Unos se quedan, otros se van

Peláez daba por hecho, el pasado viernes, que su jefe había comenzado ya las vacaciones y lo imitaba en su despacho cuando el susodicho entró hecho una furia. Y es que el ínclito director del periódico provinciano afirmaba irse siempre en agosto, como el vencejo común.

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El caso es que no ha sidouna semana fácil para Peláez y menos lo será aún el mes de agosto ya que sequedará en la redacción escribiendo con ambas manos y pies y contestando elteléfono con la nariz. Por desgracia, al encontrarse a solas, no podrá hablarcon nadie y no nos llegarán cables de sus diálogos hasta septiembre.


 

 


Jueves, 26 de julio

 

–¿Sabe dónde estuve ayer, Peláez?
– ¿En el Amazonas?
– No.
– ¿En el Huracán?
– Hace años que no voy por allí, Peláez.
– Fue la semana pasada, jefe.
– Qué despacio pasa el tiempo.
– ¿Dónde estuvo, entonces?
– En el teatro.
– ¿Qué fue a ver?
– Algo contemporáneo, pero no lo comprendí. Se veque yo soy de otra época.
– ¿Por qué lo dice?
– Iban desnudos, no hablaban, se movían comogrullas, eructaban.
– Vamos, que no le gustó.
– No, y además, carísimo.
–¿Cuánto costaba la entrada?
– Gratis, Peláez, soy director de un periódico deindudable declive pero notorio pasado, no pago por nada.
– ¿Entonces?
– Les tiré un kilo de tomates…
– ¡Caramba!…
– Y raf…
– ¡Uf!
– Sí, Peláez, la cultura está por las nubes.

 

Viernes, 27 de julio

 

–¿Pero qué cojones hace ahí, Peláez?
– Uy, jefe, disculpe.
– ¿Se puede saber por qué está sentado en mi sillón dormitando con los piessobre la mesa?
– Pensaba que se había ido ya de vacaciones, jefe.
– ¿Vacaciones?
– Sí, claro.
– Yo solo me cojo vacaciones en verano, Peláez.
– Hoy es 27 de julio, jefe.
– ¡Hostias!
– ¿Se le había olvidado?
– Tengo muchas cosas en la cabeza.
– ¿Problemas?
– Caspa a dolor.
– Ya veo…
– Bueno, lárguese a escribir o lo que sea que haga.
– ¿Entonces no se va a ir, jefe?
– En agosto, Peláez, como el vencejo.
– Menudo pájaro es usted.
– ¿Cómo ha dicho?
– Nada, nada…

 

Lunes, 30 de julio

 

–¡Peláez! ¿Qué le pasa? ¿Qué hace con tal cabreo?
– Elimino las cookies, jefe.
– ¿A sus cuquis? ¿Pero cuántas amantes tiene, bribón?
– No, jefe cookies. ce o o ka i e ese.
– ¿Qué va de Urdaci por la vida?
– Lo siento…
– Cookies… cookies… me suena…¿Se refiere a las galletas? ¡Peor aún! Démelas amí, cenutrio, que me pongo tibio.
– No, hombre, información que queda almacenada sobre lo que busco en mi ordenador.
– ¿Dónde queda almacenada?
– En la nube.
– No se preocupe por eso, está despejado.
– Quiero decir en servidores de empresas depublicidad.
– ¿Habla usted chino, Peláez?
– No.
– Pues la parece. No le entiendo ni jota.
– Nos controlan, jefe. Saben lo que nos gusta, loque compramos e, incluso, lo que pensamos.
– Ya veo… Entonces tenemos que disimular ¿no? Paraengañarlos, digo.
– Es una posibilidad.
– A partir de ahora hablaremos en clave, Peláez.
– Como quiera, jefe.
– Reportaje es parchís, whisky es fuente y jugar esescribir ¿de acuerdo?
– Si usted lo dice…
– (gritando) ¡Y ahora, Peláez, empecemos esereportaje en mi despacho, tráigase su fuente!
– Captado, jefe.
– ¡Vamos, Peláez, que me muero de ganas deescribir! Je je je je… qué listo soy, carajo…

 

Martes, 31 de julio

 

–¿Qué hace, Peláez?
– Reescribo, jefe.
– Es usted la releche. Venga, acérquese.
– ¿Qué quiere?
– Tengo grandes planes para usted, Peláez.
– ¿De verdad?
– Por supuesto, ¿ve eso?
– Son mis pies, jefe, claro que los veo.
– Este verano le dejaré escribir también con ellos,¿me oye? Será el primer periodista podal de la historia.
– No sé si sabré, jefe.
– Aprende usted rápido, Peláez, lo comprobé cuandovi cómo había dejado el suelo de la redacción, brillaba como este piño.
– ¿Es de oro?
– Plástico dorado.
– ¿Y qué más quiere que haga, jefe?
– Le pondré un botoncito aquí, en la mesa, para quepueda responder al teléfono con la nariz.
– No podré con todo, jefe…
– Claro que sí hombre, confíe en sus posibilidades.Además, tengo que dar vacaciones a los demás o se me amotinarán.
– ¿Y qué recibiré yo a cambio?
– Le doblaré el sueldo.
– No cobro, jefe.
– ¡Está bien, está bien, se lo triplicaré!
– Lo que usted diga, jefe…
– Nos vemos en septiembre, Peláez.
– Hasta septiembre, jefe.

 Los cables de las conversaciones que mantiene Peláez con su jefe (#Pelaezleaks) en la redacción de un periódico de provincias los puedes encontrar a diario en la página oficial en Facebook de 360gradospress

G.Casanova

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