parejasde enamorados y turistas se agolpan ante las barandillas para captar la mejorimagen de la ciudad. Ante ellos, lejos del mundanal ruido, del caos y eltráfico de la calle, se extiende una ciudad cuyos sonidos nos lleganamortiguados y cuyas calles forman un enigma difícil de descifrar. Entre ellasy las alturas nos hayamos nosotros mientras cae el sol sobre la capital. Enpleno tránsito de Madrid al cielo.

@acordellat

Laura Bellver

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